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Xabi López-Aróstegui: Una cuestión de tiempo
Encontró al baloncesto en un parque mientras seguía los pasos de una pasión familiar. Su talento despuntó desde que comenzó a competir y pronto captó la mirada del Joventut de Badalona. Hoy, una década después de su llegada, se ha convertido en estrella del conjunto verdinegro y en una de las más firmes realidades del panorama actual. La historia de Xabi López-Aróstegui es una cuestión de amor, paciencia y confianza
  

No hay ni más grande ni mejor cancha de baloncesto que el parque. Puede ser que el aro se pinte de cobrizo óxido por el paso del tiempo, que el irregular cemento provoque desequilibrios y que el sonido del balón al besar la red sea una cuestión de imaginación. Todo ello, sin embargo, no resta ni un ápice de la magia que envuelve jugar y descubrir en él la pasión por el deporte de la canasta.

Xabi López-Aróstegui es uno de tantos jugadores que encontró el encanto del baloncesto a partir del inocente acto de jugar en la calle. Él lo hacía en la canasta que había debajo de su casa. Ahí solía entrenar en compañía de Jon, su hermano tres años mayor, y Rafael, su padre. Junto a ellos todo era más divertido e inocente porque jugar con la familia siempre fue un lugar de refugio y un atractivo reto donde equilibrar progresos. “Jugábamos con mi padre y, claro, al ser grande abusaba un poco cuando el partido se apretaba. Trataba un poco de amarrar para ganar, pero conforme pasaron los años y fuimos siendo más competitivos quizá sí hubo un poco de pique pero siempre sano. Nunca acabó mal la cosa, vaya”, dice con una sonrisa.

El baloncesto y la familia siempre fueron unidos de la mano en la vida de Xabi quien confiesa que “mi primer partido de baloncesto es porque les faltaba un jugador al equipo contrario de mi hermano. Hicieron un chanchullo y jugué contra mi hermano”.

Formado en el Colegio Claret Askartza, pronto comenzó a destacar y sus años de infantil los pasó en el Club Baloncesto Getxo. Ahí confirmó el talento que detectaron en minibasket y ni la exigencia de sus entrenadores ni el afán por templar sus impulsos ofensivos contuvieron su exuberancia baloncestística. “Por así decirlo, creo que tenía de todo un poco: creo que tenía talento, podía tirar o jugar un uno contra uno… Como se dice cuando eres pequeño, tenía maneras. Luego hay mucho trabajo detrás y mucho trabajo físico porque es una condición básica. Sin físico puedes llegar a unos mínimos, pero creo que el baloncesto se ha convertido en un deporte muy físico y es necesario. Yo creo que tardé un poco en desarrollarme, pero también es una faceta que he ido mejorando año tras año”, recuerda el ahora jugador del Club Joventut Badalona.

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La química creada dentro del equipo llevó al conjunto vasco a participar en el Campeonato Infantil de España de 2011, un hito clave en la carrera de Xabi pues fue cuando Jordi Martí lo fichó para el Club Joventut Badalona. La entidad verdinegra ya le había tanteado tras el campeonato autonómico celebrado a comienzos de año en Córdoba y le invitó en marzo para conocer junto a sus padres la ciudad y las instalaciones del club. Tras el torneo de clubes celebrado en Lanzarote a la propuesta verdinegra se le unió la de Estudiantes (curiosamente los dos finalistas de aquella edición pusieron sus ojos en él), aunque siempre la oferta del Joventut fue la primera opción.

La primera impresión rara vez es equivocada y la de Jordi Martí no lo fue durante el torneo autonómico. Al verlo jugar un pensamiento se instauró en su interior: “jugador Penya”, confiesa. “Perfil largo, espigado, con proyección… de estos tapados que sabemos encontrar nosotros y que nadie le hizo caso en el Campeonato de España”, asegura. El actual director deportivo de la entidad señala que Xabi “jugaba en Getxo y estaba muy escondido, pero que supimos encontrar”.

