Los juniors 2.0: ¿Quiénes son los héroes de Mannheim?

Redacción, 18 Abr. 2012.- Cuando hace 14 años la selección española junior ganó el Torneo Albert Schweitzer de Mannheim, el mundo no era como es ahora. Ni los jugadores eran ya personajes semi-conocidos para el aficionado por la sobreexposición a torneos internacionales y la difusión de internet, ni existía streaming con el que ver los partidos a través de internet, ni los Calderón, Gasol, Cabezas, Berni Rodríguez, Germán Gabriel o Raül López publicaban sus emociones en 140 caracteres. Ni cada generación parecía ser la más gloriosa que hubiese salido de las entrañas del baloncesto español.

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Del grupo que Gigantes del Basket vestiría de buscadores de oro, y que se dejó el pelo dorado tras el Mundial de Lisboa, a una camada que, con calendario calcado a la suya (hay Europeo Sub18 este verano clasificatorio para el Mundial Sub19 del siguiente), rompe las barreras de la intimidad y hace públicas sus celebraciones por sus propios medios.



De la vida analógica a los juniors digitales, todo ha cambiado. Hasta el metal. Ya nada es lo mismo. Excepto el título, lo único que no sucumbe al paso del tiempo. Y lo único que les iguala.




El bloque

El grupo campeón presenta una procedencia inusualmente diversa. Los doce jugadores pertenecen a nueve equipos diferentes, ocho de los cuales disputan la Liga Endesa (Asefa Estudiantes, Caja Laboral, CAI Zaragoza, FC Barcelona Regal, FIATC Joventut, Mad-Croc Fuenlabrada, Real Madrid y Unicaja). Aunque, a lo largo del Torneo de Mannheim, la selección ha sido comandada por un núcleo duro de seis jugadores: tres interiores y tres exteriores, circunstancia que ha sido todavía más visible en los dos partidos televisados vía internet por la Federación Alemana, las semifinales ante Turquía y la final contra Serbia. Con seis jugadores rayando a buen nivel y un segundo sexteto más en segundo plano, Juan Antonio Orenga (que dispuso tan solo de una miniconcentración de dos días en Pinto antes de viajar a Alemania) tenía a su disposición un quinteto realmente competitivo en la categoría, tanto a nivel de talento como físicamente y en cuanto a altura, y del que pueden salir varios jugadores de élite.

Con este grupo de tres interiores y tres exteriores, España tenía potencial real tanto en la pintura como en el exterior, con tres jugadores intercambiables en sus funciones, como Josep Pérez, Javier Marín y Albert Homs, aunque con Pérez ejerciendo de base la mayor parte del tiempo. En el interior, Willy Hernangómez, Ilimane Diop y Sebastián Sáiz ponían una altura y unas posibilidades físicas que son especialmente infrecuentes en las selecciones inferiores españolas. Con tres exteriores con capacidad para desbordar en el 1x1 y cierta habilidad para la creación ofensiva, España trataba de empezar muchos de sus ataques a partir de ese desborde, ya fuese directamente en 1x1 o tras bloqueo. Sin embargo, existía equilibrio interior-exterior, con los hombres de pintura completando acciones o, especialmente Hernangómez, recibiendo para jugarse el balón en la pintura.


Josep Pérez
Base | 1.88 m. | Barça Regal | 21,6 min., 10,6 ptos., 2,6 as., 1,4 rob., 8,3 val.

En el exterior, Pérez ejercía de base y mariscal del equipo, especialmente en semifinales, donde una extraordinaria primera mitad (19 puntos, terminaría con 26) ante Turquía dejó ver parte de su idiosincrasia, la de un jugador que no pocos aciertan a calificar de “especial”. Aunque limitado por su físico (esa carencia de altura y potencia puede lastrarle en el juego en su paso a profesionales, tanto en ataque como, especialmente, en defensa), Josep Pérez destila talento. Es creativo y hasta genial, capaz de anotar desde el exterior con rachas espectaculares (aunque, en ocasiones, se pierda en ellas), de crear a partir del uno contra uno si el listón físico no es especialmente exigente y de crear jugadas para que sus compañeros simplemente se encarguen de dejar el balón en la red. Pero es su carácter, la gestualidad, la visible ascendencia sobre sus compañeros y la voluntad de agarrar los balones que encierran mayor responsabilidad lo que le convierte en un jugador especial. Bueno, eso y unos movimientos navarrescos: bombas, penetraciones lanzando escorado a una mano por encima de sus defensores, triples lejanos... y hasta el clásico gesto de celebración de Navarro. Tan visible que es uno de los primeros comentarios que espeta cualquiera que lo vea por primera vez.

