Crónica

Dominion Bilbao Basket: De lo normal a la machada (72-73)

¡Increíble Dominion Bilbao Basket! El equipo vasco ha derrotado por 72-73 al FC Barcelona Lassa, pasando a semifinales por segunda vez a su historia. Ruoff, Hervelle y Mumbrú claves ante un Barça Lassa en el que Tomic falló un tiro libre para forzar la prórroga a 3,2 segundos

Mumbrú revienta de felicidad (ACB Photo)
© Mumbrú revienta de felicidad (ACB Photo)
  




A Coruña, 18 Feb. 2016.- ¡La Copa del Rey empieza con machada! El Dominion Bilbao Basket, en una exhibición de coraje, orgullo y buen baloncesto, tumbó a un Barça Lassa que jamás cayó en cuartos en la era Pascual, reviviendo la gesta de 2008 de la mano de un trío demoledor formado por Mumbrú (12 pt, 17 val), Hervelle (15 pt) y, especialmente, un Ruoff heroico, clave con sus 18 puntos y 21 de valoración en su mejor partido con la elástica bilbaína.

Hervelle, con 11 puntos en los primeros 6 minutos (9-13), demostró que el Dominion Bilbao Basket iría muy en serio a por las semifinales contra un Barça Lassa que resistía a base de destellos (18-20, m.10) y del coraje de Samuels. Pese a amenazar varias veces con la reacción en el segundo periodo, los de Sito Alonso mantuvieron su ventaja al descanso (37-40) y no se descompusieron con los triples iniciales de su rival en el tercer periodo (43-42, m.22).


El choque entró en una fase preciosa, con Ruoff vistiéndose sin disimulo de estrella. La igualdad con la que arrancó el último cuarto (55-55) siguió hasta el final, con un parcial de 0-8 de los bilbaínos decisivo (66-71) que a punto estuvo de contestar el Barça Lassa. Tomic falló un tiro libre a falta de tres segundos y Mumbrú redujo a cenizas la antideportiva señalada segundos antes con un robo decisivo que bien vale unas semis (72-73).

Lo normal puede esperar

"Lo normal es que gane el Barça pero estamos aquí para que las cosas normales no sean así" , prometió Sito Alonso en la previa, profético, como si supiera lo que iba a pasar en una primera mitad donde lo normal nunca encontró su hueco. Hervelle, desde el primer balón del partido, quiso ser el más normal de lo especial, el más especial de lo normal.

Alonso felicia a Hervelle (ACB Photo)
© Alonso felicia a Hervelle (ACB Photo)

El Barça Lassa no podía imaginar, cuando el belga anotaba su primer triple, que jamás podría ponerse por delante en la primera mitad. Los de Pascual, apagados y nerviosos, perdían balones evitables -un par de campo atrás en tres minutos- y solo aguantaban por la motivación de un Navarro que, por la mañana, había declarado que tenía la misma ilusión en A Coruña que en su primera Copa. Y van unas cuantas. Hervelle respondía los puntos del de Sant Feliu y, a su segundo triple, demostraba que Alonso no se inventó esas palabras para brindarle al sol. Al tercero en seis minutos (9-13), el cuadro catalán captaba el mensaje. El partido, para lo bueno o lo malo, no sería normal. Y lo imprevisible siempre fue el mayor enemigo del metódico.

No, no era normal. Ni el duelo ni un Hervelle que venía de superar solo una vez la decena de puntos en toda la temporada para alcanzar 11 con poco más de medio cuarto jugando. Sin embargo, cómo una vez se cantó a ritmo de rap, "está bien ser normal cuando has decidido ser normal, ahora… ¿está bien ser normal cuando soñaste con ser especial?"

Los barcelonistas se dejaron contagiar, huyendo de lo natural, de lo esperado, y vivieron sus mejores minutos cuando jugaron sin base. Sin Arroyo ni Satoransky, el mundo al revés, el equipo vivió sus minutos de mayor fluidez, con Ribas apareciendo con destellos de genio y el balón circulando mejor que nunca en el aro de un Dominion Bilbao Basket que pese a llevar el peso del choque, se tuvo que conformar con acabar el primer periodo con solo dos puntos de ventaja (18-20). Como si nada hubiera pasado. Como si todo hubiera sido normal.

Samuels lanza en difícil posición (ACB Photo)
© Samuels lanza en difícil posición (ACB Photo)

El conejo y la zanahoria

Es cierto, para qué hacer ficción, jamás recordó Samardo Samuels a Macijauskas desde la línea de personal, mas aquel que venía de un 5/5 en tiros libres el último partido, falló uno tras uno los cuatro primeros lanzamientos desde la distancia en el inicio del segundo cuarto. Y tampoco era normal. Como que el Dominion Bilbao Basket repitiera, una y otra vez en los siguientes minutos, el mismo guion de juego. Tras cada letargo, tras cada acertamiento barcelonista, una reacción. Y vuelta a empezar. El conejo y la zanahoria.

Dejan Todorovic fue el primero en entrar sin pedir permiso cuando el rival apretaba, con cinco puntos consecutivos cargados de valentía y descaro (22-27, m.14). Y, a continuación, el Ruoff más veloz de la temporada entraba en escena con otros 5 puntos seguidos para poner la máxima después de un 2+1 (24-32, m.16). El órdago ya era una realidad y en esas, Doellman tomó el control con dos canastas de esas que te hacen pensar que flotar en el aire no debe ser tan difícil y que rectificar un tiro en suspensión con un rival encima también lo sabes hacer tú (30-32, m.17).

