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Georgia: Talento oculto

Aunque Georgia no ha sido nunca una potencia en el panorama internacional, tiene a dos jugadores en la NBA (Stepania y Tsakalidis). A raíz del éxito de estos dos jugadores, los clubes del Viejo Continente han descubierto un auténtico filón en la ex república soviética. Malo de Molina nos acerca al fenómeno del basket georgiano, de donde comienzan a salir jugadores con un futuro extraordinario como Pachulia (Ulker), Tsikitishvili (Benetton) o Ugrekhelidze (Slovan)

Stepania defendiendo a Jordan en un partido de la NBA de esta temporada (Efe)
© Stepania defendiendo a Jordan en un partido de la NBA de esta temporada (Efe)
  

Redacción, 14 Feb. 2002.- Georgia no es una potencia mundial, no tiene clubes de alto nivel ni una selección capaz siquiera de pelear por un puesto en un Eurobasket. Además, la situación geográfica de Georgia, unido a su poco poderío económico, hacen de la ex república soviética un lugar poco agradable para el baloncesto.

Sin embargo, Georgia se está convirtiendo en los últimos años en una gran cantera, en un auténtico filón para los clubes que han sabido aprovechar el hecho de que el 'gran ojo' de scouters y agentes no estuviese pendiente de un país que vivía hasta hace poco en la más pura clandestinidad baloncestística.

El 'efecto Georgia' comenzó en 1996. Entonces, el Olimpia Liubliana fichó a un espigado jugador georgiano de 20 años y 2,12 metros, al que rápidamente incorporó al primer equipo. Se trataba de Vladimir Stepania, que actualmente tiene un contrato garantizado con Miami Heat, en la NBA, competición en la que acumula ya tres años de experiencia.

No es el único jugador de este país en la mejor liga del mundo, ya que Iakovos Tsakalidis, cuyo apellido original era Tsakalov antes de nacionalizarse griego, también juega en la NBA. El pívot de 2,18 fue primera ronda del draft del 2000 y actualmente forma parte de los Phoenix Suns. Anteriormente, dio el salto a Europa en 1997, a los 18 años, fichando por el AEK Atenas, donde creció deportivamente.

Sin embargo, el éxito de Stepania y Tsakalidis, extraordinario para un país como Georgia, no es más que la punta del iceberg. Y es que en pocos años el número de georgianos en la NBA podría multiplicarse, pues basta ver los talentos que están llegando a Europa para darse cuenta de las verdaderas posibilidades de los jugadores de este marginado país.

Un perfecto ejemplo de esta llegada masiva de talentos de la ex república soviética es Nickoloz Tsikitishvili, jugador de extraordinario futuro que acaba de fichar por el Benetton Treviso. El equipo transalpino, de primer nivel europeo, le ha incorporado ya a su primera plantilla pese a que el ala-pívot, de 2,10 metros, sólo tiene 18 años. Con su fichaje, toda Europa ha coincidido en que el Benetton se ha hecho con una auténtica perla.

Tsikitishvili llegó a Europa por la misma senda que muchos compatriotas: Eslovenia. Tras el éxito de la 'operación Stepania', el modesto KD Slovan decidió explotar el mercado georgiano. Así, en 1999 llegaron al conjunto esloveno Tsikitishvili y David Ugrekhelidze, pívot de 2,08 y 18 años que también ha llamado la atención de los grandes equipos europeos.

No contentos con el éxito de estas incorporaciones, el Slovan volvió a la carga en la temporada 2000-01, fichando a Konstantin Tugushi, escolta de 17 años y 1,94 que había asombrado en categorías inferiores, y a Vladimir Boisa, ala-pívot de 2,06 y 20 años que había desembarcado en Eslovenia un año antes (en el Postonja) y que actualmente juega en el potente Olimpia Liubliana.

Otro destino de los jugadores georgianos es Turquía. Allí llegó hace ya unos años el ala-pívot del Fenerbahçe Zaza Eladze, jugador que ha adquirido nacionalidad turca, adquiriendo el apellido de Enden. Y allí juega también Zaur Pachulia, posiblemente el jugador más prometedor de la nueva camada georgiana. Se trata de un pívot de 2,12 y 17 años que, pese a su corta edad, ya se ha hecho un hueco en la rotación del Ulker, campeón turco y equipo de cierto nivel europeo. Pachulia lleva ya 4 años en Turquía, pues firmó por el Ulker en 1998, a la edad de 14 años, incorporándose en el 2000 al primer equipo.

Vakhtang Natsvlishvili es, probablemente, el jugador georgiano más trotamundos. Comenzó su carrera internacional en Bulgaria a los 20 años (1996), y desde entonces ha jugado en Portugal, Turquía, Israel... y España. El pívot georgiano llegó a jugar unos partidos en Los Barrios, en la Liga LEB, en la temporada 1998-99. Actualmente juega en el Oliveirense portugués y es el segundo jugador más valorado de la competición del país vecino.

La fuente de talentos de Georgia no está, ni mucho menos agotada. El Europeo Cadete celebrado en Letonia el pasado verano presentó varios nombres interesantes que, si bien todavía no han salido de su país, en los próximos años probablemente lo hagan. Manuchar Markaishvili, por ejemplo, fue el segundo máximo anotador del evento pese a ser un año inferior a sus rivales, mientras que George Markvashvili, mejor pasador del campeonato, ya ha debutado con la selección sénior a sus 16 años. Otro jugador a tener en cuenta es el pívot Mdivani, alto y móvil para ser todavía un júnior de primer año.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y menos en Georgia. Hay serias dudas sobre la realidad de las edades de estas promesas, que en opinión de muchos expertos tienen, en algunos casos, dos o tres años más de los que indica su pasaporte. Así, cada vez que tiene lugar un campeonato de categorías inferiores, se suceden las protestas por la edad de los jugadores georgianos, visiblemente más desarrollados que sus rivales.

Un claro ejemplo de las dudas sobre la edad de los jugadores georgianos fue lo ocurrido con Iakovos Tsakalidis, de quien mucha gente asegura que su verdadero año de nacimiento es 1977 y no 1979, como así asegura él. Esto dio lugar a una agria polémica, ya que el jugador fue drafteado en el 2000, y de haberse confirmado que su verdadera edad era por entonces 23 años, la elección realizada por los Phoenix Suns hubiera sido ilegal.

Pablo Malo de Molina
ACB.COM