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Tras los pasos de... Jeff Lamp

Hace casi dos décadas, el 'Lamparas' destrozó récords anotadores en ACB, anotando incluso 29 tiros libres en un partido. Descartado en el colegio y campeón de la NBA con los Lakers, descubre qué ha sido de la vida del 'Beckham de Granada'

Lamp dejó un gran recuerdo en Virginia University
© Lamp dejó un gran recuerdo en Virginia University
  

Los años pasan, el hombre se supera, las marcas caen. Lo factible del hoy es lo imposible del ayer y lo utópico del mañana será algún día realidad. O eso nos gusta pensar. El baloncesto y los números se miran, se desean, se necesitan. Y es que las estadísticas son de las pocas cosas tangibles en un deporte tan complejo y con tantas alternativas.

Los topes y los récords son la punta del iceberg de ese inmenso universo de cifras que rodea al basket, llenándose cada semana las crónicas de \'rachas históricas\', \'registros de otra galaxia\' o actuaciones individuales que, por una razón u otra, entran en los anales. Hasta que al poco tiempo alguien las supere. Y vuelta a empezar. Un círculo vicioso que regala una gloria efímera, pero gloria al fin y al cabo.

Sin embargo, entre esos récords o topes máximos hay algunos que parecen difíciles de batir, otros casi imposibles y alguno, simplemente, huele a eterno. Es el caso del récord de tiros libres conseguidos en un mismo partido en ACB, que firmó Jeff Lamp un buen día de diciembre de 1991. Ni más ni menos que 29 fueron los encestes desde la personal del jugador norteamericano. Un registro prácticamente inamovible. La vía más directa para entrar en la historia de la liga. Y eso que ya había hecho méritos suficientes en su carrera como para ser recordado incluso en la actualidad, cuando casi dos décadas después de sus canastas imposibles, aún sigue triunfando dentro y fuera de la cancha. Es su sino.

Cola de león... y cabeza de ratón

Nacido en Minneapolis, Jeff Lamp era un enamorado de este deporte que se había propuesto dejar mal al técnico que le cortó en el colegio del equipo de baloncesto por no llegar al nivel que él pedía. En unos años se convirtió en uno de los diez mejores en el High School de todo el país, en un referente junto a Magic Johnson de Estados Unidos en el Torneo de Mennheim, en un McDonald All American y en jugador histórico en Virginia. Dulce venganza.

En aquella universidad, Jeff se convirtió en uno de los máximos artilleros de toda la nación, promediando casi 19 puntos por partido durante su fructífera etapa de cuatro años, en los que conquistó el NIT (1980) y, formando una gran conexión con Ralph Sampson, alcanzó la Final Four de la NCAA al año siguiente.

Anotador incansable, sus méritos y su creciente fama no pasaron inadvertidos en el draft de la NBA, siendo elegido en la posición número 15 por los Trail Blazers. En Portland pasó tres campañas, donde nunca terminó de encontrar un hueco en la rotación, exprimiendo sus minutos para dejar detalles de su talento pero sin la continuidad necesaria para triunfar. En la temporada 85-86 pasó por Milwaukee Bucks y por los Spurs de San Antonio, donde llegó a promediar más de once puntos en la treintena de partidos que disputó.

El jugador conquistó un anillo con los Lakers
© El jugador conquistó un anillo con los Lakers
Sin embargo, a Lamp le gustaron sobremanera los cantos de sirena de Europa, se dejó seducir por la potente liga italiana y firmó por el Hamby Rimini. Allí, pudo liberarse tras cuatro años de suplencia y, con muchos minutos en la cancha y licencia para tirar, se disparó hasta los 27,3 puntos de media. Nacía un dilema. ¿Ser rey en Europa o apurar sin garantías su sueño NBA? ¿Y por qué no las dos?

