Pau 2001: Odisea hasta el espacio
Pau, el de la Copa. Pau, el de los anillos. Pau, el de los sueños. Gasol podría por sí mismo protagonizar un Top10 de la década, con todos esos momentos que construyó de la nada, con ese guión dorado que escribió sobre la marcha con deliciosa caligrafía, para disfrute de los que alguna vez se atrevieron a soñar. Antes de ponerse de moda al otro lado del charco, de los títulos NBA, del traspaso a los Lakers, de los All-Stars, de los galardones individuales, de su estreno en Playoffs, del in-your-face a Garnett y de su propio desembarco en la mejor liga del mundo, amén de todo lo realizado con el combinado nacional, el de Sant Boi vivió un 2001 frenético, que le llevó de comenzar el nuevo milenio en el hospital a causar un boom absoluto. ¿Momentos? Aquella jugada en la final de la Copa 2001, haciendo de base en un prodigio de técnica y talento. O ese triple para romper el partido. O su MVP. Su dominio, su explosión, su Playoff, su doblete, sus hipótesis, su draft, su camino. Todo empezó ahí.
Éxtasis en Sant Jordi: Aroma a Triple Corona
Siete años antes de que Ricky Rubio se subiera en los hombros de Fran Vázquez en el banquillo, justo antes de proclamarse por segunda vez campeón de Europa, un grupo excelso de jugadores abrieron el camino y rompieron un maleficio que, por prolongado, parecía un callejón sin salida. Referente en España y grande allende los Pirineos, el Barça necesitaba saciar su hambre, su obsesión europea. Y lo pudo hacer en casa, en un Sant Jordi repleto, locura azul y grana, frente a una Benetton que asistió impotente a un momento histórico que mucho antes los Epi, Solozábal o Aíto habían soñado con vivir. Nacho Rodríguez anotaba dos tiros libres y abandonaba la cancha en olor de multitud, abrazándose con Dueñas. Segundos más tarde, Bodiroga agarraba el balón, con tiempo aún por jugar, y jamás ya lo soltaría, haciéndole gestos a una afición que soñaba despierta, saboreando la dulzura del edén continental. Más tarde llegaría Jasikevicius, acompañado por los Navarro y Fucka, para completar la Triple Corona ganándole la ACB al Pamesa, si bien aquellas escenas de éxtasis colectivo en Sant Jordi quedan como el mejor reflejo de un equipo histórico que alimentó una década única para el conjunto barcelonista.

Herreros y el minuto imposible
Como en esas películas con aroma hollywoodiense en las que aceptas un epílogo rebuscado porque es parte del juego, como ese final que todo niño imagina algún día para vestirse de héroe, El final de la final, valga más que nunca la redundancia, más increíble que jamás se vio en una cancha española, proclamó campeón al Real Madrid en un partido que perdía por 8 a falta de 40 segundos. Un triple de Gelabale, un fallo precipitado de Scola, una canasta de Hamilton, una pérdida repentina, un tiro libre de Sonko y otro balón regalado en el saque precedieron a un instante que se congeló en el tiempo. El triple más simbólico de la década, el último en la trayectoria de un Herreros que salió in extremis para cambiar el signo de una liga y el color de una carrera. Poulidor se vestía de Anquetil mientras el balón entraba, desterrando por siempre la palabra gafe y coloreando con épica el título blanco para impotencia de unos baskonistas que, tras cinco partidos y 200 minutos de fantasía no se merecían, ganasen o perdiesen, un guión tan cruel, un minuto tan imposible. El tiempo, las gestas y un tal San Emeterio acabarían curando la herida.
