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Ettore sabe de qué va esto

El único debutante entre los entrenadores del torneo es el más laureado de todos. En su extenso palmarés figuran nueve Copas, de las cuales siete fueron conseguidas de forma consecutiva y con tres equipos diferentes: Virtus de Bolonia, Benetton de Treviso y CSKA de Moscú. Además, el italiano guarda un as en la manga, un Garbajosa que ganó con él la Copa en Italia siendo MVP y que repitió su gesta con el Unicaja en la temporada siguiente

Ettore Messina, a por la Copa (ACB Photo / J. Bernal)
© Ettore Messina, a por la Copa (ACB Photo / J. Bernal)
  

Es la gran paradoja de la Copa del Rey. El técnico con un currículum más extenso entre los que se dan cita en Bilbao es el único que aún no ha participado en ningún torneo del K.O. en España. Ettore Messina vivirá su primera Copa en España en las filas del Real Madrid, con ganas de sumar un título en su tercer país diferente.

El italiano puede presumir de un palmarés de auténtico lujo. Con la Selección Italiana destaca la plata conquistada en el Eurobasket de 1997, además del oro en los Juegos de Mediterráneo del 93 y la plata en los Juegos de la Amistad del 94. Su primer título en el viejo continente fue la Copa Saporta del 90, con la Virtus de Bolonia. Más aún brilla su póker en la Euroliga, venciendo en las ediciones de 1998, 2001 (Virtus), 2006 y 2008 (CSKA de Moscú).

En lo que concierne a la competición doméstica, Messina ganó la liga italiana tres veces con el equipo de Bolonia (1993, 1998 y 2001), una con la Benetton de Treviso (2003) y cuatro en su etapa en Moscú: 2006, 2007, 2008 y 2009. Aunque su idilio con las Copas es aún mayor, obteniendo en su trayectoria hasta nueve títulos en este torneo.

Ettore se alzó con su primer trofeo de Copa en la Virtus, en 1990. Aunque debió esperar nueve años para volver a repetir, nuevamente en Bolonia, donde se apuntó también la edición de 2001. Desde aquel año, nacería un romance del entrenador transalpino con este torneo, sin importar cuál fuese su equipo o en qué país entrenase.

El técnico se despidió de la Virtus con un nuevo título copero (2002) y vivió un trienio mágico en Treviso en esta competición, reinando en 2003, 2004 y 2005. Ya en Moscú, el actual técnico del Real Madrid prolongó su inspiración en esta competición proclamándose vencedor de la Copa de Rusia en 2006 y 2007. Con este último título, el técnico nacido en Catania lograba la increíble cifra de siete años ganando la Copa de forma consecutiva.

Sin embargo, no pudo estirar un año más su impactante racha y fue el Khimki el encargado de romper, en 2008, el idilio de Messina con la Copa. En su última temporada con el CSKA, tampoco pudo tomarse revancha de la derrota del año anterior y ni siquiera pudo llegar a la final en Rusia, cayendo en semifinales.

Por ello, el italiano llega con una motivación extra a Bilbao, dispuesto a sumar su décimo trofeo copero en su palmarés y a romper su sequía, mucho más acuciante en el caso del Real Madrid, a quien se le resiste la Copa del Rey desde la edición de 1993.

La baza de Jorge Garbajosa

Ettore Messina cuenta con una baza como garantía al éxito final. En su plantilla, hay otro jugador que sabe lo que es sumar títulos de Copa junto al entrenador italiano, un Jorge Garbajosa que compartió su dulce etapa en Treviso.

El ala-pívot madrileño saboreó las mieles del título en 2003, aunque Tyus Edney le robó el protagonismo y fue declarado mejor jugador del torneo. Sin embargo, en la temporada siguiente, los de Treviso volvieron a reinar en la Copa, superando a Scavolini Pesaro por 85-76, con Garbajosa como MVP. Su exhibición fue total de principio a fin, promediando 20 puntos (20,3 de val.) por choque durante el torneo y anotando 21 en la final.

Para colmo, en su primer año con el Unicaja, revolucionó la cita copera con una actuación prodigiosa, destacando ante Lucentum Alicante (18 val.), Pamesa Valencia (27, con 21 puntos y 10 rebotes) y en la final ante el Real Madrid (21 val.), para darle la primera Copa del Rey de la historia a su equipo y alzar el trofeo de MVP por haber sido la estrella del campeón. La conexión Messina-Garbajosa puede hacer estragos en Bilbao.