En 1988 eligió la segunda opción, compatible siempre con un regreso al viejo continente, donde tendría las puertas abiertas. Y no se arrepintió. Los Lakers serían su destino. Jugó poco, con una presencia meramente testimonial en un equipo irrepetible con Magic Johnson, Abdul Jabbar y Riley, pero vivió el sueño de conquistar un anillo, algo que ya nadie le quitaría pese a poner el punto y final a su carrera NBA, con casi 300 partidos en los que jamás sintió que confiaran realmente en él.

La Lega, donde tan buen sabor de boca había dejado, volvió a suspirar por él, aceptando en esta ocasión la propuesta del Hitachi Venezia, donde se movió en cifras que rondaban los 25 puntos por partido en sus dos temporadas en el club. Tras esa etapa, ya con 32 años, le restaba aún aceptar un último desafío. El de la ACB.

Monsalve se fijó en él, aterrizando en Granada junto a Mike Higgins, curiosamente en el cuadro andaluz la pasada campaña y aún, a sus 42 años, en activo, en las filas del Xacobeo Blu:sens. Lamp, que combinaba su profesión con una empresa de inversiones en Portland, llegó a la ciudad nazarí como si se tratara de una estrella de Hollywood.

Llegaba un alero de raza blanca de prestigio, por su etiqueta de ser todo un campeón de la NBA. Aspecto inconfundible, apuesto, flequillo engominado. El base Ernesto Fernández, compañero suyo aquel año, lo ilustraría años después de una manera bastante curiosa: “Él y su mujer parecían los Beckham de Granada”. Educado, simpático, tímido trabajador y anotador compulsivo, desde que se inició la liga demostró ser una de las nuevas estrellas de la liga, casi infalible.

El increíble récord de Jeff Lamp
No fue un partido más. Las 5500 personas que acudieron a Pisuerga a ver a su Fórum Valladolid contra el Oximesa Granada no imaginarían que iban a asistir a un suceso histórico en la ACB. Desde el comienzo, el encuentro era muy físico y la presión defensiva vallisoletana había llevado en más de una ocasión al base Sabater y al propio Jeff Lamp a la línea de tiros libres. El cuadro pucelano aún aguantaba su ventaja de cinco al descanso pero, en el minuto 25, un gesto de enfado de Sabonis le costó una técnica y, al volver a protestar, le señalaron la descalificante. El público local entró en cólera y el choque entró en una fase de locura y de juego duro, con constantes cortes por las faltas personales que perjudicaron, especialmente, al Forum de Javier Casero.

\"Botaba Saber o Lamp, el jugador del Forum que fuera se disponía a defender y al menor roce, piiii”, escribiría una década después Juan Miguel Ramiro, el hermano de Fede, en Basket Confidencial. Llovían técnicas y los jugadores pucelanos fueron desfilando uno a uno: Miguel Ángel Reyes, Lalo García, Álex Bento, Silvano Bustos, Juan Espinosa y Mike Schlegel, además del propio Arvydas Sabonis, acabaron expulsados por acumulación de personales, por lo que terminó jugando un quinteto pucelano de circunstancias, con cuatro \'críos\' por debajo de los 20 años (dos de ellos, juniors) y Fede Ramiro intentando culminar una remontada más imposible que nunca. En el Oximesa, por su parte, sólo Higgins llegó a las cinco faltas.

¿El más beneficiado? Además del cuadro andaluz, un hombre, Jeff Lamp, que no perdonaba desde la línea de tiros libres. Lo hizo sólo en una ocasión de las treinta veces que lanzó, con un excepcional 96,6% en sus 29 tiros libres convertidos, todavía hoy récord de la ACB. Las crónicas vallisoletanas hablaban de escándalo histórico y las granadinas de la heroicidad de sus plantilla y hasta de sus enviados especiales, que tuvieron que escapar de la ira descontrolada de unos pocos que querían que ellos pagaran los platos rotos.



