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Carme Lluveras: La mujer de acero

Pocas personas en el baloncesto son capaces de presumir de vencer a los Junior de Oro o subir de segunda Autonómica a EBA con ascensos consecutivos y emprender la aventura de la ACB como entrenadora asistente… voluntaria. Pero es que Carme Lluveras no es como las demás personas. En el baloncesto ha hecho de todo, desde ganar ligas hasta participar en la ACB y la WNBA

Carme Lluveras vive como pocas personas la pasión del baloncesto (Foto Ciudad Ros Casares)
© Carme Lluveras vive como pocas personas la pasión del baloncesto (Foto Ciudad Ros Casares)
  
  • De la profesional a la persona


  • Redacción, 25 feb. 2010.- Las jugadoras del Ciudad Ros Casares son conocidas en el mundo del baloncesto femenino como las chicas de acero. A mitad camino entre el antiguo patrocinador (Ros Casares es una empresa dedicada al metal) y el carácter ganador del equipo, este apelativo encaja a la perfección con el equipo y la mujer que lo dirige desde los despachos.

    Se define como, deportivamente competitiva y ambiciosa, y en el mundo de la canasta ha hecho de todo. Carme Lluveras es, posiblemente, uno de los rostros más conocidos del baloncesto femenino aunque también ha hecho sus pinitos en el masculino como entrenadora en el Aracena y entrenadora voluntaria en la ACB con Unicaja.

    Quien conoce a Carme Lluveras dice de ella que es una mujer con un fuerte carácter y gran personalidad, pero es que sería imposible pensar que fuera lo contrario. Habituada a luchar en un mundo masculinizado, Lluveras es una mujer fuerte, valiente y provocativa, es, en definitiva, la chica de acero del baloncesto nacional.


    Una vida, una pasión

    Metida ahora en funciones de General Manager en Ciudad Ros Casares, el curriculum deportivo de Carme Lluveras es amplio y reconocido. Jugadora, entrenadora y directiva, Carme incluso ha tenido tiempo de ser comentarista, pero ¿cómo se aficionó al mundo de la canasta? “De pequeña practiqué muchos deportes y a raíz de practicar el baloncesto en el colegio encaminé mi afición. A medida que me fui haciendo mayor, fui dando pasos y comenzó a ser para mí, primero, un deporte importante y, después, ya una pasión”.

    Esboza una sonrisa cuando se le pregunta por su estilo como jugadora y confiesa que pese a su corta estatura en su época sí se podía jugar al baloncesto. “En aquella época a los bajitos nos dejaban jugar” reconoce Carme Lluveras.

    Bajita pero con carácter, Carme Lluveras reconoce que ya de joven su fuerte personalidad hacía sufrir a más de un entrenador y compañera de equipo y asegura que como entrenadora “nunca” hubiera podido dirigir a una jugadora del carácter que ella mostraba. “La hubiera echado a la calle a los dos minutos”, bromea Lluveras.

    Después llegó el momento de colgar las botas y coger la pizarra. El camino lógico de Carme Lluveras fue llegar a los banquillos y con esa claridad de ideas que siempre ha tenido se marcó un objetivo ambicioso: ser la mejor entrenadora posible. “No es sólo como entrenadora, en todo en esta vida mi aspiración es ser la mejor, soy muy competitiva. Si cocino, quiero hacer el mejor plato posible. Es una manera de ser”.

    Y esa sana competitividad le llevó a lo más grande con el UB Barça con quien conquistó dos títulos de Liga Femenina. Recordando su época como entrenadora del equipo blaugrana, Carme nos recuerda que todavía en Valencia se acuerdan de sus duelos y le riñen cariñosamente.

    No es para menos, si los duelos entre UB Barça y Ros Casares marcaron un época de rivalidad en el baloncesto femenino, Carme Lluveras era la “enemiga público número uno” en Valencia. “Me lo pasé genial, la rivalidad que había entre esos dos equipos fue una gran rivalidad deportiva, pero con gran espeto entre las dos partes. Siempre recordaré que yo motivaba esta rivalidad, porque soy provocativa y me gusta retar al contrario y poner nervioso a todos pero sin llegar a nivel a extremos.” Fueron cinco finales seguidas las que protagonizaron ambos equipos, y con esta sana rivalidad, de manera indirecta, Carme Lluveras ayudó a hacer más grande al club al que llegaría años más tarde.

    Cosas de la vida y del deporte, Carme pasó de ser enemiga a amiga, de odiada a querida. Su carisma y marcada personalidad han conseguido ganar a una afición que está entregada a su General Manager. “Esto pasa mucho, por ejemplo en el fútbol pasó con Stoichkov o en baloncesto con Nacho Rodríguez, que después de su época en Unicaja fue el más querido en Barcelona.”

    Después de entrenar al máximo nivel con mujeres y superar el reto de dirigir con éxito a hombres en el Aracena (alcanzó la EBA desde la segunda Autonómica), Lluveras señala con agrado que “como entrenadora estoy contenta con lo que he conseguido, creo que llegué a un tope aunque también pienso que no me he jubilado”.


