"No hay mejor jugador júnior en el área de Madrid, ni Real ni Estudiantes tienen algo parecido. Es dominante en su categoría. Por primera vez en mucho tiempo el equipo tiene opciones de jugar en Cameponato de España". Miguel Ángel Aranzábal, entrenador del sénior del Canoe, habla con entusiasmo de Jan Martín, la joya de la corona del equipo de la calle del Pez Volador. Tiene tan sólo 18 años y apenas lleva cuatro jugando al basket organizado pero ese tiempo ha sido suficiente para que empezara a llamar la atención no sólo por ser el hijo único del malogrado Fernando Martín.
Viéndole jugar, sin embargo, resulta inevitable caer en las comparaciones. "Jan Fernando corre, baja a defender, tiene movimientos y se enfada como su padre", exclamó Lolo Sainz cuando lo vio en acción por primera vez con quince años. "A su edad, Fernando no tenía ni idea de jugar, porque su fuerte eran la natación y el balonmano, pero después demostró que era capaz de adaptarse a cualquier y ser un número uno".
Jan, que debutó con la selección júnior en el Torneo Internacional de Corfú el pasado año anotando 7 puntos y capturando 4 rebotes, se ha convertido en poco tiempo en una referencia dentro del Equipo Nacional de la categoría. En el reciente Torneo de Mannheim, el Mundial oficioso de la categoría, ha sido una referencia absoluta dentro del equipo como demostró en el primer partido anotando 29 puntos ante Yugoslavia. Casi todo han sido elogios. Su camino hasta llegar aquí ha estado marcado por la discreción. Jan Martin Sonneborn llegó a España con 14 años procedente de Israel, país de su madre, para vivir al lado de sus abuelos Ricardo y Carmen. Ya de bien joven su aspecto físico auguraba un futuro esplendoroso en el deporte. Dotado de una corpulencia y envergadura que recuerda mucho a su padre, Jan se decidió también por el basket ayudado por su tío Antonio, que le buscó un equipo en el que pudiera formarse en un entorno de tranquilidad y sin llamar la atención.
Aranzábal recuerda que llegó al Canoe sin ningún tipo de formación técnica: "Venía de hacer artes marciales y físicamente era un portento, hacía falta trabajar. En los últimos años ha madurado muchísimo". Jan se incorporó al cadete B esa misma temporada y desde entonces sus progresos han sido notorios teniendo en cuenta que, al haber nacido en diciembre, casi siempre ha parecido más joven que el resto de compañeros de generación.
Con sus 2.02 de estatura, actualmente Jan domina el juego interior como ningún otro jugador de su edad. Tiene buena mano pero siempre ha tenido algún problema para botar el balón, especialmente con la izquierda. Este año sigue dedicando dos días a la semana a trabajar la técnica individual con una actitud e interés que su entrenador califica de "admirable". El resultado es que cada vez hace menos pasos en carrera o acabando los contraataques. Esta temporada sigue alternando los partidos en el júnior con los del equipo EBA, donde promedia 5,6 puntos y 4,6 rebotes por encuentro jugando una media de 17 minutos en cada uno. Aranzábal le coloca siempre en posiciones interiores pero no descarta a veces aprovechar su físico para emparejarle con algún jugador exterior. "Le gusta a veces defender por fuera pero el problema es que no tiene buenos movimientos para acercarse. De todos modos este año ha mejorado mucho en ese aspecto. Lo que pasa es que dentro es tan bueno... Si crece un poco más con 2.05 ya sería un jugador muy interesante para el juego interior, con unas dimensiones parecidas a las de su padre. Su mentalidad es muy buena".
Todas las expectativas que generó desde su llegada a España se han ido cumpliendo, de ahí que no extrañara que Charly Sainz de Aja le hiciera debutar en la selección con 17 años. El hasta entonces seleccionador júnior cree que "tiene madera para ser un jugador importante, juega muy bien en el poste bajo, tiene un tirito muy bueno de tres y cuatro metros y cada vez va mejor al rebote. Si no se estropea será alguien en el mundo del baloncesto".
¿Su techo? Puede parecer aventurado especular con ello pero algunas cosas que su entrenador en el Canoe tiene claro: puede ser o no una estrella pero parece claro que "tiene proyección para convertirse en un muy buen jugador para la ACB", asegura. Tan importante como su talento físico y técnico es una mentalidad y un carácter ganador que recuerda al de su progenitor. Ello no le impide ser humilde: "Pretendo ser uno más y que me traten igual que el resto de jugadores", aseguró tras su debut en la Selección.
Con esas perspectivas no ha extrañado que los principales equipos de su área se hayan interesado po su fichaje. Llega el momento de las grandes decisiones y quizá el próximo año, tras finalizar los estudios de bachillerato, Jan decida continuar su formación en alguna universidad estadounidense.
Julián Felipo (Zona 131.com)