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Emiliano Rodríguez: El primero en saltar el muro

La serie de artículos sobre Históricos de la Liga Nacional llega a su 12ª entrega con uno de los más grandes, Emiliano Rodríguez. Nacido en León, criado en Bilbao y héroe en Madrid, el actual Presidente de Honor de la sección de baloncesto del Real Madrid fue derribando barreras durante toda su carrera. No pudo ser futbolista, como intentó, ni tampoco llegó a probar fortuna en Estados Unidos, como estuvo a punto, pero obtuvo logros infinitos en el Aismalíbar y el Real Madrid. Fue de los primero en cruzar el muro y en levantar un título de la Copa de Europa, y fue coleccionando título tras título hasta retirarse justo en la antesala de la plata de Barcelona'73

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"Pero si ya lo llevas todo escrito, ¿qué más quieres saber?". Al contrario que muchos de su generación, Emiliano no ha caído en el olvido y cuesta poco encontrar información sobre él. Pero lo que tengo sobre la mesa mientras hablamos en una cafetería al lado del Bernabéu son sólo datos: 15 temporadas en Primera, 12 Ligas, 9 Copas, 4 Copas de Europa y 176 internacionalidades, todas consecutivas. Para muchos, el mejor jugador español de su época y, para algunos, simplemente el mejor. A él le parece que es todo pero yo sólo veo números y quiero saber cómo se han escrito.

Emiliano nació en un pequeño pueblo de León pero pronto sus padres se establecieron en Bilbao, donde encontró su primer amor. “Yo iba al fútbol a ver jugar al Athetic, a Venancio, Iriondo, Zarra, Panizo y Gainza, y mi ilusión era jugar en San Mamés. Estuve dentro de una lista de jugadores interesantes para el club pero me descartaron porque no había nacido en Bilbao. Era casi un niño y fue una decepción enorme para mí”.

Encontró consuelo en el baloncesto, un deporte que tenía bastante predicamento en su colegio, los Escolapios, que era uno de los viveros del Águilas. El club bilbaíno aspiraba a meterse en la recién creada Liga y lo consiguió, con Emiliano ya en sus filas, la temporada 57-58. Pero no podría seguir contando con él porque ese chico de apenas 20 años ya había llamado la atención de los grandes. En el campeonato de España de ese año, jugado en Zaragoza, Emilano recibió dos ofertas. Una fue de Pedro Ferrándiz para jugar en el Hesperia, el filial del Real Madrid que entonces militaba en Primera; la otra, del Aismalíbar. El mítico Eduardo Kucharski, entrenador de los de Montcada fue el que convenció a Emiliano y, lo que era más importante, a sus padres. “Les dijo que me tutelaría porque ellos estaban preocupados: tenía 21 años y me iba a ir de casa”. Kucharski cumplió su promesa y pulió el diamante. “En el tiempo que estuve con él, me enseñó muchos fundamentos importantísimos del baloncesto que aún no tenia”.

Pero la historia pudo haber sido diferente y Emiliano estuvo cerca de haber sido de los primeros jugadores europeos en dar el salto a Estados Unidos. “Tiempo después me enteré de que en ese campeonato de España Ferrándiz y Kucharski iban avisados. Un entrenador americano llamado Spolding, que estaba dando conferencias por España, me había visto jugar y les había comentado de un chico de Bilbao que podía ser interesante. Tiempo después también me enteré que incluso habló con mis padres para llevarme a un High School de Estados Unidos pero mis padres, que eran una familia tradicional, le dijeron que para nada”. En sus dos años con Aismalibar mejoró constantemente y tuvo su primera gran cita internacional, el Eurobasket de Estambul en 1959, el primero al que acudía España tras la Guerra, la Civil y la Mundial. El Madrid de Saporta había marcado una consigna: a por los mejores y Emiliano estaba entre ellos. El club blanco no iba a dejarlo escapar por segunda vez y llegó el verano del 60, el mismo año en que subió del Hesperia un jugador que también iba a ser decisivo, Lolo Sainz. El club también había hecho otra apuesta muy fuerte: contratar jugadores estadounidenses para conseguir repetir en el baloncesto los triunfos que conseguía la sección de fútbol. El la 60-61, no pudieron con el Riga soviético y la siguiente el verdugo fue el Dinamo de Tbilisi pero, en esa ocasión, era la final.