"Estábamos cenando y en un momento me dijeron que cerrase los ojos y me enseñaron la tarjeta que les había dado Jordi Martí. Me contaron lo que habían hablado y yo me quedé pasmado."
López-Aróstegui

Ahora todo dependía de lo que la familia y Xabi decidiesen. Como siempre en estos casos hubo muchos pensamientos, muchas ideas cruzadas buscando el mejor porvenir del chico y todo ello se condensó en el momento en el que Xabi se sentó junto a sus padres y escuchó la propuesta que cambió su vida. “Fue un momento muy especial del que me acuerdo perfectamente. Estábamos cenando y en un momento me dijeron que cerrase los ojos y me enseñaron la tarjeta que les había dado Jordi Martí. Me contaron lo que habían hablado y yo me quedé pasmado”, nos cuenta.

Desde entonces han pasado 10 años, media vida del joven alero que ya ha echado raíces cerca del Mediterráneo. Una transición para ser jugador profesional que ha tenido momentos complicados por las lesiones, pero en la que no recuerda malos momentos pues siempre sintió cerca el calor de su hogar y el apoyo de la gente del club que, poco a poco, también se ganaron formar parte de su familia.

Una satisfacción que es mutua pues el propio Jordi Martí reconoce sentirse orgulloso de la trayectoria que ha recorrido el joven niño de 13 que conoció. “Ha sido un proceso muy bonito que, además, yo he vivido con él en todas las etapas. Es de estos jugadores que he vivido desde la captación, el crecimiento como jugador de formación, con lo que significa compartir estudios con su familia, compartir varias cosas y ahora comparto su llegada a la élite y su renovación… y espero renovar más contratos con él. Por todo ello, es un producto total que siento muy Penya y muy mío”.

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BAJO LA ATENTA MIRADA DE LA EXPECTATIVA

Desde joven, su nombre siempre estuvo en la mente de todos como gran proyecto de jugador, su primera concentración con las categorías de formación de España llegó con 14 años y en 2013 demostró que las expectativas creadas no iban mal encaminadas. Él era uno de los referentes de un equipo donde también destacaban Sergi García (MoraBanc Andorra) o Santi Yusta (Lenovo Tenerife) y que, pese a la ausencia de Jonathan Barreiro (Casademont Zaragoza), partía como uno de los favoritos a ganar el Europeo U16 de Kiev… hasta una semana de empezar.

“Teníamos una selección muy potente porque habíamos ganado los torneos que se habían celebrado antes: el BAM, el de la Amistad y el de Íscar. Teníamos un bloque muy bueno, pero la semana antes del campeonato tuvimos un torneo donde perdimos todos los partidos. Fue un decir: ¡hostia! ¿Qué nos ha pasado?”, recuerda López-Aróstegui. Por suerte, el inicio del torneo difuminó cualquier tipo de duda al respecto y el alero de Getxo lideró a la Selección Española al título continental con una media de 12 puntos, cinco rebotes y 3,3 asistencias por encuentro.

"Es un jugador en constante crecimiento, mejorando en confianza gracias a la apuesta importante que en su club han hecho sobre él y que está respondiendo de forma muy positiva."
José Ignacio Hernández

José Ignacio Hernández, entrenó a aquel equipo y recuerda que López Aróstegui “demostró en aquel Europeo su calidad. Empezaba a mostrar sus cualidades y fue capaz de liderar al equipo en momentos importantes, especialmente en partidos decisivos que nos ayudaron a ganar ese Campeonato de Europa ante grandes selecciones”. El técnico destaca los 21 puntos con 6/11 en triples frente a Croacia en cuartos de final o los 14 puntos, siete rebotes y cuatro asistencias de la final. Números que le valieron estar en el quinteto ideal del campeonato. El torneo “fue un antes y un después para mí”, reconoce Xabi López-Aróstegui. “Me sirvió para ver que a nivel europeo yo también estaba compitiendo contra jugadores de buen nivel”.

