Cinco minutos de inspiración colocan a Lituania en la segunda fase (84-69)

Sufriendo sabe mejor. Aunque a buen seguro que los aficionados lituanos hubieran preferido sellar el pase a la segunda ronda de una forma un poco menos dramática, sin tener que esperar al último cuarto del último partido de la primera ronda para poder respirar de alivio. Kleiza impulsó el buen arranque de su equipo (7-2), muy criticado en los últimos días, aunque un triple de Videnov en el ecuador del primer periodo igualó nuevamente las tornas. No tardó Lituania en volver a intentarlo, guiado por Jomantas y Mazutis, hasta el punto de alcanzar siete de ventaja (25-18, min.8), lo que le permitió llevar la iniciativa del encuentro hasta la mitad del segundo cuarto, en el que un mate de Rowland volvió a igualar el partido: 33-33.

Los búlgaros no querían despedirse tan pronto del campeonato y estaban dispuestos a protagonizar una de las grandes sorpresas de la semana. Y eso metió miedo en el cuerpo de Lituania, incapaz de anotar un punto en los últimos dos minutos antes de llegar al descanso, que no podía ser más simbólico: 41-41. De poder a poder.

Dos triples consecutivos de Stoykov ponían a Bulgaria con seis puntos de ventaja en el tercer cuarto y a pesar de que Lituania intentaba volver a darle la vuelta a la tortilla, Rowland seguía martilleando el aro rival jugada tras jugada. Hizo falta un triple del nuevo jugador del CB Murcia Delininkaitis para que el encuentro entrara en una nueva fase (55-54, min.29).

En el último periodo, Rowland seguía a los suyo y rondaba la veintena de puntos para mantener vivo a Bulgaria (66-64, min.35), pero los lituanos, por primera vez en el torneo, se quitaron la presión de encima y destaparon toda su calidad en cinco minutos mágicos que le dieron el pase a la segunda fases. Las razones eran de peso: una afición entregada que les permitía jugar prácticamente como local, un rival de menor entidad sin fuerzas a la hora de la verdad y la calidad de hombres como K.Lavrinovic , que decantó el partido. Seis puntos seguidos suyos le daban diez de ventaja a Lituania y Delininkaitis, con la ayuda de Petravicius, se encargaron de terminar con cualquier esperanza de remontada búlgara en los últimos minutos. La diferencia final, de quince puntos (84-69), fue demasiado abultada para los méritos de cada equipo.