81 motivos para gritar en el Staples Center
Érase una vez un hombre que no quería perder. La noche del 26 de enero de 2006 en el Staples Center parecía una más hasta que Kobe Bryant apareció con más fuerza que nunca para romper la rutina. Avisó con 26 puntos en la primera mitad, reservando lo mejor para después del descanso, donde firmó una de las exhibiciones más salvajes de todos los tiempos. Los Raptors ganaban de 20 y él se propuso remontar, sin más ayuda que su inspiración. Un par de triples para calentar la muñeca, una penetración por aquí, un robo por allá, mate, unos tiros libres, lanzamiento en suspensión y vuelta a empezar. El público se puso en pie cuando llegó a los 51 ¡y aún le quedaban 30! Nuevamente, el respetable se levantó cuando Kobe le dio la vuelta al partido y cuando alcanzó los 70. En realidad, no merecía la pena sentarse más. Cuando llegó, desde la línea de la personal, a los 81 puntos (28/46, incluyendo 7 triples, además de 17 tiros libres), la segunda mejor marca en la NBA por detrás de los míticos 100 de Chamberlain, al público no le quedaba voz. Entre los aficionados mismos se chocaban, se frotaban los ojos, se abrazaban, lloraban más aún cuando fue cambiado por Phil Jackson a falta de cuatro segundos para el final. Su leyenda había aumentado.
Garbajosa entierra el triple de Ansley
No fue tan agónico como lo de Herreros, mas el último de los 213 triples que Jorge Garbajosa encestó con la elástica del Unicaja valió una liga. Tuvo que ser él, el que más había creído en la remontada en un encuentro con claro sabor baskonista que hacía presagiar un cuarto choque en la final por el título, el que lo convirtiera. El factor diferencial, el referente, el ídolo, el que cambió el rumbo de un club que con él se quitó complejos y miedos históricos para cruzar la línea que separa a los aspirantes de los campeones. Con fe en la victoria, puso las bases con puntos esenciales cuando el balón más quemaba y dio la puntilla con un triple, defendido por Kornel David y tras pase de Berni Rodríguez, aquel que Ansley no pudo anotar 11 años antes. Málaga entera celebró con esa rabia el triple, susurró a continuación sus palabras mágicas en dos tiros libres que sentenciaron la final y miraron al cielo, en señal de alegría y de desahogo, cuando sonó la bocina final. Con el balón en sus brazos, cómo no, la liga había sido suya

España, en la cima del mundo
Hay acontecimientos que no sólo te marcan sino que te hacen recordar todo lo que viviste aquel día. Golpes de estado, guerras, atentados por desgracia, el listado de fechas históricas se escribe en clave de luto. Las excepciones se relatan precipitadamente y entre sonrisas. ¿Dónde estabas tú el 3 de septiembre de 2006? Los amantes al baloncesto quizá recuerden más su propio contexto que el propio partido, un paseo de España con más exhibición que emoción. El momento álgido llegó un día antes, con ese infinito triple de Nocioni que detuvo el mundo durante décimas. Jamás besaría la red, por fortuna para un Pau Gasol que lloraba por la alegría del triunfo y la tristeza de su lesión. Otras lágrimas contenidas, las de Pepu Hernández con el himno sonando por el campeón, horas después de perder a su padre, permanecerán tan imborrables para la historia como los rebotes imposibles de Jiménez, los puntos de Navarro o el enésimo triple de Garbajosa aquel histórico día en el que todos nos sentimos los reyes del mundo.
El mate de Rudy en una final de ensueño
El tiempo es ese juez que ni siquiera conoce el concepto de justicia. Quizá, con los años, cuando los hijos de Gasol o Navarro crucen sus caminos en una cancha, se vea la época dorada del baloncesto español de una manera puramente resultadista. Y un oro siempre pesa más que una plata. Pero mientras vivan aquellos testigos de uno de los regalos más generosos que el baloncesto pudo regalar jamás a sus amantes, la final perdida en Pekín no podrá tener nunca sabor amargo. Al contrario. En un encuentro con olor a videoteca desde su arranque, con momentos únicos y antológicos, Estados Unidos practicó su mejor basket en años y, ni así, pudo respirar tranquilo frente a unos rivales dispuestos a transformar una final en la batalla de todos los tiempos. En la orgía de recuerdos, reina el mate de Rudy Fernández en la cara de Dwight Howard, que volvía a meter en el partido a España. No se remontó pero a veces la historia, incluso la olvidadiza historia, le guarda un hueco a los caídos. Ganarse el respeto del mundo entero fue otra forma de abrazarse al oro.
