Artículo

Mirza Delibasic: El último romántico (I)

Si hubo un jugador con elegancia en su forma de jugar y en el trato fuera de las canchas, ese fue sin lugar a dudas Mirza Delibasic. Su corta pero intensa vida, personal y profesionalmente hablando, merece un sitio destacado en esta serie sobre Históricos de la Liga Nacional y Vladimir Stankovic nos la acerca, a través de un relato plagado de interesantes anécdotas. En esta primera entrega conoceremos sus inicios como deportista, que no fueron precisamente en el baloncesto, sus primeros éxitos deportivos y su impecable trayectoria con la selección de la antigua Yugoslavia

EFE
© EFE
  

Mirza Delibasic... ¿por dónde empezar ? Me parece que sé muchas cosas sobre él, he sido testigo de toda su carrera, por cierto y por desgracia muy corta (1971-1983). He visto muchos de sus partidos con la camiseta de Bosna y en la selección de la antigua Yugoslavia, pero me temo que en un articulo, aunque sea largo, no cabe todo lo que debe decirse sobre un personaje como era Mirza. Intentaré descubrir las cosas menos conocidas, acordándome de los detalles, anécdotas e historias vividas con él.

Tenis


Era el verano de 1979. La selección yugoslava estaba concentrada en Kranjska Gora (Eslovenia) para el Europeo de Italia. El seleccionador Petar Skansi era un amante del tenis y aprovechaba cada momento libre para practicar su segundo deporte favorito, pero jugaba como cualquier aficionado, aunque él creía que no lo hacía nada mal... Cansando de ver a unos 'amateurs' sobre la pista, Mirza Delibasic lanzó una apuesta a Skansi:

-Te doy ventaja: 5-0 y 40-0, con saque mío - dijo Mirza al seleccionador.
-Acepto - respondió Skansi.

Con tres 'aces' Delibasic en seguida anuló el 0-40. A continuación ganó el juego y con una abrumadora superioridad ganaba el set. Skansi ganaba el punto sólo cuando Mirza cometía algún error.

¿Por qué cuento esta historia ? Simplemente, porque creo que no hay mucha gente que sepa que Mirza, antes de dedicarse al baloncesto, era un gran talento tenístico. Llegó a ser campeón de Bosnia-Herzegovina en categoría junior, pero con 15 años decidió cambiar de deporte. Dicen que dos cosas influyeron sobre su decisión: a un torneo en Checoslovaquia mandaron un chaval mucho peor que Mirza, pero cuyo padre era un importante político local. Mirza sufrió la primera injusticia en su carrera. El segundo motivo fueron las condiciones: en su Tuzla natal, el tenis se podía practicar sólo durante del verano, en pocos terrenos y todos abiertos. En otoño de 1968 entró en el pabellón donde entrenaba el 'Sloboda', el club local. Cuatro años más tarde, en el verano de 1972, salió rumbo a Sarajevo ya como un gran talento, como un futuro crack por cuyos servicios luchaban los clubs más grandes de la antigua Yugoslavia.

Talento(s)


Me parece que oí el apellido Delibasic por primera vez en el verano de 1971. La selección de Yugoslavia ganó el primer Europeo en categoría cadete, disputado en Gorizia (Italia). El seleccionador era Mirko Novosel y su quinteto inicial lo formaban Dragan Todoric (Sloga, Kraljevo), Dragan Kicanovic (Zeleznicar, Cacak), Mirza Delibasic (Sloboda, Tuzla), Mirko Grgin (Jugoplastika, Split) y Rajko Zizic (OKK Belgrado). Un quinteto con jugadores, salvo Grgin, de equipos muy modestos: en breve todos acabarán en los grandes. Kicanovic y Todoric en el Partizan, Delibasic en el Bosna y Zizic en el Estrella Roja. En el grupo, Yugoslavia perdió ante Italia por 54-59 pero en la final devolvió la deuda con intereses: 74-60. El máximo anotador del equipo en el torneo fue Mirza Delibasic con 99 puntos, por delante de Dragan Kicanovic con 90.

