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Un terremoto en la NBA (y II)

El 2002 comenzará con la decimocuarta jornada de la Liga ACB, los regalos de Reyes, el roscón (al que le toque la sorpresa, se va a la LEB. Que conste) y, sobre todo, con una nueva visita de Magic Johnson a nuestro país. En el sucinto perfil que les ofrecíamos hace poco, recordarán, le dejábamos a las puertas de la NBA. ¡¡¡Pues ahora toca lo mejor!!!

Larry Bird penetra ante Magic Johnson. Fue el gran duelo de la década de los 80
© Larry Bird penetra ante Magic Johnson. Fue el gran duelo de la década de los 80
  

'Mira, chico: no podemos llevar este ritmo de intensidad durante toda la temporada. Nos quedan 81 partidos y, si seguimos así, no llegaremos al Día de Acción de Gracias' . Kareem Abdul-Jabbar no entendía que su novato compañero lo abrazara de semejante manera, por mucho que hubiese anotado, sobre la bocina, la canasta firmante de la victoria de los Lakers sobre los Clippers -por entonces, afincados en San Diego- en el partido inaugural de la NBA'79-80.

Sin duda, algo así era lo que se echaba en falta allá en Los Angeles, ocho años sin ganar el título, y cuyo periódico de mayor tirada se atrevía a escribir, sólo unos meses atrás, las siguientes palabras sobre el conjunto amarillo: ¿Hemos visto rostros más felices entre los mozos de funerarias que llevan a hombros un ataúd' . 'Podía cambiar esto un veinteañero, por mucha primera elección del 'draft' que fuese?

Los 115.1 puntos promediados en la formidable marca de 60-22 invitaban al optimismo, si bien el premio de 'Rookie del año' acabó en las manos de un Larry Bird que, sin embargo, no podía evitar que los Sixers se plantasen en la finalísima de la competición, en calidad de campeones de la Conferencia Este. Por el otro lado del cuadro aparecieron los Lakers, que serían liderados por su 'center' hasta el quinto encuentro de una mítica serie (en el cuarto partido se produjo aquella canasta a aro pasado, con la mano derecha, de Julius Erving, presente en todos los vídeos de la época) que se marchaba rumbo al Spectrum de Philadelphia con un marcador de 3 a 2, pero sin Jabbar, lesionado. Imaginen la dirección de las posteriores apuestas.

Sin embargo, nadie sabía que el asiento que Kareem ocupaba en el avión iba a ser profanado por un joven que, sin dejar de sonreír, proclamaba a sus compañeros: 'Never fear. E. J. is here!' , algo así como 'no hay miedos. ¡E. J. Está aquí!' El resto lo habrán leído por ahí: 'Magic' jugó de pívot, perdió el salto, pero ganó el título (su primer anillo), el 'MVP' y la admiración del planeta con sus 42 puntos (14 de 14 en tiros libres), 15 rebotes y 7 asistencias que enterraron a los de Billy Cunningham (107-123), hicieron que Kareem saltara de alegría en su patio de Bel-Air y motivó aquella acertada sentencia del periodista Brent Musburger: 'Jugó de base, alero, pívot... Y seguro que, al terminar el encuentro, ayudó a guardar los uniformes' .

Los otros cuatro'

Tras una temporada que le enseñó a sufrir -se lesionó la rodilla en noviembre y no pudo reaparecer hasta unos Playoffs en los que Rockets le hicieron morder el polvo, para terminar perdiendo ante los Celtics-, la campaña 81-82 comenzó con un enfrentamiento con el técnico Paul Westhead ( 'o él, o yo' , llegó a plantear a la directiva angelina), a quien acusaba de no permitir desarrollar todo el talento ofensivo que este equipo llevaba dentro (curiosamente, luego dicho entrenador convertiría a los Nuggetts en el equipo más atacante de la historia de la Liga). En fin, que el pulso lo ganó la estrella y, a la postre, su amigo Pat Riley, todavía por debajo de los cuarenta años y sin haber empezado a acuñar la ya famosa frase de la 'ética de trabajo' . Junto al engominado sustituto llegaba otro entorchado, con 'Magic' '13 puntos, 13 rebotes, 13 asistencias' y de amarillo. Toma superstición'-, nuevamente, de 'MVP'.

