Con este acto el Club quiere reconocer y poner en valor el extraordinario trabajo que realizó Rafael Jiménez en sus más de dos décadas en nuestra entidad. Desde su despacho de Los Guindos fue protagonista y testigo de la enorme metamorfosis que experimentó nuestro equipo.
En sus primeros años vivió el cambio de Caja de Ronda a Club Baloncesto Málaga, tras la unión con Mayoral Maristas. Fueron años complicados, pero de los que el Unicaja salió fortalecido, refrendado con aquella final del año 1995. En palabras de Rafael Jiménez “Aquel triple de Ansley sí que entró”, haciendo referencia a aquella mítica jugada que pudo dar el título ACB al Unicaja frente al FC Barcelona. El baloncesto empezó a mirar a Málaga como referente y aquella final propició que la ciudad se volcara definitivamente con el deporte de la canasta.
Esta locura por el baloncesto dejó pequeño el vetusto Pabellón de Ciudad Jardín y dio paso a una etapa en la que Rafael, junto a nuestro Director de Marketing José Carlos Gaspar, comenzaron una campaña espectacular que movilizó a toda una ciudad. “Málaga por su Palacio”, era el nombre de aquella iniciativa que liderada por Rafael Jiménez como gerente del Unicaja consiguió que todos los malagueños pelearan con un objetivo común, que el Palacio de los Deportes fuese una realidad.
Si hoy en día disfrutamos de uno de los mejores Palacio de los Deportes de Europa que tiene el baloncesto como principal actividad es porque personas como Rafael Jiménez dieron un empujón necesario y fundamental.
Pero el sello de Rafael Jiménez también está en el sonido de la afición del Unicaja, que no sería el mismo sin los acordes de nuestra charanga “Los Mihitas”. Rafael fue el impulsor junto a Antonio Jesús González Domenech, su director, de que el Unicaja fuese pionero en tener una banda de música vinculada al equipo, algo que poco a poco fue incorporándose a muchas canchas.
Podríamos contar logros y anécdotas durante mucho tiempo de Rafael Jiménez, pero desde el Club queremos hacer hincapié en su calidad humana. Vivía su día a día en el trabajo como si fuese en familia, siempre cercano, dispuesto, trabajador incansable, con el hombro siempre dispuesto para levantar lo que hiciese falta. Y lo mejor, siempre con una sonrisa en la cara y un chiste para compartir, si era de los cortos y malos, entonces ya era redondear el día.
Desde el Club solo podemos estar agradecidos por todos estos años que Rafael Jiménez estuvo en uno de los mandos de nuestra entidad. Es de justicia reconocer la labor de personas de la talla de Rafael. Uno de los nuestros.