El partido interminable del Nou Congost
Cuando historia y épica se dan la mano pasan cosas como las vividas en Manresa el 22 de marzo del 2009, en el que se vio el partido con más puntos en los últimos 15 años y tercero en la historia de la ACB: 122-117 en un choque con hasta 4 prórrogas en la que se batieron todo tipo de récords. Desde aquel de tiempo extras al de tiros libres anotados (55 los manresanos) y puntos para los locales, pasando por estadísticas tan llamativas como los 101 rebotes entre ambos equipos o los 51 minutos de Fran Vázquez en un partidazo de Guille Rubio. Los instantes de épica de los jugadores estirando y rotos por los calambres entre la tercera y la cuarta prórroga, sólo superada por la emoción de la ovación final, mientras el speaker decía de fondo que el choque había durado tres horas y ocho minutos. Sólo algo así pudo robarle protagonismo al 109-107 de un Girona-CAI decidido con triple in extremis de Myers, al 104-115 del Unicaja en el Palau o a la bellísima final copera 2009, con victoria del TAU frente al propio Unicaja por 100-98.

Polonia 2009: El Mate y la onomatopeya
Un oro que quizá sea bronce en un hipotético ranking de los aficionados en cuanto a momentos épicos con la Selección, por detrás del éxito en Japón y del legendario encuentro en la final olímpica. Clima enrarecido para un equipo que por fin pareció humano y, como tal, tuvo sus debilidades, sus errores y sus polémicas durante el campeonato. Dos imágenes destacan por encima del resto de simbolismos. El primero, un mate -'El Mate- cargado de rabia de Pau Gasol cuando el abismo asomaba contra Lituania que contagió al equipo hasta el punto de responder con un parcial de 23-0. A partir de ese momento, el equipo fue otro durante el torneo, arrasando al resto de rivales hasta el definitivo oro. El otro, los tres últimos segundos del segundo periodo en la finalísima contra Serbia en los que, tras una exhibición suprema, Garbajosa pasó de un lado a otro de la pista a Pau, que anotó sobre la bocina para poner el 52-29. Si el resultado no era lo suficientemente claro, esa jugada dejó sentenciada la final aún con dos cuartos por jugar. De Katowice a Finisterra, el grito fue unísono: ¡Wow!
San Emeterio incendia la liga
Ejercía de campeón liguero. En aquel curso, había ganado la Supercopa, la Copa del Rey y la Euroliga. Sus encuentros eran sinónimo de show, de repaso, de impotencia en los rivales, superioridad insultante en las finales incluida. Hasta aquella serie frente el Caja Laboral, el Regal Barça era el mejor sin discusión y la duda residía en ver hasta dónde podrían aguantar los baskonistas el ritmo blaugrana. Pronósticos a la basura, teorías al viento, expertos al paro. El cuadro vitoriano, en una de las sorpresas más enormes en más de un cuarto de siglo ACB, saldó con un 0-2 su doble visita al Palau. En el tercero, ya en la prórroga, los barcelonistas ganaban de dos cuando San Emeterio subía el balón en busca de la gloria. Basile se pega, receloso del triple, y Fernando decide penetrar, sortea el salto de Morris, que le hace falta, y aún puede lanzar a aro pasado. El balón entra, el Buesa Arena arde pero calla de inmediato ante el tiro libre, cuyo acierto da luz verde, ahora sí, a la locura colectiva. San M acababa de vestir a su equipo de campeón.





- La épica de la Selección Femenina Española. Amaya Valdemoro guió el pasado 1 de octubre, con 28 puntos, la heroica remontada en semifinales contra Francia, que acabó valiendo bronce en el Mundial, a sumar a cuatro bronces y una plata conseguidos en el Eurobasket en esta última década, muy completa y meritoria.
