Redacción, 27 Jul. 2002.-La primera semana terminó y el viernes me llevaron de vuelta a Washington. Debía ir al aeropuerto National Reagan de nuevo, esta vez para recoger a un amigo que me acompañaría a partir de ese momento y en lo que me quedaba de viaje. Se trata de Sabino Suárez, entrenador ayudante y miembro del staff del centro de tecnificación del Gijón Baloncesto.
Decidimos pasar el fin de semana en Washington D.C. y así conocer la ciudad y sus edificios representativos: el Capitolio, el monumento a Lincoln, el monumento a George Washington y el museo de Ciencias Naturales. Sin embargo, donde pasamos más tiempo fue en una de las grandes librerías de Washington, Borders, donde pudimos comprar docenas (literalmente) de libros de baloncesto. Una librería extremadamente recomendable en todos los sentidos, excepto por los efectos que causó en nuestras finanzas personales. Durante el fin de semana nos hospedamos en un albergue internacional, en los que por menos de 30 euros se puede dormir (algo muy importante ya que los hoteles son bastante más caros). Comimos un poco de fast food y el domingo volvimos al aeropuerto, desde donde nos llevaron de vuelta a Frostburg.
Debieron acabar contentos con mi trabajo la primera semana, puesto que en este segundo ciclo decidieron que Sabino y yo entrenaríamos en la Big East, la segunda liga en importancia (a ver si el año que viene entrenaremos en la ACC, la mejor). Connecticut y Providence fueron nuestros respectivos equipos y en seguida comenzamos a jugar partidos.
La semana transcurrió por los mismos derroteros que la anterior: partidos, fundamentos, estaciones de técnica individual, entrenamientos de equipo, etc. Sin embargo, el trabajo fue más intenso y también mayor en volumen, debido a que ya eran jugadores de High School y por tanto debían trabajar muy duro. Algunos de los jugadores tenían realmente un conocimiento del juego y un dominio de los fundamentos asombrosos.
No quiero olvidarme de mencionar que aquí les encanta la mentalización, el trabajo duro e intenso, sobre todo en los ejercicios de defensa. Trabajaban la posición defensiva y los deslizamientos defensivos durante largo rato, acompañado todo ello de los consiguientes gritos al más puro estilo Hoosiers (para los que no la conozcan, es la mejor película que se ha hecho sobre el mundo del baloncesto, la recomiendo): "I love DEFENSE"...
Nuevamente esta semana contamos con un elenco brillante de entrenadores, incluidos algunos campeones estatales de High School, entrenadores universitarios y algunos representantes internacionales. Pero debe ser que España está de moda, porque nosotros éramos los más famosos. Y no es por alabarnos, quedó de manifiesto cuando fuimos elegidos para entrenar uno de los equipos del All Star de nuestra liga, el de la North Conference (y, por si quedara alguna duda, ganamos).
Por cierto, uno de los entrenadores de este turno fue un antiguo jugador de la liga ACB, Ted Jeffries, pívot que jugó en el Murcia en la temporada 92/93 a las órdenes de Oleart, al que desde estas líneas me pidió que le mandara recuerdos (si lo lee, ahí van). Actualmente Ted es entrenador ayudante de la universidad de Coastal Carolina. De esta universidad conocimos también a un jugador de segundo año que seguramente será interesante en el futuro para los equipos de nuestras ligas, ya que se trataba de un 6´11 (un 2'10, vaya) nacido en Holanda... seguro que algún entrenador me lo agradecerá en un par de años.
Durante toda la semana tuvimos visitas de padres, que en todo momento estaban pendientes de nuestro trabajo. En cuanto terminábamos se acercaban para preguntarnos acerca de las evoluciones de su hijo, sus puntos flacos y cómo podía trabajar para mejorar. Siempre intentábamos responder a todas sus preguntas, aconsejando a jugadores y padres. Aquí es muy normal esto, a diferencia de los campus en España, donde se nos hace extraño pensar en padres viendo los entrenamientos y luego hablando con los entrenadores.
Aquí, la interacción entre entrenadores, jugadores y padres es continua y no se considera una molestia ni una intromisión. Es más, los directores del campus departían amablemente con los familiares y les informaban en todo momento del trabajo de los jugadores. Hay que entender que en Estados Unidos el deporte es una de las puertas que tienen los chicos para poder ir a la Universidad, ya que es muy cara y no todos pueden acceder a ella. Por tanto, uno de sus objetivos es conseguir una beca deportiva. De ahí la importancia que tanto jugadores como padres dan al desarrollo deportivo, incluso más que al intelectual en algunos casos.
El jueves por la noche es un momento especial, pues es tradición que los entrenadores se vayan de paseo a alguna ciudad cercana en busca de alguna taberna tradicional americana donde pasar un rato agradable y divertido. Curiosamente, uno de los factores más importantes a la hora de elegir el emplazamiento es que el lugar disponga de karaoke. Sin esta premisa, el local queda descartado. Pasamos un buen rato, riendo y cantando (o al menos intentándolo) con nuestros amigos al compás de "West Virginia" (es el estado más cercano al campus y muchos de los entrenadores provenían de allí).
El viernes se celebraron las finales y nuevamente la entrega de trofeos, pero para nosotros ese día tuvo un componente muy especial. Tras la charla matutina tuvimos oportunidad de hablar durante unos minutos con el maestro Morgan Wootten. Fue una charla en privado, en la que nos contó algunas anécdotas de su carrera y nos habló de algún jugador que había pasado por sus manos, como Sidney Lowe, actual entrenador de Pau Gasol en los Memphis Grizzlies y uno de los pocos jugadores que ha ganado el título nacional en High School y en la universidad. Para nosotros fue especialmente emotivo el momento en el que nos regaló un libro dedicado a cada uno. Sin duda, será un tesoro dentro de nuestra biblioteca. Finalmente nos agradeció nuestra participación en el campus y nos reiteró su deseo de que participásemos el próximo año.
También Joe Wootten nos felicitó por el trabajo desarrollado y nos instó nuevamente a participar en sucesivas ediciones, algo que sin duda haremos. Estuvimos hablando durante bastante tiempo sobre el baloncesto en España, las principales diferencias y semejanzas. Y sobre todo, adquirimos el compromiso de intentar que los High School, tanto de Joe como de Morgan Wootten, puedan participar en alguno de los prestigiosos torneos júnior que se juegan en nuestro país. También nos reiteró su deseo de poder realizar algunas conferencias en España, algo que sin duda sería muy interesante para nuestro baloncesto.
Para terminar, recomendaría encarecidamente la participación en este campus a todos los jugadores que deseen trabajar en verano para mejorar sus fundamentos del juego y poder competir al más alto nivel con algunos de los mejores jugadores de colegio de Estados Unidos. El trabajo alcanza un nivel altísimo, pues el grado de profesionalidad de todo el staff es muy alto. Nosotros éramos de los entrenadores más jóvenes, pero el campus tiene 25 años de existencia y había entrenadores que llevaban participando desde la primera edición, algo destacable si tenemos en cuenta que es uno de los campus que menos dinero paga a sus entrenadores. Aquí este aspecto carece de importancia ante la historia y el reconocimiento que tiene en el baloncesto americano.
No olvidemos tampoco que es un lugar donde entrenadores de High School y Colleges aprovechan para poder observar jugadores con proyección con la intención de ficharlos para las siguientes temporadas, y que varios de los jugadores que han pasado por aquí han jugado posteriormente en NCAA, NBA y en Europa.
En definitiva, si tuviera que darle una nota de 0 a 10, la respuesta es sencilla: 10+.
Jesús Sala
(coachjsn@hotmail.com)