Sin embargo, aquella NBA era pura alternancia: el título del 83 (otra primera selección de 'draft' de los Lakers, James Worthy, se rompía la pierna a comienzos de la postemporada) se fue a Pennsylvania y del 84 a Massachussetts, siempre con los californianos de subcampeones. Especialmente dolorosa resultaría esta última derrota, fraguada por dos errores de 'Magic' en los lanzamientos libres cuando su equipo todavía dominaba la serie por 2 a 1. Así, mientras McHale se burlaba ( 'ahora es, más bien, 'Tragic' Johnson' ), Bird le tendía una mano: 'Es cierto que te sientes mal viéndole triste y derrotado, pero estoy seguro de que el año que viene volverá con más ganas que nunca' .

Dicho y hecho. Doce meses después (Kareem Abdul-Jabbar había superado ya los 31.420 puntos de Wilt Chamberlain), el cetro salía del Boston Garden, a donde regresaba en el ejercicio siguiente gracias, en parte, a las 'Torres Gemelas' de Houston (Akeem, por entonces sin 'h', Olajuwon y Ralph Sampson), verdugos de los Lakers y primeros causantes de la metaformosis de este baloncestista total.

'El jugador menos egoísta de todos los tiempos se volvió acaparador. Yo se lo pedí' . Pat Riley, con su hombre grande en la cuarentena de la edad, moldeaba sobre su estrella un cambio de juego que se transformaría en varios records (cuatro 'triples-dobles' consecutivos, un comienzo de partido por 29 a 0 -ante los Kings-, adiós racha de imbatibilidad de 48 encuentros que poseía el Boston Garden...), coronados por el máximo trofeo que acompaña a la pancarta de 'Back where it belongs' ( 'vuelve a donde pertenece' ), pintada días después de aquel famoso y decisivo gancho 'bautizado desde entonces como el 'baby-hook'-, encendedor de nuevas loas: 'Definitivamente, es el mejor. Es increíble lo que ha hecho. No sé qué decir' (Larry Bird).

Ni el rubio de West Baden (Indiana), ni los pujantes Pistons (¿sabían cómo llamaban a su 'cinco' los de 'The Washington Post'? Así: 'Bill-se-rá-te-rri-ble-men-te-in-con-ve-nien-te-si-te-me-to-el-pu-ño-en-los-ri-ño-nes-en-es-ta-lu-cha-por-el-ba-lón-Laim-beer' ¡¡¡Impresionante!!!), ni el creciente anotador apellidado Jordan, podían con unos 'Lakers Express' que acababan con el mito, en vigor desde los Celtics del 69, de la imposibilidad de repetir campeonato. Aquel era el quinto anillo de un 'Magic' que todavía tuvo tiempo para ceder, personalmente, el testigo de la NBA a dos amigos, Isiah Thomas y Michael Jordan, en otras dos finales que nos hicieron llorar.

Como sus dos posteriores reapariciones (siempre con los Lakers), el desengaño como entrenador ( ¿en mis tiempos, si un jugador llegaba tarde a un entrenamiento, los otros once iban a recordárselo hasta que no se volviera a repetir. Si uno tenía un hijo, todos nos sentíamos padres. Hoy en día, pones una multa y nadie se inmuta. Todo es yo-yo-yo' No es mi estilo y, por eso, me niego a ser partícipe de una cara del baloncesto que nunca me ha gustado' ), la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 (lecciones para las posteriores versiones de 'equipos de ensueño'), el valiente anuncio de su enfermedad (aquel maldito 7 de noviembre de 1991...) o sus once presencias en los All-Star (primer novato titular y dos galardones de 'MVP'). Por cierto, 'se acuerdan de la última?

' Quedan catorce segundos. 'Magic' Johnson, defendido por Isiah Thomas, no logra penetrar, así que da un paso atrás para lanzar un triple, en completo desequilibrio, que vuela con ese dedo índice levantado que pone en pie al público de Orlando. ¡¡¡Canasta!!! El héroe vuelve para defender, pero ya no hizo falta porque los otros nueve protagonistas habían dado por terminado el partido, incluido Chris Mullin, autor de este atinado colofón: 'Ha sido como el final de un cuento de hadas' . Lo dicho, pura magia.

Mateovic
ACB.COM