Mumbrú, oyendo los pasos blaugrana cada vez más cerca, anotó un triple desde el Guggenheim y, más tarde, era Bogris el que volvía a activar el dispositivo de emergencia del Barça Lassa, que suele empezar por Tomic pero que encontró en Samuels al mejor manitas posible para arreglar el entuerto. Tiros libres a un lado, Samardo era el barcelonista más enchufado de la primera mitad. Rebotes, asistencias, puntos con aroma a mina y una garra que le gritaba a su equipo que no era el momento de bajar los brazos. Su 2+1 (35-37, m.19) hizo creer al Barça Lassa en darle la vuelta al partido antes del descanso mas la zanahoria volvió a ser más rápida, gracias a un 2+1 con nieve de Bertans que el acierto final de Arroyo solo pudo mitigar: 37-40. Aún quedaba mucha carrera.



Un héroe de Hamilton

¿Una derrota en cuartos? He contestado ocho veces a esa pregunta y siempre hemos pasado", recordaba Pascual por la mañana, eterno el bucle del que siempre tuvo que lidiar con ese peso de la presión y el favoritismo, tan ligadas al club como el propio escudo. El Barça es el Barça y hasta en un mal día despierta, grita y asusta. Como asustó cuando, a las primeras de cambio, Satoransky empató desde el 6,75 y, a la siguiente jugada, Perperoglou le daba la primera ventaja a los suyos (43-42, m.22). Dos puñetazos, dos golpes secos, un partido nuevo.

Alex Ruoff castiga desde la larga distancia (ACB Photo)
© Alex Ruoff castiga desde la larga distancia (ACB Photo)

Porque los de Pascual, más allá de que entraran o no esos triples, era otro equipo. Intenso, desde la pista al banquillo, con más sudor, con más jugadores contagiados por Samuels, con más suplentes levantados por un triple, por una falta a favor, por un balón recuperado. El Dominion Bilbao Basket resistió el primer embiste de la mano de Mumbrú y Bogris, si bien entre Perperoglou y Ribas volvieron a teñir el partido de blaugrana (51-48, m.25), amenazando con estirar ese 8-2 para romperlo del todo.

Quizá contra otro equipo. Quizá en otro contexto. Quizá en otro partido. Mas lo normal, ya se supo desde el inicio, jamás fue invitado a este encuentro. Y Alex Ruoff se aprovechó de ello. El de Hamilton, Ohio, donde dicen que se puede beber el agua más sobrosa del mundo, llegó a Bilbao definiéndose como un "tres en uno", mas durante el curso se tuvo que conformar con ser un sólido intendente. Hasta hoy. Hasta A Coruña. Hasta la Copa. Hasta uno de los días más grandes de su carrera. Un par de canastas con su firma impidieron la escapada barcelonista (52-52, m.28) y otro triple heroico puso las tablas al final de cuarto (55-55), con el público ya entregado al color negro del equipo vestido de blanco.

Antideportiva sobre Ante Tomic (ACB Photo)
© Antideportiva sobre Ante Tomic (ACB Photo)

El grito de Mumbrú

El choque, no cabía duda, olía a épica. Por el resultado, por la alerta de sorpresa ya imposible de detener. Por el duelo en pista entre Carlos Arroyo y Raül López, que nos hacía viajar a 2001, a ese ruido del modem de 56k dándole paso al ADSL para ver si el de Vic le quitaba minutos en la rotación de Utah al de Puerto Rico. Por el propio López cambiando el gesto con su triple. Por la respuesta de Oleson con su misma moneda. Por Ruoff, sobre todo por Ruoff. Por el carácter de Doellman, el elixir de Hervelle o, nuevamente, la irrupción de un Oleson que siempre fue feliz en tierras gallegas (63-62, m.33).

El conjunto vasco pareció desperdiciar una oportunidad de oro cuando solo sacó un punto de la antideportiva a Tomic, que volvía a dar calma a sus compañeros con un 2+1 (66-63) a falta de seis minutos. Sería el último momento de felicidad del Barça Lassa. Hervelle y Mumbrú, cuántas batallas, se aliaban para volver a respirar en el cogote de su oponente y, cuando Hannah puso por delante al Dominion Bilbao Basket desde la personal, el final agónico parecía asegurado. El base americano, a la siguiente acción, serpenteó para poner 3 arriba a los suyos y el héroe Ruoff, con dos tiros libres, confirmaba el parcial de 0-8 y el golpe de estado al partido (66-71) a falta de minuto y medio.

Pese a que Ribas dio réplica instantánea, un rebote en ataque más falta recibida de Mumbrú, que se quedó sin voz al celebrarlo, parecía la sentencia. Un tiro libre dentro. El otro, también. 5 arriba el cuadro bilbaíno (68-73) a falta de 44 segundos. ¿Partido cerrado? Oleson no pensaba lo mismo.

Su triple no es que diera emoción. Más bien, tras fallo de su oponente, le dio al Barça Lassa balón para ganar. Ni el más optimista de los aficionados al Barça hubiera podido vislumbrar un mejor escenario que con esa antideportiva señalada tras falta a Tomic a falta de tres segundo. Ni el más pesimista hubiera imaginado que el bagaje de esa jugada sería de un solo punto (72-73). Tomic falló el segundo tiro libre, Mumbrú robó a continuación y el Dominion Bilbao Basket tocó el cielo. Como en 2008, última derrota barcelonista en cuartos. Como cuando Huertas les hacía soñar. Hoy nadie les despierta. Las semis son su realidad. Lo normal perdió la batalla. Pero es que ellos habían venido para esto, ¿no?