Redacción, 26 oct. 2011 (EFE).- Está feo eso de hablar en primera persona. Más aún para presumir. Sin embargo, qué afortunados fuimos aquellos pocos que estuvimos un 27 de septiembre de 2008 en el Príncipe Felipe. Y no, no me refiero al concurso de mates en sí, donde se proclamó campeón tras conseguir la máxima puntuación en el tercer y último mate. Aquella mañana, durante el entrenamiento matinal a puerta cerrada, comprobé qué ese chico del que tan bien se hablaba, iba a comerse el mundo muy pronto.
Sí, ahí estaban como aval su excelente rendimiento con 18 años en el CB L Hospitalet, su MVP en el Reebok Eurocamp y hasta su presencia en al primera ronda del draft de la NBA pero en aquel momento, justo en aquel momento, me convencí de que ese chico iba a triunfar en lo que se propusiera. No he visto a nadie ensayar con más ilusión, con más amor por el basket, con más pasión por agradar y superarse. Serge nos regaló aquella mañana algunos mates que quedaron inéditos en aquel concurso que ganó (Me los reservo, llegó a decir) y la sensación de que el futuro estaba, simplemente, en sus manos.
Es curioso. Tiene poco más de 22 años, únicamente jugó una temporada en ACB y, sin embargo, con pocos jugadores se ha profundizado más que con él en esta web.
Roc Massaguer fue el primero en hacerlo. Él se fijó en un chico en esos momentos casi anónimo en un artículo llamado Serge Ibaka, rompiendo barreras en el que se pudo conocer quién era y de dónde venía. Nacido en Brazzaville (República del Congo), hijo de dos baloncestistas internacionales y talento precoz que tras comenzar tirando en la calle, como todos los niños de su barrio, con 16 ya jugaba campeonatos continentales en África. (Repasa sus inicios en el Memorias de África de Jesús Morales.
Maxime Mbochi, un ex jugador y seleccionador africano de prestigio, trabajó especialmente con él la técnica, para que no fuese solo un jugador con buen físico. Serge viajó a Francia, a entrenar con el Prisse-Macon, y allí le vieron el directivo Jordi Ardèvol y el agente Pere Gallego, que volvieron eufóricos por el potencial de Ibaka, que no se imaginaba la de problemas que tendría que esquivar para poder jugar con LHospitalet. Dudas, conflictos administrativos, ofertas, contraofertas, viajes hacia y desde el Congo, partidos sueltos con el Joventut (Circuito Sub20) en el que demostrar su talento y hasta una cancelación del transfer por parte de la FIBA nada más debutar por fin con el primer equipo.
Fueron dos años muy duros, con más entrenamientos que partidos y más problemas que ilusiones, pero el cariño con el que le trataron en su club y su profesionalidad le permitieron seguir adelante. Porque si algo era Ibaka era profesional, a pesar de su tierna edad. El baloncesto es mi trabajo, repetía una y otra vez, consciente de que esto debía ser algo más de un hobby tras haber arriesgado tanto y dejado una vida atrás por la pelota naranja.
Es como si fuera mi único cliente y con él no puedes ser su padre, no puedes ser su amigo ni tampoco su colega. Tienes que ser su hermano mayor", decía su agente Pere Gallego. En esos momentos no hablaba ni español ni inglés, solo francés. Era despistado y hasta le ayudaban a escribir SMS para quedar con sus amigos, para llevarle en coche al entrenamiento o acompañarle a pasear los días de fiesta.
Sabe que con un año o dos trabajando puede estar en la NBA, añadía el visionario Gallego. Su representado le dio la razón muy pronto, cuando pudo jugar, realizando una gran temporada a sus 18 años, promediando 11,8 puntos, 8,3 rebotes, 3,1 tapones y 16,7 de valoración por encuentro en LEB Oro
¡con solo 18 años!

El Manresa llamó a su puerta en una apuesta única contrato de tres años, pagando cláusula por un primera ronda del draft- y él se dejó seducir por un proyecto que le permitía crecer antes de irse a la NBA. Su ambición era máxima: Tengo en la cabeza que llegaré donde yo quiero. Quería mejorar en todo y solo se podía fijar en los mejores, como le reconoció al propio Massaguer en el imprescindible Serge Ibaka: una estrella, un niño, sobre su emocionante regreso a Brazzaville:
- Yo me enganché al baloncesto viendo a Michael Jordan. Ese tiro en suspensión para atrás... Elegante, bonito... Yo siempre he querido jugar así
- Pero a ti se te da bien el mate, el tapón a tablero...
- Sí, pero yo quiero tener ese tiro y jugar como él, esa es mi motivación.
Los Supersonics (Thunder tras mudarse de Seattle a Oklahoma) podían esperar un poco, a pesar de que se morían de ganas por ver de cerca de ese chico del que se decía que su salto vertical se salía de la tabla de medición de la NBA. Campeón de los mates, en Manresa los números de Serge no fueron espectaculares (7,1 puntos, 4,5 rebotes, 1 tapón por encuentro), si bien el jugador dio muchas pinceladas de su clase en una competición del máximo nivel y la progresión era la esperada para el extracomunitario más joven de la ACB.
La apuesta de los Thunder fue firme y, tras pagar su cláusula de 450.000 euros, firmó al jugador en el verano de 2009. A Ibaka le costó ganarse minutos en el arranque liguero, aunque fue a más y, aprovechando la baja de Jeff Green se ganó un puesto de titular que aprovechó para reivindicarse en el rebote y en defensa.
Para tener minutos en esta liga tienes que tener mucha defensa. Sin ella no eres nada. Ibaka captó el mensaje y le reconocía el año pasado a Gonzalo Vázquez el secreto del crecimiento en importancia de su rol.