Ahora como director deportivo de la FEB, José Ignacio Hernández ha vuelto a encontrarse a Xabi López-Aróstegui ya en el combinado sénior y ha comprobado de primera mano la evolución de un jugador que promete estar muchos años compitiendo con los mejores. “Es un jugador en constante crecimiento, mejorando en confianza gracias a la apuesta importante que en su club han hecho sobre él y que está respondiendo de forma muy positiva”, apunta Hernández.

Destacar a nivel nacional, fichar por una de las canteras más potentes de la acb y comenzar entrar en convocatorias internacionales disparó la expectación por un jugador que, sin embargo, siempre ha mostrado serenidad. Xabi reconoce no haber sentido presión por el ruido mediático que sus progresos fueron generando. “Estas cosas te llegan más o menos en función del caso que le hagas a las redes sociales. Al final eres joven y la gente, por intentar reforzar y alagarte, te cuentan cosas y tú piensas: “bueno, la cosa parece que va bien”. Pero eso no se tiene que ver como presión. De pequeño disfrutas, te lo pasas bien, las cosas van bien y eso ayuda a pensar que cada vez se acercan más los objetivos que al principio veías lejos. Luego las cosas se ponen más serias y vas haciendo un proceso de cambio mental, pero presión no he sentido. Uno se pone su propia presión. Más que la presión de fuera, es la presión que uno se pone por querer hacerlo bien y progresar año tras año”, confiesa.

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CINCELANDO EL FUTURO

En la temporada 2015-16 cambió las luces de los grandes escenarios veraniegos y la comodidad de las etapas formativas por la dura realidad del baloncesto profesional. Toda maduración requiere de sus tiempos y para Xabi López-Aróstegui había llegado la hora de conocer el baloncesto real en la LEB Oro. Había brillado como júnior y había sembrado muchas esperanzas en todos los ojos que lo vieron jugar. Sin embargo, su primer año en la categoría fue de adaptación, el del novato. En la no siempre fácil adaptación al profesionalismo, él tuvo, además, que compaginar entrenamientos, viajes y los apuntes de su carrera de INEF. “Mi primer año me costó porque físicamente no estaba desarrollado, pero también fue un gran aprendizaje y me sirvió de autocrítica. Pude ver las cosas que tenía que hacer si quería mejorar y, sobre todo, el primer año lo recuerdo como un reto a nivel mental”, apunta.

Pagado el peaje de la adaptación, la siguiente temporada fue el pistoletazo de salida a su estrellato. En el CB Prat comenzó a destacar, a demostrar lo especial de su juego e incluso alcanzó la nominación de jugador de la semana. Lo suyo era un compromiso personal y profesional justo en un momento donde la estabilidad deportiva es frágil. No sentía la presión que el ruido de su nombre generaba, pero sabía que estaba a las puertas de cumplir un sueño.

Durante el año compaginó entrenamientos con el Joventut de Badalona y partidos con el Prat. Como buen estudiante, subrayó con igual intensidad las lecciones que aprendía de Albert Sabat o Sergi Vidal en cada entrenamiento, con el Máster de baloncesto que cada fin de semana recibía por parte de los veteranos de la LEB Oro. Lo que ensayaba de lunes a viernes lo ponía en práctica cada sábado con ilusión, ganas y humildad, pero también con el arrojo y atrevimiento propio del que sabe que solo a través de errar muchas veces se alcanza el éxito. De 4,8 pasó a 12,4 puntos; de un 29% a un 40% en lanzamientos triples… de 3,2 a 14,1 créditos de valoración.

No fue fácil y, en ocasiones, tuvo que hacer autocrítica, pero hacer bien los deberes siempre tiene recompensa y él la disfrutó el 11 de mayo de 2017 cuando debutó en Liga Endesa frente al Real Madrid. Pocas veces los estrenos son soñados y, como otros tantos jugadores, él tuvo que hacerlo por la precariedad física del equipo. “Esa temporada fue dura a nivel de equipo porque estuvimos luchando por no descender y logramos salvarnos a falta de tres jornadas. Entonces llegamos a Madrid en la última jornada de liga y hubo jugadores que descansaron”, cuenta. Con la salvación asegurada y sabiendo la necesidad de descansos, la semana le fue preparando para tomar conciencia de que el gran momento iba llegar. Una felicidad que, por un instante, pudo verse frustrada. “Yo sabía que iba jugar porque era un poco como el premio a todo el año entrenando, pero me acuerdo que esa semana me quedé clavado de la espalda y estaba tieso”, confiesa. Desde luego que mucho más que un dolor de espalda hubiera sido necesario para impedirle debutar después de tantos esfuerzos realizados, y Xabi López- Aróstegui por fin debutó.

