Las estaciones de Manel Comas (I)
Cáceres (1992-93 y 97-98)
«Mucho sufrimiento, mucha entrega del público. En mi primera campaña, una vez estaba claro que íbamos a jugar el Playoff de descenso, quedamos últimos a propósito (también podíamos haber sido penúltimos o antepenúltimos) para enfrentarnos al Lliria. Me daba igual tener el factor cancha en contra. Por construcción de equipo, sabía que les podíamos hincar el diente. Y así fue. Por cierto, que esa temporada estaban los Kenny (¿Sky' Walker & Green) y en Semana Santa mi mujer y yo nos los llevamos a ver las procesiones. Mira, no se me olvidará nunca el susto que se pegaron cuando vieron a unos nazarenos vestidos de blanco... '¡¡¡Dios!!! 'Pero estamos seguros aquí? Si es el K-K-K'. Por unos segundos, pensaron que se trataba del Ku Klux Klan».
Taugrés (1993-97)
«Mis mejores años en cuanto a triunfos. Era normal. Me empecé a dar cuenta de eso en Jerusalén, después de disputar el partido de ida del cruce para entrar en la liguilla de la Copa de Europa. Evidentemente, con la clasificación teníamos una prima, por el dinero que el club iba a ingresar de Euskal Televista. Lo que pasa es que ese viaje lo hicimos sin Perasovic ni Laso, lesionados. Así que no iba a ser nada fácil. Con todo, en el minuto 37 vencíamos por 4 ó 5, pero un par de malas acciones 'fundamentalmente, de Nicola' nos hicieron perder ese partido. Entonces, entre que atendí a Radio Vitoria y tal, llegué al vestuario unos minutos más tarde que el resto de la expedición, encontrándome con un tenso panorama en el que Ramón (Rivas) le decía de todo a Marcelo: '¡Con el dinero de mis hijas no juegas, cabrón!'. 'Déjalo, hombre, que es joven', salta Kenny (Green). '¡Tú te callas, joder. Que aquí sólo eres un recién llegado!', vuelve a gritar el portorriqueño. En la vuelta, les barrimos por 17, con 32 puntos del argentino. En ese equipo había carácter, mucho carácter».
F. C. Barcelona (1997)
«Esa es una etapa tan olvidada que no quiero ni recordarla. Simplemente, me equivoqué porque no escuché a Josean (Querejeta). Allí no entré en las condiciones óptimas, estaba cegado. Y como a mí me gusta dormir tranquilo por las noches y ser honesto conmigo mismo en lugar de estar de camillero, dimití, sólo unos meses después de haber pagado de mi bolsillo la rescisión con el Tau. Aquella fue la operación más nefasta de la economía moderna. ¿Que qué pasó? Pues que no íbamos. En el club me decían que no me estresara, que la temporada es larga y que cuando había que estar bien era al final. Pero yo me niego a aceptar eso. ¡Que hay gente que no cena porque su equipo ha perdido, eh! La derrota en casa ante el Madrid, con canastita final de Lorenzo Sanz incluida, para rematarme, fue la gota que colmó el vaso. Lo vi tan mal que nada más terminar ese partido llamé a Salvador Alemany y le dije que si tenía la más mínima duda presentaba la dimisión en ese mismo instante. 'Eso lo dices ahora, en caliente. Espérate a las siete (el partido había sido por la mañana), a ver si piensas igual'. A esa hora ya había recogido las cosas de mi despacho. No hay que darle más vueltas: no podía ser y punto. Que si entrenábamos demasiado, que si cual... Dusko Ivanovic, por ejemplo, no habría dirigido nunca a aquel Barça».
Manresa (99-00)
«Tim Perry, un tío que ha jugado ocho años en la NBA, le dijo a mi mujer que era la primera vez que veía a un equipo entero llorar tras la destitución de un entrenador. To-dos. Había tal unión que estoy seguro de que hubiésemos terminando salvando el asunto. Pero el presi se equivocó. Porque estábamos jugando bien, sobre todo en defensa. Jordi Freixanet, uno de mis asistentes, sacó una estadística que decía que en el 83% de los minutos disputados fuimos por delante en el marcador. Sólo nos faltaba matar, tener cierta experiencia (Pere Capdevila, que era nuestro jugador más veterano, fue baja permanente por una lesión en los isquiotibiales), por eso pedimos un refuerzo que se nos denegó debido a que había que esperarle hasta el 20 de enero. El fichaje era Michael Anderson, alguien que sin duda nos podía haber ayudado a solucionar esos problemas comentados. Pero no, no se pudo contratar a un jugador y luego terminaron aterrizando cuatro. Y la LEB, claro».
En fin, que éste ha sido nuestro peculiar repaso a la carrera del técnico que más equipos ha dirigido en la primera categoría de basket español. 'Lo considero un milagro porque es una profesión tan jodida... Pero lo que más valoro es que he sido capaz de repetir en varios lugares. Cuando acabas un ciclo, se debe salir sin cerrar puertas. Nada de situaciones traumáticas'. El Fórum será su décima estación. Ahora sólo nos falta saber las que le quedan. Que serán muchas, ya lo verán.
Mateovic
ACB.COM