Un año más tarde toda Yugoslavia había visto a Mirza Delibasic y sus compañeros. En Zadar (Croacia) se jugó el campeonato Europeo junior, la televisión estatal retransmitió todos los partidos y los amantes del baloncesto disfrutaron con el evidente talento de una generación de estrellas. En el quinteto titular del año anterior Zeljko Jerkov (Pula, después Jugoplastika) sustituyó a Grgin. El balance fue de 7-0, con una superioridad abrumadora (el mejor resultado lo sacó Francia perdiendo de 13 mientras el promedio de diferencia era de 24 puntos). En la final, otra vez contra Italia, la diferencia fue justo el promedio total del torneo, 24 puntos - 89-65. Mirza Delibasic fue de nuevo el máximo anotador , otra vez por delante de Dragan Kicanovic.

Todos los grandes querían a los 'juniors de oro', ya que Partizan había reclutado a Kicanovic y Todoric pero pujaba también por Delibasic para completar una plantilla con mucho futuro. Este mismo año había venido Drazen Dalipagic desde Mostar. Delibasic estaba dispuesto a irse a Belgrado, pero la Federación dijo que "no". Hoy por hoy algo así parece imposible, pero entonces sí que lo era: mirando por el interés general del baloncesto yugoslavo, la Junta directiva apoyó el deseo de Bosna de fichar al joven Mirza Delibasic para cuidar el desarrollo de varios centros. Partizan ya tenía dos talentos de la misma generación. Quizá ese día se puso el ladrillo más importante en la construcción de un club que subió de Segunda división ese mismo año (1972), que en seis años sería campeón de Yugoslavia y un año más tarde ya en 1979 en Grenoble (Francia), se proclamaría Campeón de Europa.

Lo primero que se veía en el juego de Mirza Delibasic, desde sus inicios, era elegancia. Para jugar como ha jugado él, hay que tener algo más que talento. Cuando un periodista muchos años más tarde comparó su baloncesto con el ballet, Mirza le sorprendió con una corta frase: "Yo sí que practicaba ballet cuando era niño...". Entre el ballet y el tenis, Mirza llegó bien preparado al mundo del basket. Con 1.97 jugaba de escolta y alero, pero manejaba el balón perfectamente y muchas veces lo subía como si fuese un base. Me acuerdo de sus asistencias increíbles. Se inventó un pase largo, fuerte, de una mano, con bote de balón que encontraba el compañero no directamente de sus manos sino saltando del suelo. Mirza asistía, pero tenía su "asistente" particular, el suelo. Tiraba con una facilidad tremenda y su tiro era imparable, no recuerdo que jamás recibiese un tapón. Tiraba con una parábola intocable para sus defensores, su 'timing' de tiro era algo programado, el balón salía de su mano derecha justo cuando el defensor empezaba a caer...

Mirza era un hombre tranquilo, educado, que hablaba poco y parecía un melancólico a quién le gustaba vivir como él quería y no como le piden otros o le obligan algunas normas, hasta el último día de su vida. "Viviré cuanto tenga que vivir, pero como un hombre", decía muchas veces, ya con su salud gravemente dañada. Pero sobre la cancha era un león, un luchador nato, un líder que no se escondía nunca. Me viene a la cabeza otra anécdota: en el Mundial de 1978. en Manila (Filipinas), en un importantísimo partido ante el Brasil de Oscar Schmidt, Yugoslavia remontaba una enorme desventaja y en los últimos segundos Mirza Delibasic tenía dos tiros libres para ganar el partido.

-Apuesto 100 dólares a que no vas a meter los dos- le dijo su compañero de selección Moka Slavnic durante el tiempo muerto.
-Ya me debes 100 dólares- aceptó Mirza. Y metió los dos. Slavnic más tarde explicaba que con la apuesta quería estimular a Mirza, pero no hacía falta. En estas situaciones Mirza ha fallado muy pocas veces.

Bosna


El proyecto del gran Bosna empezó en el verano de 1971, cuando Bogdan Tanjevic, el modesto jugador de OKK Belgrado, llegó a Sarajevo para entrenar al equipo, entonces en Segunda división. Tanjevic convenció a un tal Svetislav Pesic, base de Partizan, que le acompañara en la aventura.

