'Be a dreamer. If you don´t know how to dream, you´re dead' . Tengo siempre muy presente esta cita de Jim Valvano porque me ayuda a creer que es posible conseguir aquello que te propones y me anima a intentarlo con todas mis fuerzas. Pero también tengo muy claro que los sueños constituyen la motivación, pero a partir de ahí todo depende de la predisposición y la determinación de cada uno para llegar hasta el final. Mi sueño es llegar a ser un buen entrenador de baloncesto y sé que el único camino es aprender. Este es un deporte de continuo aprendizaje y necesito conocer mejor el juego, planificar mejor, ser mejor estratega, entender mejor a los jugadores' necesito buscar nuevas ideas, nuevos conceptos, y cuanto más variados mejor.
Así pues, decidí que este verano debía ampliar mis horizontes observando el trabajo de otros entrenadores, en otras condiciones de trabajo y en otros países. Con este objetivo pasé todo el último año buscando a través de Internet basketball camps en los que pudiera trabajar en verano. Lo cierto es que la red es una fuente interminable de recursos, realmente te das cuenta de que 'sin exagerar- puedes llegar a cualquier rincón del mundo.
Tras ver cientos de páginas, me decidí a entrar en contacto a través del correo electrónico con varios Campus en distintos países: Kenya, Alemania, Marruecos, Yugoslavia, USA... también en España, pero mi objetivo este año era trabajar en el extranjero para ver otras formas de trabajo. Es sorprendente la gran cantidad de posibilidades que hay de trabajar y entrenar en el extranjero, sólo hay que buscarlas. Eso sí, lo que aquí se resume en unas líneas me llevó meses de búsqueda, pero en fin, ¿qué menos, no?. Durante todos esos meses de preparación intercambié impresiones con los directores de los campus y fui planificando esta aventura a base de contrastar fechas, lugares, posibilidades de aprendizaje y trabajo, etc. Como mi principal objetivo es enriquecerme como entrenador, cada campus lo elegí por alguna característica concreta: por su nivel, por su forma de trabajo, por su historia... No se puede hacer esto todos los días, así que tenía que acertar las máximas dianas posibles. Ya veréis que soy un poco mitómano con respecto a los grandes entrenadores de la historia y siempre que me enfrentaba al dilema de decidir entre uno u otro campus venían a mi mente las famosas palabras del maestro Wooden: "The choices you make in life, make you".
Finalmente, me decanté por combinar estos cuatro campus:
- Uariachi Hoop Camp (Rabat American School, Marruecos): Del 15 al 21 de Junio.
- Coach Wootten´s Basketball Camp (Maryland University, USA): Del 22 de Junio al 5 de Julio.
- Cage Scope/High Potential 'Blue-Chip' Basketball Camp (Georgetown College, Kentucky-USA): Del 7 al 11 de Julio.
- Sixers Basketball Camps (Philadelphia-USA) . Del 14 al 27 de Julio.
Como podéis ver, el plan es apretado. Al volver de Rabat paso un día por Madrid y ya salgo para Estados Unidos, donde me espera más de un mes entrelazando tres campus bastante diferentes entre sí. En el de Georgtown College hay incluso competición y suelen aparecer por allí muchos ojeadores para presenciar esos partidos. El último es el campus de los Sixers, por lo que tendré la oportunidad de trabajar integrado en la estructura de todo un equipo NBA. Eso ya será la guinda.
La gente de ACB.COM me ha facilitado una cámara para que vaya tomando fotos en ruta y me han animado a que vaya contando mi experiencia a medida que vaya pasando de campus en campus así que, bueno, en eso estamos. Creo que este viaje va a ser el punto de partida de un largo camino de aprendizaje como entrenador y espero compartirlo con vosotros.
Diario de viaje - Etapa 1: Rabat
La primera parada ha sido Marruecos, un país sin mucha cultura baloncestistica, pero que está intentando crecer. Llegué vía Casablanca y he estado una semana trabajando en el Uariachi Hoop Basketball Camp, en el colegio americano de Rabat. Es el colegio de la embajada americana, de manera que allí han participado chicos en su mayoría americanos, aunque también había hijos de diplomáticos de otras nacionalidades y, como no, marroquíes, una variedad que se me hacia difícil de imaginar antes de ir.
El viaje corría de mi cuenta, pero lo he podido costear con lo que me han pagado por mi trabajo como Head Coach del campus. Además del dinero, me facilitaron la manutención y una casa en la playa, en la que vivía junto a otros entrenadores. El trato fue exquisito en todo momento y aquello se asemejaba más a una familia que a un campus de baloncesto Las comidas eran una mezcla entre comida marroquí y americana y, generalmente, cenábamos y desayunábamos en casa del entrenador Naoufal Uariachi, junto con su mujer. Ambos resultaron ser unos excelentes anfitriones.