Aquel día, el Oximesa Granada venció por 105-109. Las emociones desatadas, la polémica y la sensación de incredulidad se diluyeron con el paso de los días pero ni siquiera el tiempo ha logrado provocar menos sorpresa en cualquier aficionado que eche un ojo a algunas de las cifras de aquel increíble partido. No sólo el 29/30 de Lamp sino sus 16 faltas recibidas, sus 45 puntos (récord en ese momento en aquella temporada) o sus 58 de valoración. 45 faltas de un equipo, siete expulsados (ocho en el partido) y un 54 de 67 para los granadinos desde la personal. Números que parecían inmutables en el tiempo hasta que llegó, 18 años después, un Manresa-Barça surrealista, les dio a cada equipo por jugar cuatro prórrogas en un maravilloso e interminable choque, y los de casa se fueron hasta un 55/68 en el tiro libre, superando por uno ese récord colectivo de 1991.

El de Lamp sigue vivo. Desafíante, impertérrito. Ni en la propia NBA, donde únicamente un “tal” Wilt Chamberlain y Adrian Dantley se apuntaron el máximo registro con 28 tiros libres en un solo partido. Es el tope. Quien lo supere, destronará a Lamp, cuya leyenda se mantiene más viva que nunca. ¿Alguien acepta el reto de superarle?

Vivió todo el año por encima de los quince puntos por choque, algo que sólo han podido conseguir hasta la fecha, además de él, Schlegel, Berry y Schmidt. El ‘Lamparas’, como lo llamaban por Granada, pulverizaba registros anotadores cada fin de semana y acabó la temporada con una espectacular media de 29,1 puntos por encuentro.

Lamp lanza un tiro libre con el TDK (Foto Hemeroteca El Mundo Deportivo)
© Lamp lanza un tiro libre con el TDK (Foto Hemeroteca El Mundo Deportivo)
“Forma parte de mi trabajo anotar puntos. Tuve un entrenador que me decía que cuanto más rápido tirar cada jugador, menos tiempo consumía en pensar jugadas y había menos complicación. Por eso me acostumbré a tirar siempre, desde cualquier posición y con rápidez. A veces un tirador ha de ser egoísta”. Sus palabras en una entrevista en El Mundo Deportivo en aquella época explicaban su facilidad para ver aro.

La desgracia se cruzó en su trayectoria en forma de lesión cuando en un choque contra Davalillo se lesionó el pómulo. El principio del fin en el Oximesa. Y del propio equipo también, víctima de la ausencia de su líder. El jugador se perdió los dos primeros partidos de la eliminatoria que decidía la permanencia o el descenso del club ante el Ourense. Incluso viajó a Estados Unidos sin comunicárselo al club para recuperarse en tiempo récord y, a punto estuvo de llegar para el tercer partido, pero su dolor en el ojo y en la zona del malar le impidieron participar y su Granada cayó por tercera vez consecutiva, consumándose así su pérdida de categoría. Triste final para un año en el que había dejado tan buen sabor de boca.

Los grandes llamaron a su puerta e incluso llegó a declarar que, si no se iba a Italia, en España sólo se quedaría para jugar en el Real Madrid o en el Barcelona. No obstante, el TDK Manresa jugó sus bazas y le convenció para que se quedara en la liga española un año más. El último. En el equipo del Bages volvió a asegurar una veintena de puntos en cada cita, ayudó a alcanzar el Playoff y, una vez concluida la temporada, colgó definitivamente las botas. No había marcha atrás.

Jeff es en la actualidad todo un docente del basket
© Jeff es en la actualidad todo un docente del basket
¿Qué es de su vida en la actualidad?

Jeff Lamp sufrió mucho más de lo que pensaba a la hora de adaptarse a su nueva vida. El balón había sido su compañero infatigable de viaje, su modo de ganarse la vida, su pasión, su especialidad. Decir adiós a un amigo dando un portazo nunca es sencillo. El estadounidense regresó a su país deseando pasar página y empezar de cero explotando su faceta empresarial, mas no resultó un camino de rosas. “Me costó mucho esa transición. No podía imaginar cuánto iba a echar de menos jugar al baloncesto, fue realmente duro para mí dejar de hacerlo”, declaraba.