- El papel de las Españolas en Euroliga. Ros Casares, subcampeón en 2007 y 2010, mientras que Perfumerías Avenida también se quedó a un paso de la gloria en 2009. Hicieron historia.
- El mate de Lisa Leslie. El 12 de julio de 2002, se convirtió en la primera mujer capaz de realizar un mate en la WNBA.
- Asalto español a la NBA. No sólo fue la década de Pau. Debutó Raül López, lastrado por las lesiones. Se atrevió con buenos resultados Calderón, Garbajosa dio la talla en ataque y defensa hasta su lesión, Sergio Rodríguez se limitó a destellos, sin demasiado tiempo de juego; Navarro no desentonó en anotación, aunque volvió tras la llamada de su Barça; Rudy, que pasó de encandilar en la Copa 2004 a dominar la ACB y a destacar en la NBA (con récord de triples incluidos y participación en el concurso de mates), remonta el vuelo tras sus horas bajas, mientras que Marc Gasol es uno de los center mejor valorados y con mayor potencial de la liga.
- Los últimos tiros de Jordan. Michael abandonó temporalmente su puesto de Presidente de Operaciones de los Wizards para volver a las pistas tras sentirse cómodo al entrenar en verano y, el 25 de septiembre de 2001, anunció su regreso, rozando los 23 puntos por choque durante su primer año y superando los 40 puntos con 40 años. En su segunda campaña, su despedida le llevó a ganarse homenaje tras homenaje en cada cancha. El último, en Philadelphia, un 16 de abril de 2003, donde se retiró a falta de 1:44 para llevarse una ovación que duró casi 200 segundos. ¡Hasta siempre, Michael!
- Infalible Horry. En una de las series más bonitas de la década, Horry anotó un triple clave sobre la bocina para que sus Lakers rematasen a los Kings en el cuarto partido de la final de Oeste a los Kings. Tres años más tarde, haría exactamente lo mismo, ahora como jugador de los Spurs, en la final de la NBA contra Detroit Pistons.
- Adiós a la pareja Kobe-Shaq. Una de las parejas más decisivas, si no la que más, de la historia del basket, se separó en 2004 tras tres títulos seguidos en equipo
- McGrady, imparable. Tracy fue capaz de sumar 13 puntos, con cuatro triples uno de ellos, con adicional-, para remontar un partido imposible contra los Spurs en diciembre de 2004.
- Fisher eclipsa a Duncan. En el 5º encuentro de las semis de conferencia de 2004 entre Lakers y Spurs, Duncan tres anillos en esta década- consiguió un canastón para darle la victoria a su equipo a falta de 0,4 segundos hasta que tras el tiempo muerto apareció Fisher de la nada para armar el brazo en centésimas y pintar, con su canasta, el partido de amarillo.
- Superman Howard. No se ha visto en esta década nada como el concurso de mates del 2000, aunque para el recuerdo queda ver a Dwight Howard volando como Superman en el concurso de 2008.
- La magia del Celtics-Bulls. El cruce en la primera ronda del Playoff 2009 entre dos clásicos trajo consigo siete choques maravillosos, con prórrogas, épica y un final apoteósico con duelo entre Rose (36) y Allen (51). Ganó Boston.
- Remontada increíble de Illinois. Con Deron Williams en estado de gracia, superó 15 puntos de desventaja en 4 minutos para remontar a Arizona y clasificarse para la Final Four en uno de los finales más eléctricos de la historia de la NCAA, en 2005. Todo un clásico ya.
- Milagro Chalmers. Un triple final de Mario permitió que Kansas forzase la prórroga en la final universitaria de 2008 contra Memphis, venciendo a la postre en el tiempo extra, motivados tras uno de los buzzer-beaters más importantes del baloncesto universitario.
- El partido de las 6 prórrogas. Un Syracuse 127-Connecticut 117 de 2009 hizo historia, con 6 prórrogas y 3 horas y 45 minutos de duración.
- Peleas y más peleas. De la batalla campal en Detroit (2004) a los sillazos del pasado verano durante el Grecia-Serbia


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