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La 62-63, el club incorporó a dos americanos que serían decisivos, Burguess y Luyk. El primero, a pesar de que tiraba las personales a cuchara, proporcionaba fortaleza y centímetros; el segundo, puntos. El Madrid se presentó en la final contra el TSKA de Moscú, el equipo que más miedo daba en aquella época. “No pensábamos llegar a la final; de hecho, tuve que aplazar mi boda para jugarla”. Y no fue la primera vez que el compromiso se movería de fecha. Después de derrotar a los soviéticos en Madrid por 18 puntos, el Madrid se ve campeón de Europa por primera vez y Emiliano vuelve a fijar su boda. Sin embargo, el equipo del Ejército Rojo derrotó a los blancos por los mismos 18 puntos. Nuevo aplazamiento. En el desempate, el TSKA volvió a ganar. ¿Por cuánto? Por 18, claro. Emiliano pudo casarse en Barcelona con sus compañeros haciéndole un pasillo de balones de baloncesto y disfrutar de 15 días de Luna de Miel en Tenerife. Y ya. Le esperaba el Eurobasket de Wroclaw, en Polonia, donde firmaría una de sus mejores actuaciones internacionales. España quedó quinta, la primera selección occidental y Emiliano fue designado mejor jugador del torneo.

A nivel nacional, el dominio del Madrid era insultante y lo seguiría siendo durante años. Pocos saben que estuvo a punto de no ser así. El club había hecho un esfuerzo para incorporar a los mejores jugadores nacionales y a los primeros americanos decisivos. Y las cuentas no salían. La temporada 62-63, mientras pensaba en su boda, Emilano recibió la noticia: era libre para buscarse equipo la temporada siguiente porque el club iba a reducir el presupuesto de la sección de baloncesto; quizá a prescindir de ella, tal y como había hecho el Barcelona. Emiliano habló con el Aismalíbar y llegó a lo que ahora se llamaría un principio de acuerdo para jugar con los de Montcada y, entre semana, trabajar en la fábrica del patrocinador. El que salvó la situación fue Saporta que, como solía suceder, se adelantó a su tiempo, y firmó los primeros contratos de televisión para los partidos de Copa de Europa. Emiliano comunicó el cambio al Aismalíbar y se quedó en el Madrid con un contrato significativo para la época. Los triunfos llegaron al año siguiente. El Madrid aprovechó bien la decisión soviética de que sus equipos no jugasen competiciones europeas para preparar los Juegos de Tokio y, en la final, se encontró con el Spartak de Brno. En la ida, ganaron los checoslovacos por 11 puntos y, en la vuelta, en un Frontón Fiesta Alegre a reventar y con tele en directo, el Madrid ganó su primera Copa de Europa al imponerse por 20 puntos. El técnico de ese primer título europeo fue Joaquín Hernández, del que Emiliano recuerda su técnica como jugador y que fallecería al acabar la temporada.

La siguiente edición del torneo europeo iba más en serio: volvían los soviéticos. “Era gente muy disciplinada y muy fuerte físicamente. Nosotros tratábamos de ganar con picardía y velocidad pero se imponían por su poderío”. Hasta ese año. El Madrid dejó en las semifinales al OKK Belgrado de Korac y se presentó en la final ante el TSKA de Moscú. En la ida en la capital soviética, los locales ganaron de 7, 88-81. La vuelta se planteó como una cuestión de estado, con la presencia de los entonces Príncipes Juan Carlos y Sofía. El club blanco logró imponerse por 14, 76-62, y ser el primer equipo occidental que derrotaba al poder soviético. La prensa de la época transformó la victoria deportiva en otra política pero eso ya es historia; y, más que en blanco y negro, en gris. La 65-66, el equipo tuvo un bache de juego, que no le impidió volver a llevarse el doblete. Sin embargo, algunas voces pensaban que Emiliano había comenzado su declive. Al año siguiente, tras una mala actuación en un Torneo de Navidad ante el Milán, William Jones, secretario general de la FIBA, sentenció que ya lo había ganado todo y que era una nueva confirmación de que todos los jugadores bajaban su nivel después de casarse. Le dolió. Ese año, Emiliano fue el máximo anotador de la final de la Copa de Europa en la que los blancos derrotaron al Milán. No consta que William Jones volviera a decir nada.

