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Martin Hermannsson: “Mi fuego por el baloncesto nunca ha estado tan vivo”

La semana pasada, el base de Valencia Basket regresó a las pistas tras nueves meses lesionado. Un largo periodo de recuperación del que ha extraído enseñanzas y que ahora le hace vivir su pasión por el baloncesto con más intensidad

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La temporada pasada se cerró para Martin Hermannsson con un fundido a negro. La rotura completa del ligamento cruzado que sufrió en la rodilla izquierda frente al Bitci Baskonia suposo un devastador golpe para el base islandés.

Hermannsson había sido decisivo en el tramo final de temporada y uno de los líderes del equipo, sin embargo, la lesión se produjo en el momento más inoportuno: justo cuando acababa contrato y debía negociar su renovación. Inevitablemente, la duda pasó por su cabeza. “Estaba nervioso, obvio”, confiesa.

“Como jugador de baloncesto tu carrera puede cambiar… tu vida puede cambiar en un momento. Ese fue mi primer pensamiento: ¡mierda, no tengo contrato para el año que viene! Por suerte, las cosas iban realmente bien y estaba jugando bien, por lo que estaba seguro de que algo bueno iba a pasar”, señala el jugador. Éste reconoce, que pese a la gravedad del momento, “me sentí tranquilo porque Valencia me ofreció todo su apoyo y sabía que iba a volver”.

Y es que, Valencia Basket no solo recompensó con la renovación su entrega y sobreesfuerzo en el tramo final de competición; el club entendió la especial relación que hay entre jugador, ciudad y afición, y le ofreció dos años más de contrato. Y es que Martin es un valenciano de Reikiavik. “Eso siento yo también”, dice con una sonrisa.

“Mi familia adora vivir aquí, mi hijo lleva viviendo aquí tres años y tiene cinco... no sabe otra cosa que no sea vivir en Valencia. El club y la gente de aquí me hacen sentir realmente bien. Quisiera estar aquí por mucho tiempo. Nunca sabes que puede pasar, pero voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que el equipo siga ganando”, afirma.

Ese vínculo existente entre afición y jugador se pudo apreciar esta pasada semana en su regreso a la competición. A Martin le esperaba una fuerte ovación que sintió como un abrazo en el alma tras muchos meses lacerado por el infortunio. “Estuve esperando este momento durante mucho tiempo. El amor que los aficionados me mostraron el primer día fue lo mejor que podía pasarme en mi regreso”, señala. Hermannsson, además, asegura estar “súper feliz de estar de vuelta, pero ahora quiero progresar, sentirme mejor, ayudar al equipo todo lo que pueda y ganar el mayor número de partidos”.

Sobre su regreso, el base reconoce que fue “increíble, pero también fue un poco raro jugar tres partidos en una semana después de una lesión como esta”. Pese a ello, la respuesta física ha sido inmejorable, como él mismo señala. “Me siento bien y la rodilla ha respondido bastante bien. Por supuesto, ahora van a haber altibajos en marzo, pero el plan es ir jugando más y más minutos para en abril estar bien”.

Para el jugador, “nunca es un buen momento para sufrir una lesión, pero tenerla el último partido de temporada, que llegase el verano e ir a casa me permitió desconectar un poco. Tuve suerte de que no fuera durante la temporada o en septiembre u octubre porque me hubiera perdido toda la temporada. Ahora he vuelto y nadie piensa en lo que pasa en febrero, todo el mundo recuerda lo que sucede en abril, mayo y junio por lo que estoy súper feliz de estar de vuelta, y estoy deseando volver completamente a la normalidad”.

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© acb Photo/M.A. Polo

En total, Martin Hermannsson ha estado más de nueve meses fuera de las pistas. Un periodo donde ha tenido tiempo para todo, aunque reconoce que su mentalidad positiva le ayudó a superar los malos momentos. “Fue difícil pero, al mismo tiempo, he intentado disfrutar del proceso. Nunca había pasado tanto tiempo con mi familia y aquí también tengo buenos amigos; así que, simplemente, traté de disfrutar un poco de la vida cuando no podía viajar con el equipo. Traté de ser positivo y trabajar duro porque sabía que el momento de mi regreso llegaría pronto”.

Y aunque siempre hizo gala de una mentalidad vital, también reconoce que pasó por malos momentos. “Creo que los dos últimos meses fueron los más duros. En el comienzo, cuando no te sientes bien no te enfadas por no estar en la pista, pero cuando te sientes bien y comienzas a hacer todos los entrenamiento, quieres volver a la pista… aunque, a la vez, sabes que debes tener cuidado”.

En este proceso, reconoce que la fortaleza mental jugo de su parte y que esta es fundamental en el devenir de la carrera de un deportista. “Debes tener una mentalidad fuerte y eso es algo que he trabajado durante mi carrera. Creo que incluso es más importante que la salud física. La salud mental es más importante porque no vas a ningún lado sin ella y doy gracias porque tengo una mujer maravillosa y una familia increíble que siempre me ha apoyado”, se sincera.

Tras dejar atrás la amargura de la lesión, Hermannsson quiere saborear el día a día de volver a la dinámica del equipo y tratar de aportar su baloncesto para que Valencia Basket alcance los objetivos pretendidos al inicio de temporada.

Su forma de entender este deporte le predispone a anteponer el colectivo sobre lo personal cuando habla de futuro, sin embargo, y preguntado por sus próximos objetivos personales, él confiesa que la lesión únicamente ha reforzado su deseo por crecer y disfrutar del baloncesto.“Solo tengo 28 años y todos los grandes bases en Europa son mayores que yo. Ellos tienen unos 32 o 33 años, por lo que quiero estar en ese nivel y el mayor tiempo posible. Todavía tengo mucho que dar y demostrar, y estoy más hambriento que nunca por demostrarme cosas a mí mismo. Cuando estas fuera de las pistas por mucho tiempo, echas de menos jugar y mi fuego por el baloncesto nunca ha estado tan vivo, por lo que estoy realmente feliz de volver a correr sobre la pista”.

Para Martin, valenciano de adopción, ese deseo sería completo si se hiciera realidad en Valencia. Su sentimiento de pertenencia es total y le encantaría seguir siendo protagonista directo del crecimiento de la entidad y, por ejemplo, estrenar el nuevo pabellón. ”Eso sería un sueño, por supuesto. Me encantaría estar aquí, pero en este mundo nunca sabes lo que puede pasar. Ójala pueda estar muchos años, pero si no, siempre será especial”.