Fueron casi 15 minutos donde evidenció desparpajo y cualidades técnicas y físicas para los grandes escenarios, aunque su cometido principal no fue el de lucir en ataque, sino el de defender a las estrellas madridistas. “Diego Ocampo me puso a defender a Llull y a Doncic… la tarea típica de desgaste cuando eres joven. Me tocó sufrir un poco con ellos y a veces iba con la lengua fuera”, bromea pero siempre lo recordaré porque fue un momento muy especial”. El techo invisible ya estaba a sus pies.

ACB Photo / T. Ruibal
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VIVIR EL SUEÑO CON LOS OJOS ABIERTOS

Ya no había espera posible. Las necesidades del equipo hacían casi obligado que la joven perla de la cantera diera definitivamente el salto al primer equipo. Los entrenamientos evidenciaron sus progresos de primera mano y la LEB le curtió lo necesario para que, tanto física como tácticamente, Xabi estuviera listo y fuera lo suficientemente maduro para competir con los mayores. Lo hizo en un momento convulso, debía foguearse en Europa y ganarse oportunidades peleando con una férrea competencia. Sin embargo, fue un año incluso más difícil de lo que se pudo imaginar. El equipo entró en dinámica perdedora, el descenso estuvo sobrevolando durante muchas jornadas y solo un épico final de temporada con Carles Duran posibilitó la permanencia. En cualquier caso, su estreno como jugador de la Selección Española era la confirmación de que hoja de ruta no estaba equivocada.

"En la Penya, si hacen algo bien, es formar jugadores."
López- Aróstegui

La 2018/19 era una temporada de transición… o de salvación, pero el inconformismo natural de la Penya le hizo alcanzar cuotas inesperadas y Xabi López-Aróstegui pudo disfrutar de una campaña donde el equipo alcanzó la Copa del Rey y los Playoffs mientras él seguía acumulando experiencias.

Su talento se iba moldeando entre las oportunidades que regularmente recibía y se destapó siendo elegido jugador de la jornada 11. La lógica de la edad a veces le hacía tener un rendimiento de dientes de sierra, pero su baloncesto siempre dejaba el mismo poso en el espectador: había jugador para años. “Todo es un proceso que para mí comenzó cuando vine. En la Penya, si hacen algo bien, es formar jugadores y, en ese sentido, mi progresión ha sido paulatina, no creo que haya habido un año que haya sido el de la explosión. Poco a poco he ido mejorando: un año dejaba un detalle, al siguiente era un poquito mejor… cada temporada intentaba quedarme con las cosas que había hecho bien el año anterior e ir sumando cosas para ser un jugador más completo”, se sincera.

Jordi Martí define como de “excelente” su evolución y maduración deportiva. “Es un jugador que se cuida mucho, piensa mucho en baloncesto y creo que está yendo tan rápida su evolución por su trabajo dentro y fuera de la pista”.

La ambición de equipo y jugador convergían en el deseo de ganar y de hacerlo siendo fieles al estilo ofensivo propio de la cantera verdinegra. Había talento, claro que sí, pero el trabajo diario y el refuerzo anímico de Carles Duran enriquecieron a colectivo y a individuo. El técnico entendió perfectamente lo que necesitaba el Joventut de Badalona y dio el tiempo necesario para que el talento de los Ventura, Dimitrijevic o López-Aróstegui, se fuera cocinando. Cada uno con su propio punto de cocción, pero con la certeza de que la receta era la única posible.

