No hay ninguna duda en que el partido más importante de la selección española está por llegar. Pero si hablamos de lo que efectivamente ha sucedido hasta ahora tampoco hay vacilaciones: Yugoslavia-España, semifinales de Los Ángeles 1984.
Después de ganar ajustadamente a Canadá en la jornada inaugural, parecía evidente cuál iba a ser el día clave para, como decía el añorado Antonio Díaz Miguel, "el equipo nacional": miércoles 8 de agosto de 1.984, semifinales olímpicas. Y el rival: o Italia, campeón Europeo vigente (que tenía un equipazo con Marzorati, Brunamonti, Riva, Sachetti, Gilardi, Bonamico, Villalta, Meneghin, Magnifico...) o Yugoslavia, campeón Olímpico también en ejercicio.
Pues fue Yugoslavia, que ganó su grupo... perdiendo Italia además el cruce de cuartos de final ante Canadá. Una Yugoslavia, en teoría, "de transición", pues sólo quedaba Dalipagic de su sexteto mágico de Moscú'80 (Slavnic, Kikanovic, Dalipagic, Jerkov y Cosic, con Delibasic de 6º hombre), y tan solo había llegado un jovencísimo Drazen Petrovic del extraordinario equipo que habría de dominar el mundo del 89 al 91... y no siguió dominando porque la triste guerra de los Balcanes lo desmanteló.
Aquí estamos pues; madrugada española del miércoles 8 al jueves 9 de agosto. Primera semifinal en un Forum de Inglewood semivacío; un Forum con las mismas canastas en las que se había jugado la temporada NBA; con unos aros durísimos a comparación de los que había habido en el preolímpico de París. Si Larry Bird, nervios de acero, muñeca de seda, dijo extrañado tras hacer los primeros tiros en las canastas del Palacio de la Comunidad de Madrid, McDonalds'88: "Estos aros las chupan todas", tan blandos como eran... si llega a tirar en aquellas canastas de aquel preolímpico le da un soponcio. Pues también los jugadores tuvieron que notar tanta diferencia, y que ahora metían menos que antes...
Y si estaba el Forum todavía medio vacío era porque a quien quería ver la gente de allí era al extraordinario equipo USA entrenado por el general Bobby Knight, ahora, por mor de USA-Basketball, sin su eterno jersey rojo. Dos horas después se llenaría; dos horas después USA arrollaría a Canadá en la segunda semifinal, como arrollaron en todos sus partidos. Antes, España viste de rojiazul, y Yugoslavia, de blanco.
Solozábal, López Iturriaga, Epi, Jiménez y Fernando Martín empiezan por España. Zorkic, Drazen Petrovic, Dalipagic, Nakic y Zizic, por los balcánicos. Arbitran Klein de Canadá, y Reinoso de USA... y balón al aire. Se repite. Lo gana España; SuperEpi (a quien la megafonía llama "E-pi-fia-no", toma ya) anota la primera canasta y rompe la cintura de Nakic dejándole en el suelo en el que sería su único minuto positivo de todo el primer tiempo.
Las defensas son individuales, con extrañamente Dalipagic sobre Jiménez. Sería con el propósito de que Epi tuviera problemas para lanzar ante la altura de Nakic... Sin embargo para el minuto 4, el eterno entrenador plavi Mirko Novosel cambia a zona 1-2-2, quizá motivada por la lesión del base Zorkic, y sustituido por Alexander Petrovic que se coloca en la punta. Pedro Barthe, que ya estaba allí, y lo que llevaba, aprovecha para comentar todo lo que ensalzan los periodistas balcánicos al joven hermano del recién entrado.
Para el minuto 7, 14-10 para Yugoslavia, primer tiempo muerto de Díaz Miguel, con muchos, muchos balones perdidos por los nuestros. Es por ello que entra Juanito Corbalán, con bigote por primera y única vez en su carrera, en sustitución de Solozábal... y a su vez Margall por un desafortunado Iturriaga, con perilla también por primera y única vez en su vida deportiva, que no ha podido correr ni una sola vez.
Tres minutos después, en el ecuador de la primera mitad, 22-20, y entra el siempre efectivo Radovanovic... a quien justo un año antes, en el Europeo de Nantes'83, se le salió de dentro un balón increíble en el partido contra España y que nos habría alejado sin remisión de la plata final que conseguimos. Parece que estamos a remolque; Drazen Petrovic (sin jugar en su club, todavía el Sibenka, esa temporada pues ha estado cumpliendo el servicio militar) y Dalipagic nos han hecho mucho daño.
Y a remolque seguimos cuatro minutos después, ocho abajo. Llorente a la cancha. Es sintomático que en tan poco tiempo hayan jugado ya nuestros tres bases... También entra Romay para dar solidez al rebote y aportar defensa; cambiamos a zona, 2-3, con Fernando Romay en el centro, que tapona a un ya no tan acertado Drazen.
Andro Knego, ahora compañero de Radovanovic en la pintura yugoslava, palmea muy, muy arriba la canasta que da a los plavi su mayor renta: diez arriba, 38-28, nuestro mayor déficit. A partir de ahí parece que nuestra zona comienza a dar problemas a Yugoslavia, que sufre muchísimo para anotar. Nosotros tampoco es que andemos muy finos... pero los tiros libres se convierten, esta vez, en aliados. Sin anotar de otra forma,
llegamos al descanso abajo: 40-35. Parece increíble ver tan cerca al rival con lo desafortunados que hemos estado. Podemos soñar. Y hasta debemos hacerlo. No precisamente porque nos vayamos a dormir, con la hora que es.