En una experiencia de este tipo el dominio del inglés es muy importante, ya que es el idioma del baloncesto. En esta caso aún más si cabe, pues trabajábamos en un colegio americano y el resto de entrenadores eran 3 marroquíes y un turco. Sí quisiera destacar que mis compañeros eran todos entrenadores de alto nivel. Así, tuve la oportunidad de trabajar y convivir con el seleccionador nacional junior turco y a la vez entrenador del Tofas, coach Karakoc, y con los seleccionadores nacionales absolutos de Marruecos, coach Rouas y coach Amri, que se mostraban muy orgullosos de haber trabajado en su día como ayudantes de Moncho Monsalve en la Seleccion marroquí. Por ultimo, aunque no menos importante, mencionar al coach Uariachi, organizador del campus, entrenador de baloncesto y director deportivo del colegio americano de Rabat. No deja de sorprenderme que para un campus de iniciación hayan querido tener tan buenos entrenadores (3 seleccionadores nacionales), aunque allí pude comprobar que su intención es crecer y mejorar. El grado de organización era al segundo y todo el mundo sabía lo que tenía que hacer y donde debía estar en cada momento.
Lo de los chavales que participaban en el campus también tenía su miga. Se notaba que muchos eran de familias adineradas o de padres diplomáticos, pues con 9 y 10 años prácticamente todos los niños hablaban 4 idiomas: francés, inglés, árabe y a partir de aquí algunos español y otros alemán. Increíble. Otra de las cosas que más me sorprendieron fue descubrir que este es el único campus de baloncesto que se hace en Marruecos abierto a todo el mundo. No se organiza ningún otro en todo el país si exceptuamos los que realizan algunos clubes exclusivamente para sus jugadores. Se nota mucho que en Marruecos no hay una liga fuerte y en las categorías inferiores no hay opción de competir contra muchos equipos al tratarse de un deporte minoritario.
Todos los días, los chicos y chicas empezaban a llegar a las 9:00 y mientras el staff mantenía una reunión para repasar los puntos del día, el personal auxiliar se encargaba de que se empezase a jugar al baloncesto. Tras la pertinente sesión de estiramientos, comenzábamos a trabajar en canchas separadas con estaciones de técnica individual. Debido al bajo nivel de los niños y las acusadas diferencias de edad, el trabajo se centraba en los fundamentos: técnica tiro, bote, pase, defensa, movimiento de pies... Cada estación duraba 20 minutos y las pausas eran prolongadas para poder beber agua, algo muy importante en el verano de Rabat. Sobre las 11:45 mandábamos a los más pequeños a la piscina y con los mayores trabajábamos en partidos y entrenamientos de equipo.
El inicio de la tarde estaba dedicado a las conferencias. Unas veces eran impartidas por los entrenadores, otras por jugadores profesionales que nos visitaban, y en ocasiones también poníamos videos de baloncesto. Todo estaba enfocado a inculcar el amor por este deporte. Para terminar la tarde, los chicos tenían partidos y concursos, ya fueran de manejo de balón, de tiro, etc. De una forma u otra, siempre queríamos que finalizaran el día con diversión.
Sobre las 17:00, cuando todos se habían marchado, se producía una nueva reunión en la que evaluábamos el día y poníamos en común los problemas y necesidades, de cara a planificar el día siguiente. Tras esta reunión llegaba uno de los mejores momentos del día, pues los entrenadores nos quedábamos para jugar unos partiditos con los entrenadores ayudantes -que eran jugadores del júnior del colegio- y con algunos miembros del staff. La propia convivencia hacía que, tras la cena, los entrenadores departiéramos acerca del día, de los chicos y de cualquier cosa que oliera a baloncesto.
Tengo que decir que la organización era ejemplar y estaba en todo momento al cuidado de los chicos. Así, aparte de los cinco entrenadores, había cerca de 20 personas en el staff para el trabajo diario, entre los que se hallaban una enfermera, socorristas, entrenadores ayudantes y encargados de material. El director del campus, coach Uariachi, organiza otro en Mettingen (Alemania) y próximamente tiene intención de hacer otro en España. Si es así, no puedo menos que recomendarlo.
Por lo que respecta a Rabat, no os puedo decir mucho. Ya habéis visto que el día se dedicaba completamente al basket, aunque alguna tarde aprovechamos para salir y yo recomendaría especialmente la Medina, un mercado tradicional donde se podía encontrar prácticamente de todo.
Mi próxima parada será muy diferente, pues se trata de un campus de gran tradición en EE.UU., probablemente unos de los mejores para jugadores de colegio, el Morgan Wootten Basketball Camp. Sin duda el nivel baloncestístico estará muy por encima, pero me voy de Rabat con una muy grata impresión sobre sus gentes y su nivel de organización. La primera etapa ha valido la pena.
Jesús Sala
(coachjsn@hotmail.com)