© Lanzamiento navarresco de Josep Pérez (Foto DBB)

Javier Marín
Escolta | 1.93 m. | CAI Zaragoza | 21,9 min., 8,4 ptos., 3,4 reb., 3,3 as., 1,1 rob., 9,6 val.

Le acompañaba en la línea exterior Javier Marín, base en el que el CAI Zaragoza tiene depositadas muchas esperanzas de futuro, pero que ejercía de escolta ante la presencia del valenciano. Más alto, mejor dotado físicamente y más polivalente, Marín es más adaptable a la posición de dos que no el valenciano, pues no es tan dependiente del balón, sigue suponiendo una amenaza ofensiva y es capaz de rebotear y de defender a los escoltas rivales a buen nivel. Su polivalencia le convierte en un jugador increíblemente útil en una selección como esta, en la que por momentos también ha tomado responsabilidades ofensivas, incluso subiendo el balón y catalizando el juego ofensivo sin Pérez en pista. El aragonés lleva a cabo muchas cosas en pista a un nivel medio-alto, cometiendo pocos errores y con madurez en su juego, algo que, junto a sus posibilidades para competir físicamente y su sacrificio defensivo le puede abrir las puertas del profesionalismo incluso antes que a sus compañeros.

© Javier Marín cuajó una gran semifinal contra Turquía (Foto DBB)

Albert Homs
Alero | 2.00 m. | FIATC Joventut | 22,7 min., 9,6 ptos., 3,1 reb., 1,7 as., 0,9 rob., 6,9 val.

La tercera pieza perimetral era Albert Homs, el artífice de la victoria en la final, en la que anotó 18 puntos, tomando la responsabilidad antes y después del descanso, momentos en los que, bajo su liderazgo, España recuperó la ventaja y la amplió hasta una diferencia que aportaba tranquilidad. Tras vivir una temporada accidentada, en la que superó una mononucleosis, y tuvo una participación testimonial en el Europeo Sub18 (Josep Pérez sí que fue pieza del engranaje, mientras Javier Marín no pudo acudir por lesión), con Luis Guil como entrenador, Homs vuelve a recuperar la continuidad y el tono. Después de pasar parte de su formación en el Joventut actuando como base, Homs se establece en su último año de junior en la posición de 2-3, la que el club pretende que ocupe como profesional, siendo una suerte de Sergi Vidal, exterior alto y completo con dominio del balón y adaptable a diversas posiciones de perímetro. Por combinación de tamaño, movilidad y habilidades ofensivas y con el balón, Homs estaba llamado a ser un jugador determinante. Y, pese a que su evolución parecía un tanto estancada en el último año y medio, el paso hacia delante en la final supone una buena noticia. Especialmente porque, si bien siempre se había mostrado un jugador capaz –aunque uno o dos puntos por debajo de lo que su potencial parecía dejar entrever–, su mayor laguna parecía la del carácter competitivo y el despliegue completo de su talento para comandar un equipo hacia la victoria. Y, en la final, lo hizo, aunque no le acabaron incluyendo en el quinteto ideal del torneo, como sí hizo Josep Pérez.

© Albert Homs, larguísimo hacia el aro (Foto DBB)

Willy Hernangómez
Pívot | 2.08 m. | Real Madrid | 27,8 min., 13,5 ptos., 8,7 reb., 1 tapón, 15,4 val.

También entró en el quinteto el madridista Willy Hernangómez, nombrado mejor pívot del torneo. Hijo de padres baloncestistas (Guillermo Hernangómez debutó en ACB y su madre, Wonny Geuer, ganó el Eurobasket de Perugia con la selección española y la Copa de Europa con el Dorna Godella un año antes de dar a luz a Willy; además, su hermano, un año menor, también está en la órbita de las selecciones inferiores), cuenta con la altura y la planta necesaria para ocupar la posición de cinco. Oficialmente en 2.08, a cada gran cita ha ido mostrando un cuerpo cada vez más fortalecido y adaptado para bregarse en la pintura (y algún valioso centímetro de más). A un innegable instinto reboteador se le une un carácter combativo, por cada rebote ofensivo, por cada balón, por cada posición en la pintura y en cada defensa. Partiendo de esa base que ya asegura una elevada competitividad, Hernangómez no ha ido dejando de crecer paulatinamente. Habiendo añadiendo movimientos ofensivos a su juego, en Mannheim no ha sido extraño verle creándose sus propias canastas recibiendo cerca del aro, con algunos movimientos remontando la línea de fondo o reversos desarrollados con maestría. Además, en la final se destapó con varios pases en conexión con el otro interior y una lectura del juego que suman nuevos horizontes a un proyecto ilusionante.


