Barça y Real Madrid volverán a verse las caras este jueves en el que será el séptimo Clásico de la temporada, en esta ocasión con el billete a la final de la Euroliga como premio en una segunda semifinal de la máxima competición continental que tendrá como sede el Stark Arena de Belgrado, donde el equipo blanco levantó su último título en 2018.
Los azulgranas llegan a la cita con un balance favorable de 5-1 en sus enfrentamientos anteriores, en los que se impusieron al equipo madrileño por partida doble en Liga Endesa y en la primera fase de la Euroliga, así como en la final de la Copa del Rey, mientras que el único triunfo blanco se remonta a ocho meses atrás, en la final de la Supercopa Endesa jugada el 12 de septiembre.
Además, la plantilla que entrena Sarunas Jasikevicius, que busca su segunda final consecutiva y el que sería su tercer título, se presenta en la capital serbia como líder de la fase regular con un balance de 21 triunfos y siete derrotas, mientras que el Real Madrid acabó en cuarta posición (18-10).
La mejor noticia para el entrenador lituano es que al fin cuenta con toda su plantilla tras haber recuperado al escolta estadounidense Cory Higgins, que estuvo más de tres meses de baja por una fascitis plantar, y al australiano Dante Exum, ya recuperado de sus problemas musculares.
El equipo catalán acude a Belgrado como el tercer mejor ataque de la competición con una media de 81,4 puntos por partido y esperando la mejor versión su líder, el hispano-montenegrino Nikola Mirotic -jugador más valorado del torneo, segundo máximo anotador y elegido en el quinteto titular de la Euroliga-, que buscará su primera corona continental en su quinta participación.
También será determinante el papel que desempeñen el base greco-estadounidense Nick Calathes, cerebro del equipo y máximo asistente histórico de la Euroliga, y el argentino Nico Laprovittola, que atraviesa por un gran momento y supone una amenaza para los rivales desde todas las posiciones.
Jasikevicius espera a un primer oponente que le tendrá "muchas ganas" tras sus cinco derrotas consecutivas ante ellos, aunque recordó que "cada partido es una nueva historia". "El Madrid siempre está intentando sorprendernos. Nos tienen muchas ganas, mucha hambre más que nosotros, y tendremos que igualarlos en esto", declaró.
Mientras que, sobre el papel, el Barça dispone de más argumentos desde el perímetro, el Real Madrid cuenta con un potente juego interior, con el caboverdiano Walter Tavares y el francés Vincent Poirier como principales baluartes en la pintura.
El club blanco, que con sus ocho victorias consecutivas en Liga Endesa y Euroliga parece haber dejado atrás el bache que en los primeros meses de 2022 le costó un buen número de derrotas, persigue su undécima Copa de Europa en una ciudad que le trae buenos recuerdos porque allí la ganó por última vez en 2018.
Como en aquella ocasión, Pablo Laso está en el banquillo blanco y, antes de viajar hacia Serbia, se mostró optimista con el estado en el que llegan a la Fase Final. "Veo bien al equipo. Hemos recuperado a Rudy y todos están bien. La ilusión es un asunto individual, pero todos saben el mucho trabajo que cuesta llegar hasta aquí y en el último mes hemos competido muy bien", dijo en conferencia de prensa.
De su primer rival en Belgrado recordó que se trata de una "gran" plantilla en la que Calathes "controla y genera mucho juego" en un equipo "que tiene muchos puntos en sus manos", si bien consideró que viajan "preparados" a la capital serbia para abordar "cualquier situación" que se les presente.