Artículo

Pau Gasol, 18 años de un debut inolvidable

Fue un 17 de enero, como el dorsal que llevó aquel día. Y se cumplen 18 años, como la edad que tenía entonces. "Fueron sólo 29 segundos, pero muy intensos", le confesó a Javier Ortiz en un reportaje publicado en el 10º aniversario y que ahora rescatamos, junto al clip de su debut ACB en Cáceres

Jovencísimo y casi irreconocible, Pau Gasol debutó en ACB el 17 de enero de 1999
© Jovencísimo y casi irreconocible, Pau Gasol debutó en ACB el 17 de enero de 1999
  
  • Estadísticas del partido

  • Ficha de Pau Gasol en la ACB

  • FotoClick: Pau Gasol con el F.C. Barcelona


  • Cáceres, 17 Ene. 2009.- Hace apenas una semana, el sonido de los botes de balón, de las zapatillas en contacto con el parqué, de niños pidiendo la pelota y de entrenadores ordenando jugadas se adueñaba de un gélido Pabellón Quinto Centenario de Cáceres en el Campeonato de España infantil y cadete de selecciones autonómicas. Pocos de esos prometedores jugadores sabían que sobre esa misma pista, justamente hoy hace diez años, debutaba con derrota en la ACB un chico desgarbado y tímido llamado Pau Gasol Sáez que estaba destinado a marcar una época en el baloncesto. De su mano, repasemos la historia de 29 fugaces y aparentemente intrascendentes segundos que empezaron a cambiarlo todo. “Fueron sólo 29 segundos, pero fueron muy intensos”, rememora el jugador de Los Angeles Lakers en declaraciones a ACB.com. La importancia que tuvo en su interior el momento la revela el propio Pau: “Cuando llegué a casa, vi en vídeo con mis padres esos 29 segundos. Fue emocionante”.

    El Quinto Centenario no parece un pabellón desde fuera. Más bien se asemeja a una nave industrial, sin adornos y con techo metálico. Está enclavado en pleno campus universitario cacereño, camuflado su volumen por el hecho de enclavarse en una hondanada. Fue una solución improvisada que hubo que adoptar en 1992 para que el Cáceres CB pudiese certificar su ascenso a la Liga ACB. En principio, el recinto estaba pensado para uso exclusivamente universitario, pero en el transcurso de un verano se transformó en un pabellón que, si bien no era excesivamente confortable, sí estaba listo para acoger los primeros años mágicos del club local en la máxima categoría. No debe haber muchas canchas en las que 4.500 plazas de su aforo estén dispuestas en gradas supletorias y sólo 500, en un fondo, sean “de obra”. Las dependencias interiores se caracterizan –no han cambiado nada desde entonces— por su estrechez, y los dos vestuarios están dominados por un carácter espartano en el que resisten las baldosas verdes y negras, los colores del club, hoy extinguido. La 98-99 sería la última temporada del Cáceres CB allí antes de mudarse a un Multiusos mucho más amplio en todos los sentidos.

    Pau Gasol durante el Mundial Junior de Lisboa (Foto Gigantes)
    © Pau Gasol durante el Mundial Junior de Lisboa (Foto Gigantes)
    A un escenario de tan poco glamour acudió Gasol, que por entonces tenía 18 años, 6 meses y 13 días, para beber sus primeros sorbos de baloncesto profesional. Era su primer año en edad senior en el F.C. Barcelona y se encontraba en un estrato inferior a los también promesas Juan Carlos Navarro y Alfons Alzamora, que ya gozaban de minutos de calidad. Aíto García Reneses había decidido incluirle en la convocatoria con la idea de ir metiéndole en la dinámica del equipo, aunque desde luego no era el jugador que más llamaba la atención de aquella generación ahora triunfante. Resulta chocante recordar que unos meses después, en el título mundial junior logrado en Lisboa, fue únicamente el séptimo jugador con más minutos en la selección (16,6) y que sus promedios resultaron más bien discretos (5,7 puntos y 3,5 rebotes). “Nos ha aportado lo que queríamos: tiro exterior, rebote y circulación de balón por fuera”, resumía en GIGANTES Charly Sáenz de Aja, el entrenador de aquel equipo cuya primera unidad componían Raúl López, Carlos Cabezas, Juan Carlos Navarro, Berni Rodríguez, Felipe Reyes y Germán Gabriel. En la final se quedó en 3 puntos y 5 rebotes en 17 minutos. Nada que ver con el enorme protagonismo que goza en los últimos años en todos los partidos importantes.



