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Expedientes X (I)

Determinados partidos han quedado concienzudamente sepultados en los infiernos del olvido de la historia del baloncesto. Podrían haber sido verdaderos acontecimientos que habrían relativizado el mito NBA mucho antes de la llegada de la globalización ... si se hubiera sabido de ellos. En una labor de investigación que ha durado meses, Javier Gancedo ha conseguido que toda esta información salga a la luz. Y los resultados constituyen un verdadero Expediente X del basket

Miki Berkowitz fue el verdadero héroe de aquellos partidos
© Miki Berkowitz fue el verdadero héroe de aquellos partidos
  

Redacción, 31 Jul. 2002.- Una de las grandes virtudes de la NBA ha sido saber transmitir una imagen, muy merecida por otra parte, de absoluta superioridad, de imbatibilidad. Desde el resto del mundo siempre se ha percibido y mitificado como un baloncesto de otra galaxia y se daba por supuesto que cualquier equipo NBA apabullaría al mejor equipo europeo en un hipotético enfrentamiento entre ambos.

Sin embargo, no ha habido muchas oportunidades de comprobar en la práctica esta superioridad. Hasta hace bien poco los norteamericanos habían salido indemnes de todos los enfrentamientos ante equipos FIBA, si bien en más de una ocasión habían pasado verdaderos apuros: en el Open McDonalds de 1989 la Jugoplastika tuvo contra las cuerdas a los Denver Nuggets, y sólo la actuación de un acertadísimo Walter Davis evitó la gran debacle. Más impresionante, por el componente de suerte implícito, fue la victoria de los New York Knicks ante la Scavolini de Pesaro de Darvin Cook y Darren Daye al año siguiente. Con menos de un minuto por jugar, y ganando de tres puntos con el balón en su poder, la Scavolini echó el partido por la borda encajando un triple in extremis de Gerald Wilkins, comiéndose el último balón y perdiendo el partido en la prórroga. Más increíble si cabe fue la victoria de los Lakers ante el Joventut en París. Tras una gran remontada liderada por Carles Ruf y Jordi Villacampa, el arbitraje privó de la última posesión a la Penya, con el ya famoso 'Our ball!!! ' en la jugada dudosa del árbitro estadounidense Ed Rush. Podrían parecer demasiados match-ball para tan manifiesta superioridad.

Así pues, la victoria del FC Barcelona ante el combinado Nike All-Stars en en el centenario azulgrana (1999) se considera la primera victoria de un equipo europeo ante un combinado NBA, pero la liga estadounidense sigue manteniendo que el equipo que jugó en Barcelona solo era un combinado y que ningún equipo de la Gran Liga ha perdido jamás ante un equipo a nivel FIBA desde 1987, cuando el McDonald's Open puso en marcha esta serie de enfrentamientos entre equipos de un lado y otro del charco.

Hasta aquí lo políticamente correcto, pero - ¿eso es todo?. Probablemente la NBA haya obviado cuidadosamente toda referencia a lo que os vamos a contar, pero en éste y en próximos episodios de la serie Expediente X trataremos de descubrir unos hechos que el paso del tiempo y la ausencia de cualquier divulgación habían enterrado hasta la fecha.

La primera vez

En realidad, el primer partido entre equipos FIBA y NBA tuvo lugar mucho antes. Tenemos que retroceder en el tiempo hasta el día 8 de Septiembre de 1978. A modo de experiencia piloto, y sin que trascendiera externamente, aterrizaba en Tel Aviv ni más ni menos que el equipo campeón del mundo, los Washington Bullets, encabezados por sus dos jugadores estrella: Wes Unseld y Elvin Hayes. Era su primer partido tras haber conseguido el anillo antes de las vacaciones.

¿Por qué Israel? No se sabe a ciencia cierta, aunque probablemente influyera el hecho de que, durante la Guerra Fría, Estados Unidos fue el primer país en reconocer el estado de Israel, justo 15 minutos después de haber sido declarado como un Estado Independiente. Esto, y la mala relación en aquella época de ambos con la antigua Unión Soviética, pudo haber motivado que el partido se celebrara en el Yad Eliyahu, la famosa pista del Maccabi.

Los Bullets llegaban con su mítico entrenador, Dick Motta, y 9 jugadores. Entre ellos Elvin Hayes (19,7 puntos y 13,3 rebotes el año anterior en la NBA), Wes Unseld, ya en claro declive, Bob Dandridge, un ala-pívot anotador que era la otra referencia interior del equipo capitalino (incluso por encima de Unseld) y que acabó sus días en la NBA con más de 15000 puntos en 13 años de carrera, o gente como Tom Henderson, Mitch Kupchak, el escolta Kevin Grevey (también clave en la formación campeona del 78) y los más conocidos en Europa Greg Ballard (que sustituyó a Alexander Petrovic en la Scavolini años después), y sobretodo 'la libélula' Larry Wright, aquél jugador que, liderando al Banco Di Roma en una segunda parte extraordinaria, manejó el partido a su antojo y anotó sin cesar hasta acabar con los sueños del FC Barcelona en la final de la Copa de Europa del 84. En definitiva, un equipo de campanillas con todos sus jugadores importantes.