Este año es el de la confirmación, en el que todas las medidas de contención han caído y el talento desbocado de Xabi López-Aróstegui cabalga a lomos de una clase ofensiva con aroma a clásico. Porque el alero verdinegro tiene detalles de mundos baloncestísticos antagónicos: Es inteligente, generoso en el pase y astuto en los cortes al aro desde el lado débil como las estrellas de antaño, pero también tiene detalles de baloncesto moderno como su facilidad para el catch and shoot, verticalidad para encarar el aro y, sobre todo, una genética avanzada que le hace dominar toda clase de arte baloncestística desde sus dos metros de estatura.

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Un arma ofensiva que castiga desde el triple o rasga las defensas con sus incisivas penetraciones. Numéricamente su progresión es incuestionable: anota más de cinco puntos de media que la pasada campaña y ha mejorado sus promedios en tiros de dos, de tres y tiros libres. Xabi se ha consolidado como uno de los mejores anotadores de la competición y se ha situado como el segundo máximo anotador nacional (13,6 puntos por partido), solo superado por Nikola Mirotic (14,4). En cuestión de meses, ha pasado de ser un invitado de la Selección a un fijo y serio candidato para luchar por un puesto en la convocatoria del próximo verano. “Lo importante es su capacidad de trabajo, esa confianza y regularidad que está mostrando en su juego y seguir progresando cada día para alcanzar nuevas metas y objetivos que puedan hacer de él un referente de nuestro baloncesto a corto-medio plazo”, apunta José Ignacio Hernández.

Ese es el propósito de Xabi López-Aróstegui por eso sabe que no hay día en el que deba de exigirse un poco más que el anterior y avanzar para ser el jugador total que anheló en el parque donde todo comenzó. “Me gustaría ampliar mi rango como jugador y poder jugar más situaciones de pick and roll u otras situaciones porque ahora las tengo, pero no tanto con el balón y eso me haría ser un jugador más completo. Además, me gustaría mejorar el tiro porque es algo básico y, finalmente, mejorar el físico porque es fundamental para jugar al máximo nivel”, asegura.

TEMPORADA PUNTOS TRIPLES TIROS DE DOS TIROS LIBRES REBOTES VALORACIÓN
2018/19 5,7 38,8% 43,2% 85,3 2,7 5,8
2019/20 7,8 33,3% 45,8% 86,8% 4,5 9
2020/21 13,6 41,2% 56% 96,9% 5,2 15,8

Badalona ha encontrado la enésima joya de su inagotable cantera de jugadores y sabe que este no es un talento cualquiera. Jordi Martí es consciente de ello y no duda en afirmar que ”Xabi tiene un año más de contrato, pero es uno de los jugadores de los que nos tenemos que marcar como proyecto de jugador estandarte del club y deberíamos hacer lo posible para que Xabi sea una cabeza visible de un proyecto bastante consolidado de Penya en Europa y de un equipo nuevamente capaz de pelear por muchas cosas”.

Mientras el diamante se sigue puliendo con entrenos diarios, Xabi López-Aróstegui no descuida sus estudios. Se forma para ser director deportivo y dibuja un futuro donde, tal vez, el baloncesto tenga continuidad. Todo en su vida ha sido diseñado con la pausa con la que reflexiona sobre el baloncesto. Ha vivido una madurez acelerada con serenidad y asimila su realidad agradeciendo a quienes la hicieron posible. “Cuando nos reunimos mis padres y yo con Jordi Martí y nos dijo que iban a intentar hacer de mí un jugador acb, parecía muy lejano lejos el proceso que ahora ves normal porque vas quemando etapas y parece un proceso natural… pero no lo es. Ves a muchos chicos que también han pasado por ahí, que también, en teoría, tenían que estar en esta posición y no lo están, y eso te hace pensar. Tú vas dando pasos y eso te va ayudando a creer cada vez más y seguir avanzando para ver en el futuro hasta dónde puedes llegar a nivel deportivo y dónde está el límite”, confiesa.

Llegar a Badalona cambió su vida y ahora, una década después, trata de tener el mismo impacto en el histórico club al que, con tanto orgullo y pundonor, representa mientras sube, peldaño tras peldaño, una escalera hacia el éxito en la que no se aprecia final.