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Con el equipo de nuevo a un gran nivel, cayó una nueva Liga, y ya iban siete, y otra Copa de Europa. El único título que falló fue la Copa, donde la Penya de Buscató les cortó el paso en semifinales. En el torneo europeo, Emiliano tuvo una de las poquísimas lesiones de su carrera y no pudo ni ver el partido desde el banquillo. “Tuve una lesión de vértebras la víspera y, aunque jugábamos en Lyon, me llevaron a un fisio de Nantes que conocían por el equipo de fútbol. Saporta lloraba viendo cómo me las colocaban. Volví andando al hotel pero duré 8 minutos en el partido y ni siquiera me pude quedar a verlo. Jugó Toncho Nava en mi puesto y lo hizo muy bien”. Fue su última Copa de Europa, aunque, por muy poco, tan sólo por una canasta bajo tablero. El año siguiente, en Barcelona, cayeron ante el TSKA en la prórroga, un partido que es famoso por un fallo del madridista Aiken que pudo haber dado la quinta copa de Europa a los blancos. “Su fallo fue no dármela a mí que estaba en mejor posición para el tiro”. No se le olvida. Tampoco lo compañeros que vinieron como recambio de él y a los que dejó siempre en el banquillo, como Ramón Guardiola. “Ferrándiz usaba muy poco a los suplentes; quizá, si había una ventaja de 30 puntos, sacaba a alguien. Teníamos jugadores muy buenos y que lo daban todo en los entrenamientos: Paniagua, Cristóbal, Descartín, Guardiola…”. Las siguientes temporadas siguieron siendo de dominio nacional pero de fracasos en Europa, casi siempre, ante el Varese. “Los italianos estaban fichando mejores americanos que nosotros y tenían una generación muy buena”. Eran los Rusconi, Flaborea, el mexicano Raga y un jovencísimo Dino Meneghin. El Madrid, aunque había nacionalizado a Luyk y Brabender, no acertaba con su americano para las competiciones europeas.

El tiempo había pasado. Emiliano tenía ya cuatro hijos y decidió primero renunciar a la selección y, después, abandonar el baloncesto. “Me propusieron seguir como entrenador de las categorías inferiores pero yo quería estar con mi familia y no tener el stress de ganar cada fin de semana. En el Madrid, estábamos obligados a ser los mejores y yo ya estaba cansado”. Sólo se arrepiente de una cosa. El año de su despedida, Barcelona acogía el Eurobasket. “Después de haber jugado 176 partidos con la selección, consecutivos porque tuve la suerte de no lesionarme, decidí irme justo en ese momento”. La selección firmó su mejor campeonato hasta el momento y fue subcampeona. Han pasado 32 años y se sigue arrepintiendo. Tras retirarse, se dedicó a su negocio de Relaciones Públicas y a promocionar el baloncesto con su gran amigo Buscató. El banquillo le llamó años más tarde pero fue una experiencia muy breve. “Me llamaron del Fórum después de que destituyeran a Pesquera pero el presidente que me había fichado sufrió una moción de censura al poco de llegar. No me pareció ético aferrarme al puesto y puse mi cargo a disposición de la nueva directiva. Sólo tres meses”.

Acaba su café con hielo y no deja que pague la cuenta. Hace rato que mira el reloj porque, aunque roza los 70, no ha bajado el ritmo que tenía en las canchas y siempre tiene cosas que hacer. Se va al Bernabéu a hacer gestiones y yo me quedo en la mesa pensando qué habría pasado si sus padres hubieran accedido a que se fuera a Estados Unidos. Emilianouuu!!!

FICHA PERSONAL

Emiliano Rodríguez Rodríguez
San Feliz de Torío (León), 10 de junio de 1937
Alero - 1,91 m.

Trayectoria
Formado en los Escolapios de Bilbao y en Águilas de Bilbao
15 temporadas en Primera División
2 temporadas en Aismalíbar (58-59 / 59-60)
13 temporadas en Real Madrid (60-61 / 61-62 / 62-63 / 63-64 / 64-65 / 65-66 / 66-67 / 67-68 / 68-69 / 69-70 / 70-71 / 71-72 / 72-73)

Palmarés
12 Ligas (60-61 / 61-62 / 62-63 / 63-64 / 64-65 / 65-66 / 67-68 / 68-69 / 69-70 / 70-71 / 71-72 / 72-73)
9 Copas de España (60-61 / 61-62 / 64-65 / 65-66 / 66-67 / 69-70 / 70-71 / 71-72 / 72-73)
4 Copas de Europa (63-64 / 64-65 / 66-67 / 67-68)
1 Copa Latina (66-67)

Selección nacional
176 internacional
2 Juegos Olímpicos (Roma 64 y México 68)
7 Eurobasket (Estambul 59, Belgrado 61, Wroclaw 63, Moscú 65, Helsinki 67, Nápoles 69 y Essen 71)
3 Juegos del Mediterráneo (Beirut 59, Nápoles 63 y Túnez 67)

Otros logros individuales
Fue designado mejor jugador del Eurobasket Wroclaw 63
Formó parte de la selección de Europa en tres ocasiones
Tiene el premio 'Fair Play' de la UNESCO
Es vocal de la Fundación Real Madrid