    Gasol había comenzado a jugar en la Escola Esportiva Llor, en su localidad natal, Sant Boi de Llobregat. Con 13 años fichó por el Cornellá y tres temporadas después, en una final catalana cadete contra el Barça, encandiló a los ojeadores azulgranas, principalmente Agustín Cuesta y Joan Montes. El interés de Pamesa y Joventut aceleró las gestiones para incorporarle al club “culé”, pero, pese a la movilidad de sus 2,04 (aún estaba creciendo) y a su inteligencia sobre la pista, hubo un momento en el que pareció que podía quedarse en jugador complementario, demasiado a medio camino entre ser “3”, como la mayoría le veía entonces, y explotar su talento en el interior, como ha terminado pasando. Hay datos que se explican por sí mismos: en 1999 pesaba 93 kilos. Un año después, 103. Ahora, 118. Muchos recuerdan que en sus inicios en el baloncesto jugaba de base y que eso le dio otra visión del juego, pero su auténtica eclosión se produjo cuando se convirtió en “4”. Resultaba excitante pensar en un alero de más de 2,15, pero el precedente de Brad Sellers, el espigadísimo “small forward” de los primeros Bulls de Jordan que acabaría siendo cortado en el Gijón, era más bien peligroso.

    Tampoco el propio jugador catalán parecía ver tan seguro su futuro en el baloncesto y en verano de 1998 se matriculó en Medicina, siguiendo los pasos de su madre, Marisa. Tras ser nombrado MVP y proclamarse campeón de España junior en Tenerife, fue asignado al filial del Barcelona, en el grupo Este de la Liga EBA, donde el entrenador era Quim Costa y nadie discutía el liderazgo de Navarro. De aquel equipo también llegó a la ACB Alzamora, pero poco más (Chema Marcos está en el Vic, de LEB Oro, y Adolfo Sada en el ADT Tarragona de Bronce). En la primera jornada le metió 18 puntos al Mataró (victoria por 76-82), pero tras anotar 8 ante el Llobregat Centre en la segunda no volvió a jugar durante mes y medio, cuando reapareció en la décima ante el Aracena quedándose en blanco. En la duodécima alcanzó los 14 ante el Pinturas Lepanto; en la decimotercera, 7 al Valls; en la decimocuarta, 13 al KM Tarragona y en la decimoquinta, 20 al Baró de Maials Lleida. A mediados de enero de 1999 llegó esa esperada llamada de Aíto que dejó “huérfano” al filial (perdió 55-70 ante un Mataró que estaba peor clasificado). Rodrigo de la Fuente estaba lesionado y no hay que olvidar que entonces Gasol estaba conceptuado como alero.

    “Era un chico muy joven con mucho que madurar”, reconoce Pau. “Alternaba el equipo de Liga EBA del Barcelona con el de ACB y también iba a la Facultad de Medicina todos los días, así es que tenía una vida muy ocupada entre estas dos cosas”, añade.


    Pau Gasol asoma en la celebración del título de liga de 1999


    El día de la derrota

    Nadie sabe lo que pensaba Pau mientras sobrevolaba España de este a oeste en un vuelo privado entre Prat de Llobregat y Talavera la Real aquel día 16, con tiempo para tomar contacto con la pista y dormir en el tranquilo Hotel Cáceres Golf, alejado unos kilómetros de la ciudad. Rodeado por jugadores consagradísimos como Nacho Rodríguez, Derrick Alston, Roger Esteller, Sasa Djordjevic, Roberto Dueñas, Milan Gurovic y Efthimios Rentzias, se refugiaba en la complicidad de la “La Bomba”, que es fácil de imaginar que ya le había “restregado” muchas veces que él ya había debutado en la ACB mucho antes, un 27 de noviembre de 1997.

    Era la vigesimoprimera jornada liguera y un partido relativamente fácil para los azulgranas, que llegaban con 15-5 por detrás de Real Madrid (16-4) e igualados con el Caja San Fernando. El Cáceres CB, dirigido por José Alberto Pesquera, no lo tenía claro en la zona media baja (8-12). En su fuero interno, nuestro protagonista seguro que ambicionaba una victoria clara de su equipo para poder saltar a la pista en los “minutos de la basura”. Raro es el jugador joven que ha debutado con un primer equipo “grande” con el partido sin decidir. Ahí va a ser difícil desbancar a Ricky Rubio, ¿no?

    “La pista del Cáceres estaba a rebosar”, dice el jugador catalán. El guión, como en tantos otros momentos de la vida deportiva de Gasol, no resultó ser el esperado. El equipo extremeño empezó fuerte, serio (8-2, min. 3). A base de calidad, el Barça intentó rehacerse (15-15, min. 10), pero el empuje de jugadores aún en activo como Juanjo Bernabé y José Antonio Paraíso iba desgastando al oponente, que se veía en una situación delicada al descanso (47-38).