    Carme Lluveras logró llevar al UB Barça a lo más alto... frente al Ros Casares (Foto Ligafemenina.com)
    © Carme Lluveras logró llevar al UB Barça a lo más alto... frente al Ros Casares (Foto Ligafemenina.com)
    Tocar el cielo en la ACB

    Entre su curriculum destacan los títulos con el UB Barça y los ascensos con el Aracena, aunque Carme reconoce que para ella también tienen un sentido muy especial dos logros tan importantes como son haber sido técnica asistente voluntaria en Unicaja con Sergio Scariolo y entrenadora invitada por dos años consecutivos en la WNBA. Para Carme Lluveras, tanto la ACB como la liga femenina norteamericana “son las dos mejores ligas del mundo y poder haber acceder a ellas me enorgullece… pero siempre quiero más”.

    Incidiendo en su etapa malagueña, a Carme Lluveras se le ilumina la cara recordando aquel año y nos confiesa que “aquel año toqué el cielo. Para mí el hecho de que Scariolo me hubiera abierto las puertas, en un momento que yo quería tener acceso a la ACB, fue una oportunidad gloriosa”, señala una Lluveras que afirma haberlo pasado “genial”, aunque también añade que “fue el año que más he trabajado en mi vida, con un nivel intenso de trabajo, de concentración y que significó crecer como entrenadora.

    Tras aquella experiencia, Carme Lluveras se ofreció a varios clubes como candidata a entrenadora pero siempre obtuvo el no como respuesta. El mero hecho de ser mujer y el no haber formado parte de las canteras de aquellos clubes le cerraron las puertas a pesar de, seguramente, estar más preparada que muchos otros técnicos. Y no es una opinión, sino una realidad que se puede contrastar al comparar el curriculum y la amplia experiencia de la entrenadora catalana con la de otros entrenadores.

    Hay muchos factores que pudieron imposibilitar que Carme Lluveras no se sentara en un banquillo ACB, algunos dijeron que ella era una head coach y que no podría ser asistente, o que una mujer no podría dirigir a hombres, pero la única realidad patente es que ella llevó al Aracena, tras varios ascensos consecutivos, a competir en la liga EBA. “Y la EBA no es como a que hay ahora, habían menos categorías y era mucho más fuerte. Recuerdo que todos los juniors de oro estaban en EBA, nosotros competíamos con los Navarro, Gasol y compañía” señala una Lluveras que bromea al afirma que “cuando me ven los del Unicaja; Cabezas, Berni y Gabriel se enfadan porque en aquella época les ganaba”. Bromas sí, pero también una gran reflexión final “ellos siempre me han visto como una entrenadora, no como una mujer que estaba en un banquillo”.

    Los años han pasado pero ¿sigue latente el sueño de entrenar en la ACB? “No, pero no porque me haya resignado, sino porque soy muy consciente de la realidad y entiendo que si la vida no está preparada para que una mujer entrene en la ACB es un absurdo seguir luchando en algo donde no tienes el control”. De momento, Lluveras aparca esta posibilidad aunque incide en el agradecimiento a Sergio Scariolo, un técnico al que siempre estará agradecida porque “apostó por mí sin importarle quien era, sólo valorando mi conocimiento del juego”.


    Primero en Minnesota y luego en Washington, Carme Lluveras conoce a la perfección el funcionamiento de la WNBA y sus jugadoras
    © Primero en Minnesota y luego en Washington, Carme Lluveras conoce a la perfección el funcionamiento de la WNBA y sus jugadoras
    La aventura americana

    Luego llegó la oportunidad de vivir desde dentro la WNBA y, de nuevo, intuimos de las palabras de Carme Lluveras la gran importancia que ha tenido en ella estas dos experiencias en Minnesota y Washington. “Sólo con ver una foto mía estando allí, la gente ya sabe cuánto de importante es para mí”. La catalana afirma que la WNBA es muy diferente a lo que aquí hay, ni mejor ni peor, simplemente diferente. “Entiendo que a la gente le pueda gustar más o menos, pero para mí la WNBA es una gozada”, asevera.

    La existencia de múltiples medios convierte a la WNBA en un “paraíso” para el deportista, aunque es el trato lo que le ha terminado de enamorarle. “El primer año cuando les escribía a los míos les decía: “se piensan que soy alguien, esta gente me trata como alguien importante”. Me sentía como el presidente de los Estados Unidos; bueno no sé como se sentirá Obama pero yo sentía muy querida, todo eran facilidades”.

    Lluveras nos reconoce que el nivel de profesionalismo es altísimo, que la capacidad de movilizar a gente y de explotar los recursos y el merchandising son casi inimaginables en Europa, lo cual nos hace sentir escuchándola que, pese a las múltiples quejas señalando que “aquello no es baloncesto”, todavía nos queda mucho de aprender… en algunos aspectos.