Segunda parte. Díaz Miguel inicia con el quinteto que acabó la primera mitad... y Novosel, con el que comenzó el partido. Y el salto inicial se vuelve a repetir, y lo volvemos a ganar.
Dos minutos después, Yugoslavia lleva 0/3 en el tiro, y España, 3/3. ¡Le hemos dado la vuelta al partido! 40-41.
Romay domina la zona hispana con autoridad, y hasta Llorente enchufa desde fuera; minuto 5, 44-51; ¡el parcial ha sido de 6-23!... y Novosel que pide un temprano tiempo muerto, volviendo a defensa individual. Aparece por primera vez Mutapcic, en lugar de un desafortunado Alexander Petrovic.
Mediada la segunda parte, y la diferencia que se mantiene: 48-55 tras nueva suspensión de Margall. Nuevamente desde lejísimos (entonces todavía no existía la línea de tres puntos), era su séptima convertida sobre ocho intentadas. Y Díaz Miguel que nos sorprende con un triple cambio: dentro Corbalán, Itu y Fernando Martín, y fuera Llorente, Margall y Jiménez. Era difícil entenderlo...
Pero los que no funcionan son los cambios yugoslavos: vuelve Zorkic, aparece Ivan Sunara, los pivots cambian constantemente... Han recuperado la zona 1-2-2, con la ausencia de Margall, y es Drazen el que llega tarde para cometer su 4ª falta sobre Corbalán, que se estrena desde la línea: 52-58.
Minuto 14, minuto de inflexión. Romay convierte un buen pase de Corbalán. Rápido tiro de un también ya desacertado Dalipagic, y nuevo rebote de Romay, que habilita con rapidez a un desmarcado Iturriaga que consigue sus primeros puntos, para variar de palomero. ¡+ 10, y Novosel que agota tiempos muertos!.
De poco le sirven. De vuelta a la cancha, nuevo fallo de Dalipagic, contraataque veloz de Corbalán, y tapón de Romay a Radovanovic en la siguiente jugada. ¡Pintan oros! 53-65 y presión balcánica a toda pista. Es Drazen, tras recuperar una bola, quien anota después de muchos minutos... ¡con falta de ataque incluida; eliminado!. Vuelve a cancha su desafortunado hermano.
Antonio, a conservar la renta. Dentro Llorente por Epi. Con dos bases en cancha, los yugoslavos no pueden ni oler el balón. Una nueva suspensión de Llorente a punto de expirar la posesión (entonces de 30 segundos) pone a España +14 a falta de dos minutos, y Barthe, suave suave, profetiza: "Yo creo... yo creo que ya está".
Yugoslavia recorta cuatro rápidos puntos; tiempo muerto de Díaz Miguel, y Solozábal por Iturriaga. ¡Tres bases a la vez!. Lo único que teníamos que hacer era conservar la posesión de la bola; entonces se podía escoger "banda" tras falta personal recibida. Si llegamos a tener más bases en la plantilla, Antonio los habría sacado a todos. Y no puede decirse que equivocadamente.
Pero pocos segundos después Zorkic literalmente noquea a Solozábal, que no puede continuar... y nosotros no estamos para líos. Epi le sustituye. La verdad es que da igual; ya está todo decidido, pues en el último minuto tenemos 11 puntos de ventaja. Intercambio de canastas y de pérdidas de balón...
¡Y final del partido! 61-74, España es finalista de los J.J.O.O. de Los Angeles'84. Yugoslavia sólo ha podido anotar 21 puntos en toda la segunda mitad. Hay abrazos, alegría, puños al cielo, sonrisas... Felicidad. Sabían que habían hecho historia.
Por Yugoslavia jugaron y anotaron: Zorkic 2, Drazen Petrovic 16, Dalipagic 16, Nakic 6, Zizic 2, Radovanovic 11, Knego 8, Alexander Petrovic, Mutapcic y Sunara.
Por España: Solozábal 3, Epi 14, López Iturriaga 4, Jiménez 13, F. Martín 4, Corbalán 6, Margall 16, Llorente 8 y Romay 6.
Sí; teníamos la plata asegurada, el mayor hito de nuestra historia... que todavía permanece como tal, desgraciadamente. Antonio Díaz Miguel dedica el triunfo "a los españoles que no duermen". Algunos presentes en el Forum gritan "Campeones, campeones, oe oe oeeeeee". Y Romay, ante el seguro enfrentamiento en la final ante los Estados Unidos de Jordan, Ewing, Perkins o Mullin, cuando es preguntado por nuestras opciones en el último partido, sentencia con su habitual socarronería: "Somos cinco contra cinco y vamos 0-0".
Y mentir no mentía, la verdad. Jugaríamos la final olímpica dos días después; nuestro sueño antes y desde que llegamos a Los Angeles tras un largo aunque no demasiado complicado Preolímpico y una eterna concentración. Sí; la soñada final que nos aseguraba la plata estaba servida a 48 horas vista. Así otro día hablaremos de ella...
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Partidos históricos: España - Yugoslavia, semifinal olímpica en L.A. 1984
El 8 de agosto de 1984, España no durmió contemplando cómo la selección española lograba el mayor éxito hasta el momento. Aquella noche, el equipo nacional derrotó a Yugoslavia por 61-74 en la semifinal olímpica de Los Ángeles 1984, consiguiendo de este modo una histórica medalla de plata. En este artículo recordamos todos los detalles de aquella mágica madrugada, en la que España se tuvo que sobreponer al dominio yugoslavo en la primera mitad para acabar ganando con rotundidad