    Los triples de Gurovic (5/8) no eran suficiente para remontar en la segunda parte y, con Dyron Nix muy acertado, el Cáceres conservaba una renta de 10-12 puntos que le valía para llegar con tranquilidad a la recta final. A falta de 29 segundos, García Reneses, con esa cara de seriedad terrorífica que se le pone cada vez que pierde un partido, se giró y señaló a Gasol, ataviado con una camiseta amarilla con el número 17. Aliviado seguramente de no hacerse casi 2.000 kilómetros en balde, se despojó del chándal y pidió el cambio a la mesa, lo suficiente para que en todos sus historiales se mencione el 17 de enero de 1999 como la fecha de su debut en la ACB. “Recuerdo que el partido estaba muy difícil y Alston había hecho la quinta falta. Aíto me llamó para salir”, apunta Gasol.

    No pasó nada reseñable en ese casi medio minuto hasta que se completó el sorprendente 92-78 final: su estadística no registró ninguna variación y su estreno pasó totalmente inadvertido para la prensa, que aquel día recogía la ejecución de 45 civiles albaneses en Kosovo por parte de soldados serbios y que el Celta seguía como líder de Primera División de fútbol.

    “Fue emocionante debutar en la Liga ACB tan joven en un equipo tan importante”, destaca Gasol, en plena vorágine de partidos en la NBA. No se ha podido encontrar ninguna fotografía que recoja ese momento histórico. La imagen del partido fueron más bien las airadas protestas de Djordjevic tras ser eliminado por faltas. El partido fue televisado por Sportmanía, con otro mito como Epi en el puesto de comentarista, quizás en un involuntario guiño de que esa tarde de domingo iba a adquirir más significado con el paso del tiempo.

    La semana siguiente, el jugador regresó a la EBA con el filial (5 puntos al Llobregat Centre, 27 de Navarro), a punto de eclosionar. Después de hacerle 12 al Condis Gramanet, en febrero completaría su mejor partido con 31 al Peñas Huesca y la línea después sería muy buena: 22 al Sant Josep, 23 al Granollers, 23 al Cafés Aitona, 18 al Alvecón Maristas, 9 al Aracena, 15 al Hispanocobyr Helios, 17 al Pinturas Lepanto, 17 al Valls, 24 al KM Tarragona y 7 al Baró de Maials Lleida. Aún no había cumplido los 19 y se enfrentaba a una mezcla de jugadores veteranos –Santi Aldama (Helios), Oscar Cervantes (Tarragona)-- y a otros jóvenes talentos que acabarían en la élite, como Alex Mumbrú y Albert Oliver (Sant Josep). El Barcelona B terminaría cuarto la liga regular con 19 victorias y 11 derrotas.

    Juan Carlos Navarro y Pau Gasol ya hacían de las suyas hace 10 años: pintan el 3-0 de la final en la pared del vestuario (Foto Gigantes)
    © Juan Carlos Navarro y Pau Gasol ya hacían de las suyas hace 10 años: pintan el 3-0 de la final en la pared del vestuario (Foto Gigantes)
    No fue desde luego habitual ver a Gasol aquella temporada en la ACB, donde jugó un par de partidos más aparte del de Cáceres, anotando su primera canasta en Torrelavega ante el Lobos (10 minutos y 6 puntos en un brutal 64-100 de la vigesimosexta jornada) y debutando al fin en el Palau al final de la liga regular (109-92 al Girona Gavis con otros diez minutos en pista y dos tiros libres encestados). No fue convocado en la Copa Korac ganada al Estudiantes, pero sí en el Playoff, en los que el Barça repetiría título venciendo al Caja San Fernando, aunque no saltaría a pista en esa final (sí en un partido de semifinales ante Estudiantes, 4 puntos en 5 minutos). Tuvo un poco de protagonismo mediático al aliarse con Navarro y escribir con rotulador en la pared del vestuario visitante del Pabellón San Pablo “Campeones 3-0” después del último encuentro.

    El resto de la historia ya se ha escrito un millón de veces: aquella auténtica presentación en sociedad en los cuartos de la Copa del Rey de Vitoria-2000 ante el Real Madrid, el liderazgo en el “doblete” de la 2000-01 tras la marcha de Rony Seikaly, el tercer lugar del “draft”, el Rookie of the Year con los Grizzlies, el All Star, los éxitos con la selección, la llegada a los Lakers… Nada que no se haya glosado ya en esta década prodigiosa de un tipo al que todavía le quedan muchas batallas por ganar y que guarda un rinconcito en su interior para esos 29 segundos que supieron a bautismo. “Ha llovido mucho desde entonces, pero ese año fue determinante en mi carrera deportiva porque maduré mucho tanto a nivel profesional como a nivel baloncestístico”, apostilla.