Ilimane Diop
Pívot | 2.09 m. | Caja Laboral | 20,2 min., 8,7 ptos., 5,9 reb., 1,7 tapones, 13,1 val.

Hernangómez, el más utilizado por Orenga, estaba acompañado en la pintura por Ilimane Diop o Sebastián Sáiz. El primero, de origen senegalés (nacionalizado en edad cadete; puede jugar con la Selección Española sin ocupar plaza de nacionalizado), es el único jugador nacido en 1995 que ha viajado a Alemania. Bronce en el pasado Europeo Sub16 y miembro del quinteto ideal de ese campeonato, Diop añade un plus de competitividad a la generación del 94. Por suponer una pieza de altura más en un juego interior con el que España no sufre en la pintura como está acostumbrada, con interiores oversized. No muy lejos de los 2.10 y con una envergadura muy superior (la sitúan en ¡2.35!), el jugador baskonista es un gran intimidador, capaz de condicionar las penetraciones de los exteriores rivales, de rectificar tiros y de taponar (1,7 por partido). Eso le convierte en una pieza imprescindible en una categoría como esta y, como mínimo, en un especialista en el futuro. Pese a su escaso repertorio de movimientos con el balón en las manos, su aportación ofensiva no es desdeñable (quinto anotador de la plantilla), aunque se limita a situaciones ofensivas de finalización, movimientos básicos o rebotes ofensivos.


Sebastián Sáiz
Ala-pívot | 2.04 m. | Asefa Estudiantes | 20,1 min., 10,1 ptos., 7 reb., 13,4 val.

Si la envergadura de Diop es todo un factor, no es menos útil la del ala-pívot estudiantil Sebas Sáiz. Aunque más bajito que el africano (2.04) y con mayor movilidad, Sáiz muestra unas buenas condiciones atléticas para la práctica del baloncesto. Cuando aterrizó en el conjunto colegial en edad cadete era un proyecto físicamente dotado pero imberbe en el entendimiento y la ejecución del juego. En apenas dos años, ha evolucionado hasta convertirse en un elemento importante en una selección que, extrañamente, sí que tenía dos hombres interiores de nivel, como son Hernangómez y Diop. Sáiz sabe sacar partido de su atleticismo, movilidad y capacidad de salto, lo que junto a sus largos brazos le convierte en un peligro en el rebote (especialmente el ofensivo). Capaz de culminar mates dignos de Top ACB, es un buen socio para los exteriores desbordantes, por las ansias con la que conduce el balón hacia el aro, y por la añadidura de un tiro de media distancia con el que amplía su amenaza.

© Sebastián Sáiz, espectáculo hacia el aro (Foto DBB)

El futuro, descrito por Luis Guil

El técnico madrileño Luis Guil, conoce a fondo a esta generación, de la que fue seleccionador en edad cadete (cuarto puesto en el Europeo Sub16 de Montenegro). Además, ya como juniors, les dirigió el verano pasado en el Europeo de Polonia, siendo de primer año. Bajo sus órdenes, Albert Homs, Josep Pérez y Willy Hernangómez se colgaron la medalla de oro, al derrotar en la final a Serbia, en un equipo en el que la estrella (y MVP del campeonato) era Álex Abrines.

Y, en extensa conversación telefónica, acaba por mostrar el convencimiento de que casi media docena de jugadores acabarán alcanzando la élite. “Es una generación con mucho talento y, cuando hay talento, hay muchas posibilidades de que salgan muy buenos jugadores. Puede ser una camada de la que salgan bastantes jugadores que lleguen al nivel de Liga Endesa”. Y lo dice, más allá del talento que puedan acumular, por la evolución que están siguiendo varios o de ellos... o la que está por llegar.

Por un lado, “hay varios jugadores que empezaron a jugar tarde, y eso hace que su evolución sea más rápida que en otras generaciones, sobre todo en los hombres grande”, explica, poniendo los ejemplos de Edgar Vicedo, Sebas Sáiz y Willy Hernangómez: “Son tres jugadores que, cuando se disputó el Europeo Cadete hace dos años, apenas habían jugado un año en clubes de estructura profesional, como son Estudiantes y Madrid. Antes, habían practicado diferentes deportes. Son jugadores grandes, de los que no hay, que además están sufriendo una evolución muy grande”. Y, por el otro, considera que es una generación más tardía en su desarrollo físico que otras, por lo que su salto llegará cuando la naturaleza efectúe ese cambio (tanto en altura como en fortalecimiento).