    Carme reconoce que se ha convertido en una especia de “adicta” a la competición americana porque le da “la vida” para seguir su trabajo diario el resto del año. Pero las diferencias entre ambos mundos no sólo se resume en la experiencia vital de nuestra protagonista, hablando con ella comprendemos que muchas jugadoras (y jugadores) de Estados Unidos tenga problemas a la hora de aclimatarse a la vida en Europa.

    A lo largo de la conversación surge una duda ¿se puede trasladar el modelo americano a España? la respuesta es clara: “No. Hay cosas que te sirven, cosa que te valen la pena pero también muchas cosas a analizar, desde el trato a las jugadoras que allí lo tienen todo y aquí no, hasta lo medios humanos, allí tienen de todo”. También es cierto que la WNBA compite en verano sólo con el béisbol ya que comienza cuando la NBA ha terminado, mientras que en España la Liga Femenina compite con muchos más espectáculo deportivos, eso sin duda que favorece a que el aficionado americano, y el no aficionado, pueda centrarse más en la competición femenina.


    La General Manager conoce a la perfección la problemática actual del baloncesto femenino (Foto EFE)
    © La General Manager conoce a la perfección la problemática actual del baloncesto femenino (Foto EFE)
    Volver a la realidad, diagnosticando un problema

    Tras vivir la experiencia americana, aterrizar al mundo FIBA y, en concreto, al baloncesto femenino en España, puede suponer a veces un drama. Carme Lluveras, es consciente de la dura realidad que vive no sólo el baloncesto sino el deporte femenino en general pero lejos de mirar a los lados y echar las culpas a otros prefiere ser autocrítica y comenzar el análisis desde los errores propios que cometen los clubes. “La competición española cada vez pierde más atractivo y eso es muy preocupante. No es que antes fuéramos la alegría de la huerta, pero recuerdo Playoffs con la Fonteta llena. Es una liga con poco atractivo y todos somos muy culpables”.

    Para Lluveras en el baloncesto femenino “se debaten ahora los mismo temas sobre los que se debatía hace 20 años.Anclados en cuestiones del pasado, el baloncesto femenino no parece haber progresado o mejorado en todo este tiempo. “Nadie hemos conseguido atraer público o generar interés”.

    Pero hablar con Carme Lluveras nos recuerda la teoría de José Saramago sobre las personas optimistas y las pesimistas. El Nobel de literatura, dijo una vez que prefiere a los pesimistas porque son los que ven las cosas que van mal en el mundo y las intentan cambiar. Pues bien, Lluveras entraría en este grupo y si bien su discurso puede parecer algo negativo, ella es la primera en aportar soluciones e intentar cambiar la realidad. “Deberíamos sentarnos y limpiarnos la cara todos. Si no reconocemos los errores propios no podremos avanzar. Yo siempre trato ser coherente y buscar la solución correcta. Hay que pensar ¿los problemas son de la FEB o son nuestros? El auténtico problema es que como todos nosotros tenemos nuestras propias dificultades en el día a día, apenas tenemos tiempo para ponernos a pensar en cómo mejorar la liga”.

    Carme habla de problemas económicos, de rentabilidad publicitaria, atracción de público, etc. Quizá demasiados problemas individuales que minan la voluntad colectiva de aunar esfuerzos comunes. “El baloncesto ha sudo un burbuja de tal dimensión, las jugadoras han llegado a cobrar tanto dinero que no es consecuente con lo que genera y con el potencial de los clubes. Todas estas cosas lo único que hacen es reducir la dimensión del baloncesto femenino”.

    Quizá la solución pasaría por la televisión, el principal medio de comunicación y difusión. Es el gran altavoz de la sociedad y el medio ideal para que la gente reconozca y se aficione al baloncesto femenino. “Parto de la base que no hay que buscar a las televisiones, sino que las televisiones públicas tienen que dar cobertura a nuestro deporte. ¿Acaso no pagamos las mujeres los mismos impuestos? pues yo pediría que en las televisiones públicas el deporte femenino tuviera las mismas cuotas que el masculino”. Pese a todo, la catalana tiene claro que en una sociedad que cambia de gustos y se renueva constantemente, son los propios clubes de baloncesto “los que tenemos que idear formulas atractivas y renovamos para llamar la atención del espectador”

    Para Carme Lluveras la marginalidad del deporte femenino en parte se justifica por el exceso de atención que vive el fútbol “si la gente se despertara leyendo sobre baloncesto femenino, comiera sabiendo lo que ha hecho Amaya Valdemoro y se fuera a dormir viendo lo que ha hecho su equipo, al final todos serían aficionados al baloncesto femenino”. En definitiva, se trata de crear desde la oferta la demanda de baloncesto femenino, crear ídolos femeninos para el gran público.

    Este es el camino y la meta en la que trabaja ahora Carme Lluveras, una ganadora que ha superado los retos y los obstáculos que la vida le ha puesto delante con la misma entereza con la que hace una radiografía del baloncesto actual. Ahora, desde su despacho en Valencia, trata de revertir esta gris realidad y conseguir un objetivo tan difícil como puede ser ganar una liga, Carme busca revitalizar el deporte que tanto le apasiona.