España derrotó a Bahamas 86-78 y hará realidad su sueño de estar en Paris 2024. El equipo tuvo que emplearse a fondo para superar al talentoso rival caribeño, pero dando la sensación de controlar la situación en todo momento.
Con una primera parte más pizarra y detalles tácticos que de jugadores y talento. Los errores fueron medidos al milímetro y, aunque Bahamas llevó el control del marcador en gran parte de los primeros cuartos, la sensación era que a España no le importaba demasiado.
Contuvo el vigor ofensivo del rival y fue trabajando el partido en defensa hasta que apareció Lorenzo Brown con tres triples seguidos. En un duelo tan igualado, su desequilibrio sonó a melodía celestial y puso a España con un más 11 a poco de llegar al descanso (42-31).
Bahamas había tenido un torneo lo suficientemente plácido para sentir incómoda con el partido que planteó España. No había estado bajo la presión de un equipo veterano, ni del marcador y eso lo notó. Le tocó tirar de individualidades más de la cuenta. Buddy Hield (19 puntos y seis rebotes) puso las primeras canastas, Eric Gordon (15 puntos) sostuvo al equipo con los cambios y DeAndre Ayton (17 puntos y 14 rebotes) se hizo gigante cuando España amenazó con romper el partido (61-47) en el tercer cuarto.
Sin embargo, pocas veces la suma de talento individual puede a la fuerza de un equipo y España fue encontrando a lo largo del encuentro soluciones procedentes de diferentes jugadores: Lorenzo Brown (18 puntos), Willy Hernangómez (15), Santi Aldama (12 y siete rebotes), Usman Garuba(10) , Darío Brizuela (9), los incombustibles Rudy Fernández (9) ySergio Llull (7) .. en definitiva, un equipo con mayúsculas que alargará su verano unas semanas más en Francia.

El partido, como final que era, se fue desperezando poco a poco, con los dos equipos sabedores que en el inicio no se iba a ganar, pero sí se podía perder en caso de cometer más imprudencias de las requeridas.
Los primeros puntos de Willy Hernangómez (sumó seis de los primeros ocho del equipo) eran contrarrestados por el tridente NBA bahameño, especialmente por Buddy Hield (siete puntos en el primer cuarto). Como anunció Sergio Scariolo en la fluidez de sus estrellas no la podía responder individualmente, por eso triples como los de San Aldama o tres tiros libres de Darío Brizuela eran recibidos como agua de mayo.
Una de las pruebas que tenía España en el plan de partido seguramente era aguantar la efervescencia inicial de Bahamas y, aunque siempre fue a remolque, el empate a 17 tras los primeros 10 minutos no era mala noticia.
La segunda prueba era ver cómo respondía a los descansos del rival, especialmente de DeAndre Ayton, dominador de la pintura en el primer cuarto. Ésta, no fue tan satisfactoria puesto que seis puntos seguidos de Eric Gordon hicieron que el descanso de su compañero fuera positivo y cuando entró en pista el marcador sonría a Bahamas (20-23).
Con un equipo donde el talento está tan concentrado en pocas piezas, los cambios en el equipo bahameño estaban diseñados al milímetro y, tras sostener al equipo en el inicio de segundo cuarto, Gordon dio paso nuevamente a Hield y Ayton aunque su aportación se redujo a un triple del primero y un tiro libre del interior.
En España esa disparidad no existía y los cambios no mermaban el juego del equipo. De hecho, la aportación ofensiva de Usman Garuba en el segundo cuarto mantuvo al equipo hasta que entró en acción Lorenzo Brown.
El base, descansado tras los buenos minutos de Alberto Díaz, se reenganchó al partido y con tres triples seguidos hizo entrar en ebullición a la Fonteta. El base dominaba el juego del bloqueo directo y, tras alimentar a Willy en el inicio de partido, llegó su momento. El equipo estiró su buen momento hasta el clímax que llegó con la mandarina de Sergio Llull y colocó el 42-31. Valencia, que tantos triples ha sufrido del balear, por fin festejaba una de ellas hasta rabiar.

Tras la algarabía generada en el final de la primera parte, la segunda empezó algo adormecida. Con una ligera anestesia que ya le iba bien a España porque el paso de los minutos se sucedía y la ventaja se mantenía alrededor de la decena de puntos. Además, la cuarta falta de Valdez Edgecombe, ayudaba a minimizar los recursos de primer nivel del equipo bahameño.
La ventaja llegó a ser de 14 puntos (61-47) pero Ayton dio un paso adelante para anotar cuatro canastas seguidas y recordar al equipo español que todavía tenía mucho que sufrir si quería doblegarle.
Con su empuje y talento, Bahamas se llegó a colocar a siete puntos, cortando ligeramente la respiración a una Fonteta que volvió a saltar de alegría con un triple de Santi Aldama que mantenía la ventaja española en la decena de puntos a cinco minutos del final.
El canario había estado en un segundo plano durante muchos minutos, pero apareció con su energía en ambas partes del campo y un rebote ofensivo suyo puso un 79-66 y el definitivo chute de adrenalina.
A Bahamas ya sólo le quedó tirar de individualidades… pero aceleradamente. Si durante todo el partido sus ataques nunca fueron ni largos ni elaborados, con el marcador y el en su contra lo fueron más. A su favor contó con que España estaba cargada de faltas y el uno contra uno de Hield o Gordon sólo podía pararse llevándolos a la línea de tiros libres (83-77).
Buddy Hield tuvo dos ataques para meter el partido en un puño, pero su falta en ataque y fallo en el triple fue el último acto de fe bahameño y la rampa de lanzamiento para la euforia de España. Rudy anotando dos tiros libres con todo el pabellón gritando ¡Sí, sí, sí, nos vamos París! fue el perfecto epílogo. Nadie mejor que él para simbolizar todo lo que significa para el baloncesto español estar nuevamente en unos Juegos Olímpicos. Los sextos para el balear los decimosextos para la Selección.
Ahora toca recargar pilar y soñar con la cita francesa de aquí a tres semanas. Será duro y complicado, pero que nadie dé por enterrada a esta Selección; muchos que lo hicieron antes acabaron arrepintiéndose.