El Barça jugará la final de la Liga Endesa ante el Real Madrid después de arrollar al Unicaja en el Carpena (75-87) gracias a una exhibición defensiva y unos grandes porcentajes de ataque en el cuarto partido de la serie, donde se vio a un equipo malagueño enérgico, pero muy errático.
En eliminatorias de semifinales al mejor de cinco partidos, nadie había sido capaz de remontar un 2-1: de las 29 eliminatorias que han llegado a dicho resultado parcial de la serie, en todas ellas acabó clasificándose el equipo que partía con ventaja de campo, en este caso el Barça.
Dos triples seguidos de Tomas Satoransky y otros dos de David Kravish (8-8) sirvieron como fiel reflejo de la igualdad de un comienzo de partido más que frenético, con mucho acierto de los ataques y un ruido atronador desde la grada malagueña, llena hasta los topes.
Los visitantes se pusieron 10-18 a tres minutos del final del primer cuarto, primera brecha seria del Barça, que dominaba desde un baloncesto inteligente por fuera y fuerte por dentro, con James Nnaji protegiendo el aro.
El Unicaja vivió en el último tramo del primer acto una sequía que preocupó a su afición: cinco, seis, siete ataques consecutivos fallando sus tiros y cuando lo lograba, con un triple a tablero de Tyler Kalinoski, el Barça respondía con otro de Kyle Kuric (13-23).
Despertó el Unicaja en el segundo cuarto, que empezó con un triple de Brizuela, una técnica a Sarunas Jasikevicius y un tramo donde el corazón de los cajistas pesó más que la cabeza del Barça, que ya tenía a rebufo a su rival en un pestañeo (21-25).
Con Vesely, Kalinic y Mirotic en pista, el Barça se rehizo del rapapolvo y volvió al +10, siempre desde la base de una defensa sólida, con atención al rebote defensivo y sin olvidar el rendimiento sobresaliente de Satoransky en ataque.
La calidad del cuadro culé se hizo notar siempre que el Unicaja amagaba con remontar a través de un Tyson Carter con timón en mano; los de Jasikevicius, con más de un 60% en tiros de campo, mantuvieron distancias hacia el descanso (37-45).
En el tercer cuarto, como acostumbra en la serie, el Unicaja metió marcha, pero no terminaba de concretar con puntos sus rebotes defensivos o robos de balón; con 46-51, errar un triple y fallar una penetración a canasta dieron oxígeno al Barça.
Un triple en suspensión de Kuric hirió más todavía y devolvió el control de la situación al Barça (46-57, restando 4:41). Ibon Navarro pidió tiempo muerto porque el peor momento del Unicaja era una realidad.
Y no era por deméritos propios, sino por méritos del Barça, que estaba a un nivel de excelencia que explicaba el resultado. Defensa infranqueable, ataque demoledor: metió 28 puntos en el tercer cuarto frente a los 15 de los malagueños.
Así, fueron cayendo los puntos hacia el lado azulgrana, mientras que el Unicaja se ahogaba en su propia rabia, como la que demostró Jasikevicius con una decisión arbitral que lo mandó a vestuarios por recibir su segunda técnica.
Al Unicaja tan solo le quedó maquillar el resultado en el último cuarto ante una distancia que llegó a ser de 24 puntos; la contundencia del Barça fue determinante para meterse en otra final de Liga Endesa.
Habrá duelo clásico por el título de la Liga ACB entre Real Madrid y Barça, después de que ambos superaran a sus rivales, Joventut de Badalona y Unicaja de Málaga, por un global de 3-1.
75- Unicaja (13+24+15+23): Perry (15), Brizuela (6), Ejim (0), Barreiro (6), Kravish (14) -quinteto inicial- Sima (2), Djedovic (2), Carter (9), Thomas (4), Kalinoski (15), Osetkowski (2).
87- Barça (23+22+28+14): Satoransky (12), Laprovittola (6), Abrines (11), Mirotic (14), Vesely (8) -quinteto inicial-. Da Silva (7), Paulí (2), Sanli (2), Kalinic (8), Kuric (10), Jokubaitis (0), Nnaji (7).
Árbitros: Juan Carlos García González, Carlos Cortés y Sergio Manuel. Expulsaron al entrenador del Barça, Saras Jasikevicius, con dos técnicas.
Incidencias: Cuarto partido de la eliminatoria de semifinal de Liga Endesa, disputado en el Pabellón José María Martín Carpena ante 10.602 espectadores (lleno).