Antes de nada, demos un paseo por los libros. Así cuenta el episodio anteriormente referido el ilustre profesor Pedro Escamilla en su 'Historia del Baloncesto Olímpico': 'Por lo que respecta a la selección española, que salvó la cara ligeramente con triunfos ante equipos discretos (Australia, Egipto y Japón), su lamentable partido ante Cuba (precisamente un equipo al que, en la última confrontación entre ambas selecciones, se le había derrotado contundentemente por cuarenta puntos de diferencia) anunció una especie de 'muerte previa'. Todo el equipo jugó desangeladamente, como si no tuviese importancia la victoria. Fracaso casi colectivo del que sólo pudo salvarse Luis Miguel Santillana, autor de catorce puntos. Se empezó jugando con serenidad y acierto, llevando ligerísima ventaja en el marcador. Los cubanos se percataron de que este equipo español no era tan peligroso, cerraron su defensa, se movieron en bloque perfectamente y anularon a nuestros mejores hombres. Chappe fue una pesadilla para Luyk, que apenas si pudo ejercitar su hábil tiro de gancho (Chappe le puso la mano casi siempre, tapando en el primer instante la trayectoria del balón) y la selección española se empezó a diluir y acabó con una de las derrotas más tristes de su historia. La defensa cubana, cerrando su zona e impidiendo pases a Luyk con su pegajosidad, fue artífica de este triunfo que dejó a España prácticamente fuera de combate (...)'
De manera que este señor gordo y sin pelo, afroamericano grandote, de Bolitur Travel es el gran culpable. Todavía guarda ¿faltaría más- la medalla de bronce que terminaría conquistando en aquellos Juegos del 72 -derrota en la semifinal ante la Unión Soviética (50-67) y posterior victoria frente a Italia (66-65)- que recuerda con relativa nitidez (España, undécima, tan sólo se trajo los puros y el ron que compraron a los caribeños): 'Desde el atentado a los atletas israelíes, estuvimos intranquilos. En la Villa Olímpica había una tensión fuera de lo común. Eso nos marcó a todos los deportistas'. 'La polémica de la final?
Un inciso para relatarla brevemente: con el marcador en URSS, 49 - EE UU, 48 y tres segundos para la conclusión Collins 'el actual entrenador de los Wizards de Jordan- dispone de dos tiros libres que anota (49-50). Mientras está lanzando el segundo, Kondrashin pide minuto, a pesar de la norma que le impedía dicho derecho en esos instantes. Total, que los soviéticos retienen el balón dos segundos, con su técnico insistiendo en la solicitud. Los árbitros detienen el juego, lo que ocasiona unas tímidas protestas de los europeos. Seguidamente, el tiempo expira del todo, la bocina suena y los norteamericanos celebran el triunfo alborozados. Pero el británico Jones, secretario general del FIBA, ordena retornar el crono a los tres segundos, en los que a Edeshko le daría luego tiempo a dar un pase de cancha a cancha que Belov (Alexander, no Sergei) transformaba en la canasta del oro (51-50). Estados Unidos protestó seria y oficialmente, negándose posteriormente a recoger las medallas de plata.
'Fue de película o digno de una novela. Mi opinión, que es la de alguien que estaba allí, en la grada, es que se jugó lo que se tenía que jugar. Faltaban tres segundos para terminar el partido y había que jugarlos. Los americanos se precipitaron en la celebración del triunfo. Ya luego, lo de no recoger la medalla de plata, es una cuestión de soberbia y prepotencia, de no reconocer que perdieron. Pero si hubieran tenido razón no habrían disputado aquellos tres segundos'.
De sus enfrentamientos con nuestra selección se queda 'con los duelos que mantuve con sus grandes 'centros', como Luyk o Santillana. Entonces les ganamos, pero fue porque ustedes aún no tenían a Gasol. Ese chico sí que es bueno. Yo soy un fiel seguidor suyo porque veo en él carisma e intensidad'. No, querido: en los setenta quien estaba era Clifford, que también se pronuncia al respecto: 'Ay, el gran Chappe. Era un pívot atípico: no llegaba a los dos metros, tenía mucho culo, un buen tiro exterior que apenas utilizaba... Inteligente y hombre de equipo, convertía en aprovechable cualquier balón que recibiera. A nosotros nos vencieron marcándonos por delante y haciendo ayudas atrás en cada pase bombeado. Estamos hablando de uno de los legendarios, alguien que le daba igual meter 8 que 28. Simplemente, hacía lo necesario para ganar'.
Natural del barrio habanero de El Vedado, la fortuna se cruzaba en su camino cuando ingresó en el Centro de Recreación de la Revolución Camilo Cienfuegos. Dentro del recinto, y bajo la tutela del sabio José Perkins, comenzaba una trayectoria tan precoz (internacional absoluto a los 16 años, su primera salida se produjo con motivo de los Juegos Centroamericanos de Jamaica, tan sólo unos meses después) como exitosa (el único metal olímpico del baloncesto cubano fue el conquistado bajo su liderazgo), que más tarde se extendería a los banquillos, ya sea de su propia selección (cuatro años) o en Venezuela (Panteras del Táchira).
A día de hoy, dirige una agencia de viajes en la capital de España, donde también reside su hija Taymi, bicampeona del mundo (una vez con Cuba y otra bajo bandera española) de esgrima, por mucho que de pequeñita se iniciara en el deporte con una pelota naranja y su correspondiente cesto. Eso sí, para nada descarta don Pedro volver a entrenar (de hecho, le vimos en el reciente Clinic de Navidad Raimundo Saporta, escuchando atentamente a los Casimiro, Torres, Reneses, Imbroda o Monsalve): ¿El basket es parte de mi vida y a todo el que le suceda esto sabrá que no lo dejas del todo hasta que te mueres. Por cierto, 'por qué han despedido a Guibert? Es un excelente jugador, de verdad'. Posiblemente sea cierto, le contestamos, pero a lo mejor le falta algo especial, eso que tenía el tal Chappe.
Mateovic
ACB.COM