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D'or Fischer: La sensación anónima de Maccabi Electra

Es su cuarto club europeo pero hasta ahora, D'or Fischer era un absoluto desconocido para la mayoría de aficionados al basket. Maccabi Electra sorprendió a propios y a extraños apostando en verano por un pívot con poco nombre y experiencia en clubes de poco renombre en el panorama continental aunque Fischer, con 26 puntos en su debut en Euroliga, se ha encargado pronto de disipar dudas, opositando a su vez a revelación de la Euroliga

D'or Fischer, fuente inagotable de puntos para Maccabi Electra (Foto Euroleague/Getty)
© D'or Fischer, fuente inagotable de puntos para Maccabi Electra (Foto Euroleague/Getty)
  

El Cibona de Zagreb – Maccabi Electra, intenso estreno en la competición para ambos equipos resuelto favorablemente para los croatas (81-79), ha tenido varios protagonistas destacados. Los locales Davor Kus y Rawle Marshal, con 43 puntos entre ambos, han sido claves para Cibona, aunque en el conjunto de Tel-Aviv el nombre propio ha sido el de D’or Fischer.

En menos de veinticinco minutos de juego, el pívot de 2,11 ha sumado la friolera de 26 puntos y 7 rebotes, con una serie en tiros de dos sublime: 11/12. Sus números y, especialmente, su contundencia y desparpajo han dando la razón, antes de lo previsto, a los que confiaron en él para formar el siempre potente juego interior macabeo. D’or carece del glamour de otras estrellas de Europa. Su contratación no ilusionaba de cara a sustituir a Vujcic y su bagaje y experiencia tampoco invitaban al optimismo de unos aficionados acostumbrados a fichajes de postín.

El norteamericano nació un buen día de octubre del 81 y parecía destinado a esto del baloncesto. Altura, buen físico y unos brazos bien largos que le auguraban una buena trayectoria en este deporte. Lo cierto es que tampoco explotó como se esperaba en su etapa universitaria.

En West Virginia amagó con hacerlo (promediando en la 2003-04 casi 11 puntos y 6 rebotes por choque), pero su último año no fue tan regular y acabó fuera del draft y de la propia NBA. Entonces, D’ or hizo las maletas y acabó en Polonia, en el Anwil Wloclawek. Allí tuvo una presencia testimonial, sumando dos puntos por partido en los escasos tres choques que disputó con el conjunto polaco. En esa misma temporada regresó a su país para jugar en el Roanoke Dazzle, de la Liga de Desarrollo estadounidense. Sus cinco puntos y cuatro rebotes no eran un aval de garantías para ganarse una oportunidad en su soñada NBA.

Por tanto, se decidió a probar fortuna por segunda vez en el viejo continente. En las filas del Oldenburg alemán, ahora sí, D’or Fischer se encontró cómodo y pudo desarrollar su mejor baloncesto. Pronto se convirtió en la estrella del conjunto germano, asombrando con su envergadura y capacidad de intimidación. Rozando los 12 puntos y 8 rebotes por choque, lo que más llamaba la atención en su juego era su extraordinaria capacidad para hacer tapones e impedir las canastas de su rival con su intimidación.

Con estos argumentos, Fischer se convirtió en una pieza codiciada en la propia liga alemana, aunque el jugador pretendía alcanzar la NBA. Al no conseguirlo, acabó firmando junto a su entrenador y dos compañeros del Oldenburg por el Euphony Bree, de la liga belga. Allí, acabó por explotar definitivamente, llamando la atención de numerosos clubes europeos. Y es que D’or Fischer sorprendió promediando 14,4 puntos, 10,8 rebotes y 2,8 tapones por choque, erigiéndose además en el líder de un equipo que fue el mejor en la liga regular (con él de MVP) y que acabó como subcampeón.

Su proyección parecía importante y se intuía que recalaría en un equipo más potente, aunque es innegable que fue una verdadera sorpresa el anuncio de su llegada a Israel para formar parte de un verdadero clásico del basket europeo, el Maccabi de Tel-Aviv. El conjunto de Israel buscaba un jugador interior que mejorara las prestaciones reboteadoras e intimidadoras de su equipo y apostó fuertemente por D´or Fischer.

Además, su buena visión de juego y su tiro aceptable de media distancia podían encajar bien en el Maccabi Electra, aunque las marchas de Morris y Vujcic se antojaban demasiado importantes como para ser reparadas con jugadores con tan poco nombre en el basket continental.

Y hasta el encuentro ante Cibona. El pívot estadounidense se ha estrenado en la Euroliga de una forma impecable. Los aficionados, incluso los más entendidos de basket, han tenido que tirar de archivo y de buscador para completar la información sobre D’or Fischer, un auténtico anónimo hasta hace 24 horas que, desde el miércoles, tiene muchas papeletas para ser uno de los chollos del mercado estival y una auténtica sensación en la Euroliga.