© Luis Guil, manteado tras el título europeo sub18 (Foto FIBA Europe)

Entrando en nombres concretos, es claro al señalar que “Josep Pérez y Albert Homs tienen un talento por encima de la media, son jugadores de calidad de nivel europeo”, aunque coincide en apuntar al físico del base y a la necesidad de liderazgo de Homs como escollos a sortear. “Josep Pérez va a necesitar un periodo de adaptación por el tema físico que no sé cuánto va a tardar, pero tiene talento y seguro que va a llegar si sigue trabajando en esa línea, no tengo ninguna duda”. En cuanto a Homs, Guil considera que “debe dar ese paso delante en responsabilidad, pues tiene muchas cualidades tanto físicas como técnicas para poder triunfar”. “Ahora ha vuelto a coger el rol que asumió en el Europeo Cadete de Montenegro, que es el paso que debe dar: asumir que tiene que ser líder en la pista, tomar sus riesgos y responsabilidades, porque creo que tiene las capacidades para hacerlo”, explica sobre el escolta/alero del FIATC Joventut.

En cuanto a Javi Marín, se muestra rotundo, más que prácticamente en ningún otro nombre: “es un jugador con las características suficientes como para ser seguro un jugador de Liga Endesa. Tiene el físico, conoce el juego, tiene la cabeza y hace muchas cosas bien. Es el típico jugador que siempre suma”, dice, para acabar afirmando tajantemente que “Es un jugador de Liga Endesa de muchos años”.

Con Willy Hernangómez desprende ilusión. Incluso interrumpiendo la pregunta para reconocer, casi como con alivio: “Por fin un pívot español, pívot, pívot, un jugador de poste bajo... Hacía tiempo que no recuerdo un cinco, cinco, creo que desde Xavi Rey (7 años mayor), al que le viese un futuro claro de cinco en ACB”.

Y, más allá de ese cuarteto que ya estuvo a sus órdenes el pasado verano en la Sub18 (aunque Marín no participó en el Europeo por lesión), añade tres nombres: Sebas Sáiz, Edgar Vicedo, a los que ya había hecho referencia previamente durante la entrevista y “un nombre que no se ha nombrado tanto, como es el de Alberto Díaz, que es un jugador que también va a llegar a ser profesional del baloncesto. Da muchas cosas al juego, aunque es un jugador un poco tapado, más trabajador, que hace un trabajo más oscuro”.

La lista de futuros jugadores de élite que ve Luis Guil en esta camada es larga. Contando todas las generaciones nacidas en los 80 (Juniors de Oro aparte), la selección sub18 que cuenta con más jugadores esta temporada en Liga Endesa es la que disputó el Europeo en 2006, con Quino Colom, Xavi Rabaseda, Pere Tomàs, Víctor Claver, Richard Nguema, Pablo Aguilar y Javi Vega, aunque a algunos de ellos todavía no se les puede considerar jugadores asentados en la máxima competición española. La siguiente, la selección que fue 11ª en su Europeo de 2002 suma seis: con Rodrigo San Miguel, Rudy Fernández, Alex Urtasun, Txemi Urtasun, Fernando San Emeterio y Marc Gasol. Como mínimo, cuatro jugadores participantes en cada uno de los Europeos Junior disputados entre 2000 y 2007 juegan esta temporada en la Liga Endesa (o en la NBA).


12 campeones

Edgar Vicedo
Alero | 2.01 m. | Asefa Estudiantes | 17,1 min., 4,1 ptos., 3,9 reb., 6,6 val.

Alberto Díaz
Base | 1.85 m. | Unicaja | 13,9 min., 5,7 ptos., 2 reb., 1,4 as., 6,6 val.

Más allá de ese núcleo duro, merecen mención especial el jugador de Asefa Estudiantes Edgar Vicedo y el base de Unicaja Alberto Díaz. Incorporado tarde a la práctica del baloncesto –procedente del voleibol–, el alero colegial ha vivido una importante evolución en los últimos años. En Mannheim ha aportado refresco a la línea exterior, suponiendo una amenaza con su tiro exterior y contribuyendo en tareas reboteadoras desde sus dos metros.

Por su parte, Alberto Díaz ha sido el primer recambio de Josep Pérez, tomando el relevo como base creativo. Buen dominador de balón y pasador, en la semifinal y final mostró que, con él en pista, el equipo mantenía el nivel, y que era capaz de aportar ofensivamente desde su desparpajo con el balón en las manos y su acierto en los triples (4/5 en el campeonato).