"¡Yo tenía 22 años y era el más viejo en el equipo! Encontré allí a Zarko Varajic, pero sin duda alguna el momento clave fue la llegada de Mirza Delibasic en el verano de 1972. Era el jugador más buscado y más deseado, era el mayor talento. Tuvimos suerte de que finalmente acabara jugando con Bosna y puedo decir que fue un placer y un privilegio jugar al lado de un jugador como él. Me respetaba mucho porque yo era cinco años mayor que él, pero nos llevábamos muy bien. Era un chaval muy bien educado. Yo jugaba de base y le pasaba muchos balones que él convertía en canastas con una enorme facilidad. Era un jugador generoso, le gustaba ganar pero era aún mejor si podías hacerlo divirtiéndote. Su baloncesto tenía este reconocido espíritu de la famosa escuela yugoslava. Ganamos varios títulos pero la culminación fue la gran final en Grenoble, ante el Emerson Varese de Dino Meneghin y Bob Morse. Yo jugaba muy poco, estaba lesionado, pero pude disfrutar del gran partido que ofrecieron Varajic (45 puntos) y Mirza (30). Sarajevo nos recibió como unos auténticos héroes, Bosna era el primer equipo yugoslavo que ganó la Copa de Europa. El sueño de Bosha Tanjevic se convirtió en realidad en tan solo 8 años, pero dudo que hubiésemos llegado tan lejos sin Mirza Delibasic. Él era un líder, un jugador polivalente y si tengo que compararle con algún otro jugador me inclino por Bodiroga, no tanto por las características físicas sino por capacidad de llevar el equipo". nos contó estos días Svetislav Pesic, actual entrenador del Lottomatica Roma.

La educación de la que habla Pesic es algo que se aprende en casa. Mirza recibió de sus padres, Izet y Duda, una educación impecable. Su padre era profesor de gimnasia pero cambió de escuela cuando su primer hijo, el hermano mayor de Mirza, se inscribió en la misma escuela. No quería que nadie le reprochase nada.

Selección


Una vez que Mirko Novosel cogió a la selección absoluta para el Europeo de Barcelona en 1973, inmediatamente incorporó a Kicanovic y Jerkov (más Dalipagic y Slavnic que "saltaron" de las categorías inferiores), Mirza Delibasic tenía que esperar al Europeo de Belgrado (1975) para debutar con la selección absoluta. En el Mundial de San Juan (Puerto Rico) en 1974. había sido el "jugador numero 13", viajaba con el equipo pero no pudo jugar. Durante los siguientes siete años hasta 1982, ganaría dos medallas de oro, una medalla de plata y otra de bronce en los europeos, plata y oro en los olimpiadas de Montreal y Moscú, oro y bronce en los Mundiales de Manila 1978 y Cali (Colombia) 1982, además de oro y plata en los Juegos Mediterráneos de 1975 y 1979. Nueve de nueve medallas posibles en 7 años, sin fallo alguno, dos europeos, un mundial y unos Juegos Olímpicos incluidos. Mejor, imposible.

No tengo ni la más mínima duda que Mirza Delibasic, igual que Kreso Cosic, Dragan Kicanovic o Drazen Dalipagic, podrían haber jugado en la NBA ya en los finales de los años ochenta. ¿Exageración? La verdad, no creo. A falta de más pruebas contundentes ofrezco el siguiente dato: en un torneo en Chapel Hill, en Abril de 1978, la selección de Estados Unidos, en la que jugaban los mejores universitarios, ganó la selección yugoslava por 5 puntos (88-83) tras ir por delante los 'plavi' unos 38 minutos. Me acuerdo que nuestros jugadores se quejaban de que los árbitros americanos les pitaron pasos 27 veces... Los hombres más destacados sobre la cancha fueron Dragan Kicanovic (22), Mirza Delibasic (19), Drazen Dalipagic (18) y Kresimir Cosic (16) puntos mientras al otro lado jugaban un tal Earvin 'Magic' Johnson (sin puntos) y un tal Larry Bird (6 puntos). Estos dos y 6 más este mismo año ficharon por los equipos de la NBA. En la semifinal Yugoslavia destrozó a la URSS de Sergei Belov, Eremin, Tachenko, Myskhin, Salnikov, Lopatov, Zigili, Iovaisha... ¡por 97-79!