Si las previsiones más optimistas se cumplen, el Montan Bears de Kapfenberg, campeón de la liga austriaca en los años 2001 y 2002, puede convertirse en los próximos años una de las principales canteras de pívots de la NBA. En ello están trabajando varios técnicos de diversos rincones de Europa bajo la dirección de Michael Schrittwieser, el director deportivo de la entidad y uno de los principales cerebros del basket en ese país.
Bajo su iniciativa el modesto club austriaco ha iniciado el proyecto Big Men Academy (Academia de hombres grandes), con el que pretende reclutar a algunos grandes proyectos de pívots de diversas zonas del mundo para dirigir su desarrollo en las últimas temporadas antes de convertirse en profesionales. "El objetivo es claro: queremos convertir a estos jóvenes en jugadores de calibre NBA en cinco años", dice Schrittwieser.
El resultado más inmediato es patente tan sólo al comprobar el aspecto actual del equipo: una media de edad de 21.6 años y un promedio de estatura de 2.01. En la actual plantilla senior del Kapfenberg encontramos cuatro jugadores que superan los 2.08 de estatura y eso sin contar uno de los más esperanzadores proyectos, el del senegalés Malik Sidibe, que con sus 2.27 que le acreditan como el jugador más alto que actúa en el basket europeo, todavía juega en el equipo sub-20.
La idea de abrir una gran academia de pívots en el corazón de Europa se empezó a fraguar hace cuatro temporadas, cuando llegó al equipo Aleksander Djuric, un joven austriaco de raices yugoslavas que prometía bastante a sus 15 años y con 2.03 de estatura. En las cuatro temporadas que ha seguido con el plan de trabajo, Djuric, además de crecer hasta los 2.10, se ha convertido en un prometedor pívot con posibilidades de jugar en alguno de los grandes equipos de Europa ya que promedia más de 23 puntos por partido en competición senior.
"En el primer año tan sólo jugué en el equipo sub-22 pero a partir del segundo empecé a tener minutos en el primer equipo y siempre he ido a más", dice Djuric, orgulloso de sus progresos. "He trabajado mucho y todavía pienso que puedo ser mejor".
Después de Djuric vino Martin Kohlmaier, una de las esperanzas del basket austriaco. "Es un jugador de 2.17 muy coordinado que puede correr la pista y explotar como una gran estrella", asegura Shrittwieser. Luego, jugadores de los lugares más impensables.
"Todos los equipos quieren tener jugadores grandes pero no hay nadie que trabaje con ellos, especialmente en la elite", cree Schrittwieser. "Sí que tienen dinero pero dicen que no tienen tiempo. Aquí es al revés, no tenemos dinero pero sí la paciencia y los conocimientos para hacerlo".
Actualmente la Big Men Academy cuenta con cinco alumnos de entre 16 y 21 años, que cubren los distintos ciclos en el programa de cinco años diseñado. Viven juntos y durante las 24 horas están a cargo de un entrenador que controla sus entrenamientos, su nutrición y los programas individuales que deben seguir. Los jóvenes, además, tienen acceso a múltiples instalaciones deportivas y a los servicios médicos que pone a su servicio la ciudad de Kapfenberg, un municipio especialmente implicado con su equipo de basket. Durante el fin de semana juegan en las competiciones correspondientes a su categorías y poco a poco van teniendo mayor protagonismo en el primer equipo.
Entre ellos destaca la presencia de dos senegaleses, Senyi N´Diaye y Malik Sidibe, surgidos de la escuela de baloncesto de Babacar Sy en Dakar, un auténtico vivero de jugadores para el basket universitario estadounidense. N´Diaye, con 19 años y 2.12, ya actúa regularmente con el primer equipo y ha superado ya la etapa de incertidumbre sobre su capacidad de jugar. Sidibe, con 17 años y 2.27, está en el equipo sub-20, tratando de recuperar el tiempo perdido ya que se inició tarde en la práctica del basket. "Es un proyecto todavía. En su primer año está trabajando sobre todo la coordinación y las habilidades básicas para practicar el deporte. Se le enseña a correr y hace trabajo de gimnasio", dice Schrittwieser. "No tiene que soportar ninguna presión: tiene cinco años para tratar de mejorar". Sidibe ya puede presumir de ser el quinto jugador más alto de la historia en activo por detrás sólo del coreano Myong Hun Ri (2.35), de Georghe Muresan (2.31), del americano Shawn Bradley y del británico Neil Fingleton (ambos de 2.29).
Una de las claves en la evolución de estos jóvenes jugadores es Mido Kamenica, el asistente de entrenador de Schrittwieser, un bosnio que lleva ocho años trabajando en el club y se ha especializado en el trabajo con la gente grande. "Sin él no hubiera llegado hasta aquí", asegura Aleksandar Djuric. "Dialoga mucho con el jugador y siempre está enseñando cosas nuevas".
El principal móvil del club para iniciar el proyecto no es atruista: todos los jugadores que llegan a la academia firman un contrato con el club de cinco años con cláusula de rescisión. Schrittwieser asegura, sin embargo, -y hay que creerle- que la mayor recompensa es la de poder ver crecer a estos jóvenes como jugadores y llegar un día a algún club grande. "Eso haría que nuestro nombre se conociera más y que otros jugadores quisieran venir aquí a aprender", concluye.
Julián Felipo
(Zona131.com)