© Alberto Díaz, segundo base del equipo (Foto DBB)

Oriol Paulí
Escolta | 1.93 m. | Barça Regal | 11,5 min., 2,4 ptos., 1,4 reb., 1,1 as., 1,4 val.

Sergi Hernández
Pívot | 2.02 m. | FIATC Joventut | 6 partidos, 10,9 min., 3,3 ptos., 3 reb., 5,3 val.

Adrián Chapela
Base | 1.92 m. | Estudiantes Lugo | 5 partidos, 8,7 min., 1,4 ptos., 0,8 val.

Santiago Villena
Alero | 1.95 m. | Mad-Croc Fuenlabrada | 4 partidos, 13,4 min., 5 ptos., 2,3 reb., 1,3 rob., 5,3 val.

De los cuatro jugadores restantes, el único que ha disputado todos los partidos ha sido el catalán Oriol Paulí. De evidente desarrollo tardío físico, el escolta del Barça Regal siempre ha dejado pequeñas dosis de clase y talento, aunque sin acabar de mostrar todo lo que se intuye de un jugador cuya proyección siempre ha parecido superior a su presente.

Sergio Hernández ha sido el cuarto interior de la selección. Aunque en el FIATC Joventut su trabajo bajo los aros le permite hacer grandes números, su falta de estatura y físico le limita para competir a nivel internacional.

Como tercer base, por detrás de Pérez y Díaz, la participación de Adrián Chapela ha sido prácticamente testimonial. Santiago Villena, por su parte, saltó a pista únicamente en cuatro de los siete partidos, aunque dispuso de más de 13 minutos, buscando el tiro exterior aunque sin excesivo acierto.

© Adrián Chapela (Foto DBB)

¿Habrá más?

Si bien la medalla de oro es incontestable, sí que es matizable su encuadre como generación superior, especialmente por el hype mediático que concede ser la primera generación en lograrlo el título desde los Juniors de Oro. Como Mundial oficioso, el Torneo de Mannheim no esconde diversos condicionantes a la hora de evaluar sus resultados: la clasificación no responde a méritos propios, por lo que no están todos los equipos, y las fechas impiden que lo disputen algunos jugadores que ya tienen minutos con sus equipos senior.

Así, no estuvieron presentes las que fueron medallistas de oro y plata cuando esta generación del 94 era cadete: Croacia y Lituania. Los croatas mezclan dos selecciones (1994 y 1995) campeonas cadete en su respectivo año, incluyendo a los probablemente dos mejores proyectos europeos de cada generación: Dario Saric y Mario Hezonja. También faltaba Brasil, campeona de Sudamericano Sub17 de 2011. Y, evidentemente, la plantilla que presentaba Estados Unidos estaba lejos de reunir a lo más granado del High School, especialmente si tenemos en cuenta que se disputaba entre dos fechas tan destacadas para los jóvenes de instituto como el Nike Hoop Summit y el Jordan Brand Classic.

Si bien por España la plantilla no acusaba ausencias especialmente destacadas, no todas las selecciones podían decir lo mismo. En Turquía –rival de España en semifinales– no estaba Kenan Sipahi, su base estrella, que ya disputó el Europeo Junior el verano pasado siendo cadete. De hecho, un día después de que sus compañeros se alzaran con el tercer puesto en Mannheim, Sipahi jugaba más de 25 minutos (anotando 12 puntos) en la liga turca, en la derrota de su Tofas frente al Besiktas. Por parte de la finalista Serbia, faltaban Vasilije Micic y Nikola Jankovic, dos de sus mejores jugadores del 1994.

Habida cuenta de su triunfo en Torneo Albert Schweitzer, el combinado español será uno de los favoritos para el próximo Europeo Sub18 que se disputará en Letonia y Lituania del 19 al 29 de julio, evento para el que no tiene todavía entrenador, pues Juan Antonio Orenga, el coach en Mannheim, acompañará en verano a Sergio Scariolo en el banquillo de la selección absoluta. Si Croacia y Lituania presentan sus equipos de gala y Turquía y Serbia se refuerzan con los jugadores faltantes, el talentoso quinteto español puede encontrar más piedras en el camino de las que ha hallado en la histórica cita alemana. Para empezar, en la primera fase se verá las caras con dos de los semifinalistas de Mannheim: Alemania y Serbia. Contra los teutones no se llegaron a enfrentar; a los serbios los derrotaron dos veces (incluida la final), además de la final del pasado Europeo Sub18. El grupo lo completa una Ucrania que el último verano fue 13ª, presentando una plantilla con siete jugadores de primer año.

© Los junior celebran el oro de Mannheim (Foto Federación Alemana de Baloncesto)