Con más confianza y más preparado mentalmente, el pívot creció en la lectura de juego, en sus movimientos en el poste bajo y el tiro, con más rango y más fiabilidad. Además, Serge se basó en la defensa, la intimidación y su capacidad de trabajo para ganarse un puesto en los Thunder y empezar a hacerse un nombre en la NBA, para el que fue el 14º mejor defensor durante la pasada temporada, firmando además 9,9 puntos, 7,6 rebotes y 2,4 tapones por encuentro.
Cuando en febrero Ibaka participó en el encuentro de rookies frente a sophomores, ya estaba de moda al otro lado del Atlántico por su guiño a la Selección Española. Me gustaría devolver a España todo lo que me ha dado. Me siento parte de España, es mi segunda casa, me encanta. Estoy aquí para trabajar y España está para vivir. Viviría allí toda mi vida.
Tuvo problemas burocráticos otra vez (perdió el pasaporte, tuvo que ir a la embajada de Francia porque faltaba la partida de nacimiento, su nacionalización tardó en llegar y el Eurobasket peligraba), aunque finalmente todo se arregló a tiempo para que el pívot pudiese contar para Scariolo en Lituania.
Ikea, como le llamó José Blanco, se sentía orgulloso de estar en una de las mejores selecciones de la historia y ofreció un torneo interesante en el que fue de menos a más, destacando especialmente en semifinales (11 puntos, 4 rebotes) y en la final. Aquel día frente a Francia, cumplió 22 años con un oro (el mejor regalo) y una exhibición en intimidación, logrando poner 5 tapones, un récord histórico en una final, en solo 3 minutos y 43 segundos.
"Ahora mismo puedo decir que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida. Estoy muy contento de estar con este equipo. Muchas gracias por vuestro apoyo. Espero poder seguir con este equipo luchando para ganar mucho más en el futuro", dijo en la celebración, exultante.

Comprometido socialmente y colaborador de UNICEF, Ibaka no pierde la perspectiva: No voy a vivir de una manera determinada porque otra gente en la NBA lo haga. Somos jóvenes y tenemos dinero. Pero no voy a alquilar una casa con cinco habitaciones y piscina cuando vivo solo. En la NBA he visto muchas cosas.
Lucho para que me respeten. Es verdad que el mundo, la vida va a veces demasiado deprisa. Pero es el destino. Soy un chico que trabaja mucho y esto es una consecuencia de este trabajo. Mi padre me decía que iba a ser un buen jugador y siempre creí en su palabra, la tenía en mi cabeza. Es el destino, repitió.
Ibaka es un tipo agradecido por cada persona que le ha ayudado en su salto a la fama. Mi estancia en L'Hospitalet me ayudó mucho para leer el juego y colocarme un poco mejor en la cancha, algo que no sabía hacer cuando llegué a España", dijo en una ocasión. También siempre elogia a Manresa, e incluso se le vio por allí cuando concluyó la temporada NBA. Parecía un posible destino en caso de lockout y él confirmó el interés en declaraciones a Catalunya Radio a finales de junio.

Sin embargo, ha sido el Real Madrid el que se ha adelantado tras llegar a un acuerdo con el propio Manresa y con el hispano-congoleño para los dos próximos meses, posibilitando el regreso a la Liga Endesa de todo un campeón de Europa y uno de los pívots más prometedores del panorama baloncestístico mundial.
Y Serge Ibaka está encantado, como reconoció en su página web oficial: Es un orgullo pasar a formar parte de un club histórico como el Real Madrid. Agradezco esta gran oportunidad tanto deportiva como personal. Llego con la máxima humildad para aprender del entrenador y de los compañeros y, al mismo tiempo, con ambición para intentar ayudar al equipo a ganar el máximo de partidos posibles durante el tiempo que esté en el equipo. Ya tengo ganas de ver de cerca a la afición madridista.
Llega un Ibaka muy diferente del que se fue hace dos temporadas. Más maduro, mejor defensor, capaz de emparejarse a aleros altos, ala-pívots y pívots sin inmutarse, versátil, intimidador, rápido y astuto en pista, la última estrella en llegar a la Liga Endesa promete emociones fuertes para el Real Madrid, donde puede tener impacto inmediato desde el primer día. Su club se frota las manos.