Establecido en San Diego, Jeff conoció por casualidad un proyecto no lucrativo que le encandiló y en el que se involucró desde el primer día. ‘San Diego High Five’ buscaba prevenir de las drogas y el alcohol a los jóvenes a través del deporte, o simplemente, encauzar sus vidas si habían tenido problemas de adición o habían sufrido actos de violencia. Lamp se entregó en cuerpo y alma a la fundación, ayudando en colegios e institutos a niños de todas las edades. “Hace mucho trabajo recibiendo muy poca recompensa”, sentenciaba Rle Nichols, el presidente de la asociación.

Por otra parte, la antigua estrella de la ACB encontró un método para seguir vinculado a su pasión, entrenar. No se trataba de coger a un equipo u otro y luchar por campeonatos, sino más bien de formar a nuevos talentos, aconsejarles, trasmitirles sus experiencias e intentar explotar sus virtudes, a través de sesiones intensivas o de campus que ofrecían su presencia como mayor reclamo.

Del mismo modo, en estos años se ha dedicado a asesorar e instruir, como si de un catedrático del baloncesto se tratara, a otros técnicos de presente o futuro, participando en más de 150 clínics y conferencias dirigidas a entrenadores. Incluso, organiza sesiones en las que se apuntan jugadores que son o han sido NBA y sueñan con llegar a entrenar algún día (Bobby Jackson y Lorenzen Wright, sus últimos alumnos), ayudándoles a formarse en esa nueva especialidad. Por si fuera poco, ha sido además un habitual en el prestigioso Pete Newell’s Big Man Camp.

Su otra faceta vinculada con el baloncesto, además de la docente, se centra más en el asesoramiento a otros jugadores profesionales. Miembro muy activo de la NBPA (Asociación de jugadores de la NBA), lleva ocho años en un proyecto esponsorizado por la propia liga que ayuda a los baloncestistas que se retiran, intentando mitigar el vacío y la incertidumbre que tienen los jugadores nada más dejar el deporte. Él sabe bien lo que se siente.

Lamp promete triplicar el rendimiento de sus clientes
© Lamp promete triplicar el rendimiento de sus clientes
“Es algo voluntario, que les ofrecemos. Algunos quieren terminar sus estudios, otros desean empezar un negocio… nosotros les facilitamos contactos”, afirma el jugador. Como si de un psicólogo se tratara, Lamp orienta y asesora a los que se lo solicitan para disipar tantas dudas que surgen en el momento de decir adiós. Aconsejan sobre educación, incluso ayudando a preparar los exámenes, tienen entrevistas personales, establecen hasta tutorías y van tejiendo una red de contactos que puedan servir para que los jugadores inicien su “nueva vida” con la comodidad de tener un trabajo.

Por si le faltara algo a la ajetreada vida de Jeff Lamp, el ex jugador, ahora asentado en Los Ángeles, tiene otro trabajo paralelo que poco tiene que ver con el basket. Bueno, él argumenta que sí, que la propia experiencia del deporte le ha ayudado a fundar esa empresa. En concreto, se trata de un proyecto destinado a mejorar la productividad de otras empresas, prometiendo incluso poder triplicar el rendimiento de sus empleados.

Lamp argumenta que alguien que fue descartado en el equipo de baloncesto de colegio para acabar siendo, un poco más tarde, uno de los mejores jugadores universitarios de todo el país, algo sabrá de crecer y de superar las adversidades. “Haciendo las cosas de una cierta manera derivará en resultados mejores”, el lema en el que se fundamenta una empresa que apuesta por un trabajo psicológico, orientativo y motivacional que, según los testimonios de los satisfechos clientes recogidos en su web, funciona y acaba dando sus frutos. Palabra de Jeff Lamp.