Por su parte el Maccabi, que se había quedado ese año fuera de la final de la Copa de Europa, estaba liderado por Aulcie Perry, Miki Berkowitz, Jim Boatright y Motti Aroesti. En los prolegómenos del partido, se respiraba un ambiente de gala. Como no podía ser menos, lleno total para ver el espectáculo NBA por primer vez en Europa.

Una vez que comenzó el partido, los Bullets pusieron la directa (2-8) y lideraron el partido hasta mediada la primera parte, cuando el Maccabi, empujado por su público y ante la sorpresa general, tomó el mando (24-22) y, basados fundamentalmente en el acierto de Miki Berkowitz y Aulcie Perry, llegaron al descanso 9 puntos por delante: 54-45.

La solidez reboteadora de los Bullets, personificada en Hayes, y el acierto anotador de Kevin Grevey, que acabó con 35 puntos, hicieron que los Bullets volviesen al partido, pese a la desventaja de 13 puntos (74-61) con la que llegaron al minuto 29, producto del juego de contraataque desplegado por los macabeos. Finalmente, la remontada se consumó en el minuto 35 y el sueño del Maccabi empezó a diluirse (84-85, minuto 35).

Sin embargo, en aquel momento surgió la figura de Miki Berkowitz, proclamado por su afición como 'Rey de Israel', quien se echó el equipo a la espalda para consiguir una ventaja definitiva de 5 puntos (96-91) a poco menos de un minuto del final. Los Bullets aún tuvieron tiempo de maquillar el resultado hasta el 98-97 final, pero lo que nunca podía pasar acababa de producirse. Era real. Berkowitz (26 puntos) y Perry (17) fueron los héroes locales de aquella gesta inimaginable.

Y ahí está el hecho. La primera victoria de un equipo FIBA sobre uno NBA no está por producirse, sino que tuvo lugar hace 24 años. Un dato que se hundió en las hemerotecas americanas como por arte de magia. Las palabras de Dick Motta no dejaban lugar a dudas sobre su valoración de lo que realmente había pasado : 'el Maccabi mereció ganar porque jugaron mejor que nosotros. No jugamos contra amateurs, sino contra profesionales como nosotros'. Así fue en aquella ocasión, jugaron como iguales y ganaron, pero alguien debió pensar que aquello tan solo había sido un espejismo, que en realidad era como si no hubiese pasado.

No fue la única

Pero el Yad Eliyahu iba a ser testigo de más sucesos curiosos a lo largo de la historia. En Septiembre de 1980, un combinado de estrellas NBA, comandados por el mismísimo Julius Erving, Moses Malone y Michael Ray Richardson, aterrizaba en Tel Aviv para enfrentarse a un diezmado Maccabi, sin Earl Williams ni Aulcie Perry, que aún no habían regresado de Estados Unidos. Esta vez se pretendía dejar las cosas bien claras y el partido pintaba a masacre, porque encima Berkowitz estaba tocado y sólo podía jugar media parte.

El desequilibrio parecía tan evidente que finalmente se decidió que el gran Julius Erving jugaría la primera parte con el equipo local y volvería al equipo NBA en la segunda parte. El partido fue un espectáculo total, con Julius anotando 20 puntos en la primera parte para el Maccabi, que, sin sus dos americanos, confió todo el juego interior a un clásico, Howard Lassof (18 puntos, 10 rebotes). Con la ayuda de Erving, el equipo macabeo llegó a tener 8 puntos de ventaja en la primera parte. En la segunda parte el Doctor J jugó con el equipo NBA, pero el Maccabi pudo contar ya con Miki Berkowitz, cuyo concurso volvería a resultar providencial. Tras sucesivos empates (60-60, 86-86, 104-104...), la estrella israelí anotó seis puntos consecutivos para dar una cierta ventaja a su equipo (112-106). En esta ocasión el equipo NBA tuvo su opción, pero la victoria volvería a quedarse en casa (114-112) ante la incredulidad de propios y extraños.

No se trataba ya de que aquel equipo pudiera ganar un partido entre cien y ése fuera el día, se habían jugado dos partidos de estas características y el Maccabi se había impuesto en ambos. Aquella había sido otra noche inolvidable de puro espectáculo en uno de los pabellones emblemáticos del basket FIBA, con monstruos de la talla de Erving (28 puntos entre los dos equipos) o Moses Malone (18), que un año antes había sido MVP de la liga (y repetiría luego luego en el 82 y el 83). Sin embargo, las estrellas de aquella noche habían sido Zimmerman, que lideró al Maccabi con 26 puntos, y sobretodo Berkowitz, que anotó 20 jugando únicamente la segunda parte(!).

Podría parecer una historia exagerada, pero está plenamente contrastada. Y no solo eso, sino que en un próximo capítulo desvelaremos nuevas sorpresas que, como éstas, han dormido durante años ajenas al conocimiento del gran público. Porque hay más Expedientes X pendientes de desclasificar.

Javier Gancedo
ACB.COM

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Expedientes X (III)