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Forjadores de la acb (XXV): Del Río, ante una crisis

Evaristo del Río se convirtió en presidente de la acb en abril de 1987, siendo el primero que no estaba vinculado a ningún club. Conoce su historia en un nuevo capítulo de "Forjadores de la acb"

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Fernández estuvo apenas medio año en el cargo. El 3 de abril de 1987 se decidió que le sustituyera Evaristo del Río, que era el juez único del Comité de Competición y se convirtió de este modo –ahora sí- en el primer presidente de la ACB no vinculado a algún club.

“Todo era muy diferente entonces: el deporte, el baloncesto, todo”. Lo explica Evaristo del Río 31 años después de ser elegido presidente de la ACB. Desde mucho antes ya era un hombre de confianza de la organización, como indicaba su cargo de juez único. “Me sorprendió que me llamaran –confiesa-, pero me dijeron que querían una persona independiente para ese puesto”. Y Del Río, que era abogado, cumplió tan bien que los clubs pensaron en el para relevar a Juan Fernández.

“La ACB ya era una organización bastante consolidada, pero había muchas cosas por hacer”, recuerda ahora. “En los años anteriores se habían producido muchos cambios y era necesario equilibrar algunas situaciones”.

Antes de dejar la presidencia -tres años después- en manos de Eduardo Portela, Evaristo del Río comprobó el entusiasmo de los hombres que habían llevado adelante la revolución. Es lo que más destaca con la perspectiva que dan los años. “En la ACB había gente muy válida, inteligente y entusiasta. Defendían a sus clubs, claro, pero también sabían unirse en beneficio general, aunque en algún momento pensaran que ciertas decisiones podían perjudicar a sus entidades. Ese mirar por el bien común, que era general, fue lo que más me impresionó”.

Cuando dejó la presidencia, el 8 de junio de 1990, Evaristo del Río se desligó de la ACB y del baloncesto, pero aquellos tres años nunca los ha olvidado. “He seguido la ACB a distancia y he tenido la suerte de poder reencontrarme anualmente con muchas de aquellas personas y recordar aquellos tiempos. Todo era muy diferente entonces, pero estoy encantado de haber podido colaborar en el gran cambio”.

El momento más delicado de la presidencia de Evaristo del Río llegó en febrero de 1989, cuando varios clubs de la ACB, encabezados por el Clesa Ferrol que dirigía Juan Fernández, precisamente el anterior presidente de la Asociación, se plantearon presentar una denuncia contra la directiva que aquel presidía, aunque no contra Eduardo Portela y Jordi Bertomeu, gerente y asesor jurídico respectivamente. Esos clubs se quejaban de que el contrato firmado por tres temporadas (aquella y las dos siguientes) con TVE y las autonómicas dejaban a las cadenas la elección de los partidos que retransmitir, lo que traía como consecuencia que los equipos grandes aparecieran muchísimo más que los otros. Esa libertad era la misma que deseaban las televisiones para el contrato que estaban negociando en aquellos momentos con la Liga de Fútbol Profesional.

“Yo ya no sé quién soy, ni si estoy en una asociación de baloncesto o de piraguas”, declaró Juan Fernández. “Si la junta no se entera, está en su línea. No se enteran de que hay dieciocho descontentos que somos tan ACB como ellos. Yo ya no aguanto más sin denunciar esta situación injusta”.

Cada club recibió un télex en el que se pedía su apoyo en tres puntos: cambio de presidente y de junta directiva de la ACB, revisión de las retransmisiones por televisión y solicitud de igualdad de trato para todos los equipos. Para presentar el voto de censura era necesario contar con dos tercios de los asociados; es decir, dieciséis clubs. Pero la oposición a la junta fue perdiendo peso en cuestión de horas y el asunto no entró finalmente en el orden del día de la asamblea del 24 de febrero de 1989 y la ACB decidió ese día crear un fondo de compensación para los perjudicados.